El coronavirus llegó a Uruguay el viernes 13 de marzo. El gobierno no decretó cuarentena obligatoria pero desde el primer caso pide a la población que se quede en sus casas, que salga lo menos posible y que trabaje de manera remota.
A partir de ese día se generaron algunas rutinas nuevas entre quienes tenemos el privilegio de poder quedarnos en casa. Una de ellas es esperar a la tardecita para mirar las conferencias de prensa diarias que da el gobierno actualizando la información sobre el Covid – 19.
Cuando estaba por terminar la conferencia del lunes 23 la periodista Natalia Brun de TV Ciudad le pidió al presidente Luis Lacalle Pou una última pregunta: ¿qué está haciendo el gobierno respecto a la violencia de género y los femicidios en este contexto de encierro?
La respuesta: “En el día de ayer la vicepresidente Beatriz Argimón se comunicó conmigo, estuvo en contacto con Mónica Bottero y con un grupo importante de técnicos que trabajan en el tema. Lamentablemente, como un efecto colateral obviamente muy grave, a veces este confinamiento y este aislamiento trae como consecuencia ese tipo de acciones”.
De los cuatro femicidios que hubo en marzo, tres fueron antes de la llegada del coronavirus a Uruguay y uno fue un día después.
“Hablar de las mujeres como un daño colateral es gravísimo y nos deja desprotegidas a todas. Necesitamos un gobierno y un presidente que tenga claro que la violencia basada en género es un problema estructural y que esta emergencia sanitaria aumenta los niveles de riesgo de muchas mujeres uruguayas que tienen que estar aisladas en sus hogares, conviviendo con los agresores”, dice Andrea Tuana, activista en Derechos Humanos de mujeres, niñas, niños, adolescentes y personas trans.
La violencia de género no es una consecuencia del aislamiento social.
“Lo que sabemos con seguridad es que en casos de emergencia como estos hay un aumento de los riesgos porque las víctimas están encerradas con su perpetrador, con restricciones de movilidad, aisladas de sus redes de apoyo y con imposibilidades de poder hacer llamadas al 08004141 o hacer una denuncia. Son factores de riesgo adicionales”, agrega Magdalena Furtado, representante de ONU Mujeres Uruguay.
“Como feminista yo tengo esperanza. Hace muchos años que venimos dando esta lucha y esto no es una cuestión de este gobierno. Tabaré Vázquez hace unos años no mandó a preocuparnos más por el tabaquismo que por la violencia de género. Desde la Red Uruguaya contra la Violencia Doméstica y Sexual presentamos una lista de medidas que tendría que tomar el gobierno para que las mujeres sientan que no están solas en esta situación. Porque la violencia no es por el encierro, pero se puede potenciar por tener que estar encerrada con el agresor”, afirma Teresa Herrera, parte de la red y referente feminista en Uruguay.
Cinco días después Mónica Bottero, directora del Instituto Nacional de las Mujeres, tuvo un lugar en la conferencia de prensa. Por iniciativa de Argimón se había convocado al Consejo Nacional Consultivo por una Vida Libre de Violencia hacia la Mujer y se tomaron algunas medidas que fueron acordadas por el gobierno, organismos del Estado y representantes feministas.
“Para muchos miles de mujeres y de niños y niñas, el hogar es el lugar donde están más expuestos a sufrir riesgos para su integridad física, psíquica, e incluso para su vida”, dijo Bottero y enumeró las medidas: reforzar la difusión de los teléfonos 08004141 o *4141 desde celulares (línea de apoyo a mujeres en situación de violencia doméstica), la realización de un protocolo para que los equipos de salud que visitan hogares puedan detectar violencia doméstica, y, entre otras, exhortó a lxs ciudadanxs a estar atentos y en caso de sospecha de violencia sobre familiares, amigxs, vecinxs, hacer una llamada para alertar. Porque la violencia doméstica y la violencia basada en género es un problema y una responsabilidad de la sociedad, no un efecto colateral del encierro.