angelo-diarteCosecha Roja-. El domingo, el padre de Adrián Diarte escuchó el teléfono. Atendió. No le dijeron quién era, pero le contaron que a su hijo lo habían asesinado. Horas después, fue a buscar el cuerpo.

Adrián Diarte tenía 21 años y estaba a seis meses de salir en libertad. Como Jorge Salomón, que también se estaba por ir cuando se “suicidó”, dos meses atrás, en el mismo penal.

Se ahorcó en la celda, le dijeron. Pero hubo algo que hizo que Ángelo Diarte, el padre de Adrián, sospechara: su hijo tenía hematomas en todo el cuerpo.

Un día antes de cumplir 18, Adrián fue detenido. Estaba en un enfrentamiento entre patotas, que terminó con un muerto. Cuando ya tenía la mayoría de edad, se lo llevaron. Por cubrir a un amigo estuvo tres años preso, cuenta su padre.

Adrián no era un preso fácil. Siempre tenía problema con los guardiacárceles. Se la pasaba castigado.

“Una vez me dijeron que lo habían trasladado a Orán por su mal comportamiento y era mentira, estaba en el calabozo castigado. Muchas veces tuve que volver con lo que le llevaba, sin poder verlo” dice el padre.

Cuando le entregaron el cuerpo, le dijeron que se había ahorcado desde una estatua que no superaba el metro de altura. “Yo no les creí ni tampoco lo voy a hacer ahora. Por eso hice una denuncia para que se investigue a fondo lo que pasó”.

Los familiares no creen que estuviera depresivo y se haya suicidado por eso. “Adrián estaba recontento de que en seis meses iba a salir, porque ya se había aguantado más de tres años”.
El padre pidió que los otros presos, sobre todo los del Pabellón I, aporten datos “para que la causa no quede impune”.
El viernes marcharán pidiendo justicia en la plaza principal de Rosario de Lerma, a 33 kilómetros de Salta capital. “Después de hacer esa protesta, vamos a ir a golpear puertas en Salta y no nos vamos a cansar de luchar”, dijeron los familiares.

Hace casi tres meses pasó algo. En el mismo penal. Jorge Sebastián Salomón murió los primeros días de septiembre cuando se quemó gran parte de su celda en el Pabellón A.

Horas después, la esposa recibió una carta desde adentro de la prisión. Acusaban a un funcionario por la muerte. “Andrea: dicen los amigos de tu esposo que denuncies a (…) jefe del pabellón, porque él se cansó de hacer notas pidiendo que lo saquen de ahí, que su vida corría peligro”.

Como Diarte, Salomón también estaba por salir en libertad.

(Con información de El Tribuno)
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