Cosecha Roja.-
Leandro Yamil Acosta y Karen Klein son novios, igual que sus papás. Él es hijo de Miriam Kowalzuck y ella, de Ricardo Klein. Tienen en común hermanos mellizos de once años. Los seis convivían en una casa de dos pisos de cemento y ladrillo en Manuel Alberti, partido de Pilar. Durante varios días de la semana pasada, los vecinos vieron que salía humo de la terraza. El tío denunció la desaparición de la pareja, la policía allanó y encontró restos humanos calcinados, una 9 milímetros, una escopeta, un hacha, dos palas y 8 mil dólares. Los jóvenes quedaron detenidos, sospechados de haber asesinado, descuartizado y quemado a sus padres.
El 1 de septiembre fue el último día que vieron con vida a Miriam y Ricardo en el barrio de clase media humilde en el que vivían, cerca de Del Viso, entre la ruta 26 y la Panamericana. El hombre era albañil y tenía una pequeña empresa de limpieza y traslado de mercadería con la que había podido construir su casa. Alquilaba la parte de adelante y vivía en el fondo con la familia. La rutina cambió la semana pasada y el barrio lo notó: no veían a Ricardo salir a trabajar ni a Miriam llevar a los mellizos de la escuela.
Durante las últimas dos semanas, los hijos armaron una serie de versiones para justificar la ausencia. A los vecinos les dijeron que sus padres se habían ido de viaje a un casino en Uruguay, al tío le daban respuestas confusas de por qué no aparecían y en la Justicia denunciaron a Miriam y Ricardo por violencia familiar.
Karen tiene 22 años y Leandro 25, podían haber hecho planes para el futuro. “Este tipo de parricidio puede deberse a una acumulación de crueldades, a un sistema muy opresivo y no tanto a una situación impulsiva. Pero existían un montón de posibilidades para salir. ¿Qué hubo ahí? ¿Qué los retuvo? ¿Qué ambición hizo que se quedaran y no se fueran?”, dijo a Cosecha Roja Hugo Marietán, médico psiquiatra.
Fue el propio joven acusado del asesinato quien el 8 de septiembre se acercó a la comisaría de la Mujer y Familia de Pilar para hacer una denuncia: dijo que su mamá y la pareja obligaban a los mellizos a cartonear. “Parece una especie de excusa exculpatoria”, dijo a Cosecha Roja Raúl Torre, perito criminalista. En ese momento la Jueza Silvana Galeriano dictó una prohibición de acercamiento a menos de 300 metros de la casa. Pero la pareja no se dio por notificada. Ya estaban muertos.
Un conocido de la familia le contó a Raúl -hermano de Ricardo- que Leandro andaba diciendo por el barrio que sus padres se habían ido a un casino en Uruguay y que no pensaban volver. Al hombre le llamó la atención el “plan turístico” e intentó averiguar. Como las respuestas eran cada vez más confusas, Raúl fue a la comisaría, hizo una denuncia por averiguación de paradero y apresuró el allanamiento.
Horas después dijo frente a las cámaras de televisión:
– Yo quisiera hablar con mi sobrina y preguntarle ¿Por qué hizo esto? ¿Por qué no lo puedo velar? ¿Por qué lo descuartizó?
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Desde el conocimiento criminológico hay tres tipos de descuartizamiento: el ofensivo -que se hace para que la víctima sufra-, el expresivo -como Jack el Destripador- y el defensivo -el victimario buscar ocultar el asesinato. Para Torre, “lo que más compromete al criminal es el cadáver” y como en este caso la escena del crimen fue la casa propia, los asesinos no podían alejarse de la evidencia. La evidencia debía alejarse de ellos. “Los cuerpos tienen más de un 60 por ciento de agua, es folklórico pensar que arrojando un hidrocarburo el cadáver va a desaparecer como por arte de magia”, explicó. Para él, la mecánica que usaron para encubrir el parricidio fue improvisada.
La policía científica trabajó durante todo el día en la vivienda ubicada a media cuadra de la Ruta 26. Según el jefe departamental de Pilar, Darío Lutter, los restos que los forenses encontraron en un balde corresponden a Miriam: una pelvis, parte de una columna y pelo largo. Todavía no hubo declaraciones oficiales de la justicia y el fiscal Marcelo Vaiana espera un informe forense que indique cuándo fue el crimen, dónde está el cadáver de Ricardo, que otros rastros se desprenden de las pericias con Luminol y si los restos están en condiciones de pasar un examen de ADN.
Karen declaró esta mañana ante Vaiani y, según publicó Télam, acusó al novio por el crimen. Él los mató y la obligó a ella limpiar la escena “bajo amenaza”. Para Marietán no cualquiera manipula un cadáver. “El cuerpo muerto da temor, es medio sagrado. Alguien que lo corta en pedazos, probablemente sea un psicópata, más si es su mamá o su papá”, dijo. Si así fuera, el perfil coincide con el de una persona que puede influenciar a otra y convencerla de participar. “El psicópata tiene esa capacidad, como Arquímedes Puccio que logra que su familia lo siga”, explicó.
La causa está en la Unidad Funcional de Instrucción de Delitos Conexos a la Trata de Persona y la Violencia de Género de San Isidro -que subroga Vaiani-. Los mellizos huérfanos quedaron bajo custodia de de la Justicia. La familia se reunirá para decidir qué hacer con ellos. El tío dijo: “Ojala que nunca hayan visto nada, esto es muy macabro”.
[Nota publicada el 14/9/2015]
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