Sucedió casi todo al mismo tiempo. Carlos Arroyo, el intendente de Mar del Plata, dijo que denunciar la violencia de género “está de moda”. Uno de sus funcionarios golpeó a la madre de Lucia Montero, la chica cuyo femicidio desató el primer paro nacional de mujeres en el país. En esta columna, Fernando Lozada explora el historial machista de Arroyo, un político que recomienda que las mujeres “se queden en sus casas cuidando a su hijos” mientras autoriza la apertura de cabarets denunciados por trata de personas.
No quiero extenderme sobre las tareas que realizó el intendente Arroyo en la última dictadura, ni sobre que fue candidato del Partido Popular de la Reconstrucción de los carapintadas Seineldín y Gustavo Breide Oveid, ni que fue candidato electoral del genocida Luis Patti, ni sobre sus vínculos con los neonazis de la ciudad de Mar del Plata, ni su desprecio por lo popular intentando prohibir las murgas callejeras. Quiero escribir sobre el ADN misógino del intendente marplatense, para que se comprenda que no hay un problema en la forma de comunicar del titular del ejecutivo, sino que a veces se siente relajado para expresar y hacer lo que realmente piensa.
En el 2012, en sesión ordinaria del Concejo Deliberante, el bloque de concejales de la Agrupación Atlántica, liderado por Carlos Arroyo, votó en contra una resolución por la que el Concejo expresaba su beneplácito por la aprobación por parte de la Cámara de Diputados de la Nación de la incorporación al Código Penal de la figura del femicidio, como un tipo agravado de homicidio.
En abril de 2015, Carlos Arroyo, durante la campaña electoral, asistió al Canal 10 local para ser entrevistado en el programa Estudio Político, allí expresó: “Hoy viene un chico con pelo largo y le digo que hay que cortarse el pelo porque es más higiénico. Tiene que gastar menos shampoo, no tarda tanto para lavarse. Las niñas pueden tener el pelo largo, porque las mujeres pueden dedicarle cuatro horas a la cabeza. ¿No es cierto? Nosotros, los varones, queremos meternos en la ducha, pasar y salir. De la otra manera, tenés que tener un tiempo especial para hacerte los tratamientos que se hacen las mujeres”. Tiempo después, en ese mismo estudio dijo que “las mujeres son débiles, y hay que protegerlas para que cumplan su destino de ser madres”.
Una vez que llegó a la intendencia dijo públicamente que los tiempos habían cambiado y que antes a las mujeres solo las golpeaban en la casa, pero que ahora las matan. El contexto de la ciudad es muy delicado para semejantes expresiones, la Multisectorial de la Mujer informó que desde el 1 de enero de 2015 al 26 de abril de este año, solo en el Juzgado de Familia 4 de la ciudad se iniciaron 1732 causas por violencia de género y los últimos seis meses, la línea Malva, recibió 1288 llamadas.
En junio de 2016, por iniciativa y exigencia constante de las organizaciones de mujeres ,el HCD declaró por ordenanza la emergencia de género en el MGP, pero no se han implementado políticas efectivas y concretas derivadas de esa ordenanza. La Dirección de la Mujer sigue estando acéfala, lo botones antipánico no cumplen su función ni se reparten adecuadamente, el Hogar de tránsito, para víctimas de violencia de género Goga Gale no ha sido ampliado, ni recibió mayor presupuesto. Tampoco se realizó la ampliación del régimen de asignaciones económicas temporales para víctimas de violencia de género. Sólo se creó el Observatorio de Violencia de Género, dónde únicamente se destaca la labor de las activistas.
Poco después de promulgar la ordenanza, Arroyo confesó a los medios:
“Desde el punto de vista de la seguridad mi gestión en estos tres meses ha sido reconocida por todos, fue un éxito, porque tuve trece muertos menos y porque tuve una rebaja del 60% en las entraderas. Pero en el tema de género, mi gestión es un fracaso y lo debo reconocer”.
Y siguió diciendo: “Pero digo esto porque el problema es cultural y muy profundo. Hoy no tengo recursos, pero voy a organizar una campaña de tipo publicitaria, educativa, bien profunda, porque tenemos que empezar por el jardín de infantes: desde chiquitos tienen respetar a la mujer. Eso va a llevar tiempo y esfuerzo, más allá de los controles policiales y del botón de pánico y más allá también hay de que cambiar la tesitura de algunos órganos judiciales, que a mi criterio no son lo suficientemente rígidos con la aplicación de la ley”.
De esta manera anunciaba veladamente que no iba a destinar presupuesto para el área, aunque en la campaña dijo que sería su prioridad. Prosiguió:
“No puede ser que un individuo que tenga prohibido el acercamiento o que tenga que estar preso, viole a una chica como si nada y después se lo perdone y lo vuelva a hacer como si nada. Porque ese acercamiento puede significar la pérdida de la vida de la mujer. Entonces en ese tipo de cosas hay que ser terrible, no perdonar nada y por supuesto considero que debe ser aumentada la pena para quien ataque a una mujer y cometa un femicidio”.
Dejó claro su desconocimiento en materia de prevención de violencia de género e hizo hincapié, en la mano dura, dejando en evidencia que desconoce que el código penal prevé las penas más elevadas para los casos de femicidio.
En agosto de 2016 Arroyo rectificó un decreto firmado por el anterior intendente que imposibilitaba la habilitación del boliche “Cocodrilo” dándole vía libre. El que se encuentra en la ciudad de Buenos Aires fue investigado por causas de proxenetismo y narcotráfico, además de promocionarse cosificando de manera explícita a la mujer. El empresario Omar Suarez encontró fuerte resistencia de numerosas mujeres organizadas, pero con la llegada del nuevo titular del ejecutivo volvió a tener las puertas abiertas. El repudio feminista se hizo oír nuevamente y finalmente Suarez desistió, por no sentirse bienvenido en la ciudad.
La sociedad marplatense parece entender la urgencia de políticas en materia de violencia de género, pero el ejecutivo tiene otra lectura. Hubo miles de personas marcharan por la ciudad bajo el lema Ni Una Menos, dos multitudinarias marchas pidiendo justicia por el femicidio de Lucía Perez, innumerables reclamos de los colectivos feministas de la ciudad, un contundente paro de mujeres, y la intervención para visibilizar víctimas de femicidios pintando de estrellas rojas con nombres de las mujeres asesinadas.
El intendente, ante la repercusión del caso de Lucía Pérez y la sensibilidad despertada en la sociedad, prometió a la familia una bóveda en el cementerio para el cadáver de la joven, algo que a un mes de su asesinato no se hizo efectivo, ni se hará porque la familia, ante la falta de respuesta, con mucho esfuerzo debió pagar uno en un cementerio privado.
Consecuente con su ideología, durante los festejos por el 50º aniversario de una escuela primaria, en presencia de toda la comunidad educativa y de dos de sus funcionarias Vilma Baragiola de Desarrollo Social y Ana María Crovetto de Educación, el intendente dio un discurso, y entre otras cosas expresó: “…Creo que muchos políticos invierten innecesariamente en campañas cuando deberían priorizar en la educación. Malgastan dinero en campañas que están de moda, como la de violencia de género…”.
Los desafortunados dichos salieron a la luz gracias al compromiso de la presidenta de la sociedad de fomento del barrio, María Inés Benitez. La escuela está a solo cinco cuadras del lugar donde se asistió a Lucía para intentar reanimarla, y cerca de donde funciona la oficina de víctimas de violencia de género que depende de la Comisaría de la Mujer. Una sector del partido donde además han ocurrido reiteradas violaciones a jóvenes.
Pocos días antes, el intendente Arroyo había ido a brindar su “apoyo” al Observatorio de Violencia de Género y dijo que las mujeres se tienen que quedar cuidando a sus hijos para que no les pase nada.
Tras la mediatización de su exabrupto, aparece Arroyo en los medios, sin desmentir sus dichos, afirmando que las políticas de género son su prioridad, pero siempre dejando entrever su mirada machista “hay que hacer un cambio de paradigma y, de alguna manera, hay que convencer a toda la población de la igualdad entre el hombre y la mujer y de la necesidad absoluta del respeto hacia ambas partes; no hay que limitar el tema en el hombre o la mujer, todos iguales”.
La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, intentó defender al intendente marplatense diciendo que lo dicho “estuvo muy mal expresado” y que la frase no representa su pensamiento.
La madre de Lucía, Marta Montero, fue al municipio a intentar recuperar los $ 2.500 que abonó para dejar el cuerpo de su hija en el sector público del cementerio municipal, de donde lo retiró porque creía que no era un lugar seguro por la falta de custodia nocturna. Anteriormente se lo habían negado. Montero denunció que el secretario de Gobierno de la comuna, Alejandro Vicente, mano derecha de Arroyo, la agredió físicamente tras reclamarle la devolución del importe, este viernes en el hall del Palacio Municipal frente al subsecretario de Relaciones Institucionales de la comuna, Mauricio Loria, el director Walter Alló, el jefe de la Policía Local, Fernando Telpuk y un periodista de Radio Mitre. La mujer contó que Vicente la agarró de los hombros y la empujó como tres metros para atrás, que ella reaccionó y le dijo ¿qué le pasa a usted? ¿ahora me quiere pegar? Usted está loco”
Solamente Telpuk, jefe de la Policía Local, se acercó para ver como estaba, pero luego le aconsejó mantener silencio sobre lo ocurrido.
Finalmente horas después, el intendente Arroyo y la secretaria de Desarrollo Social, Vilma Baragiola la atendieron. Ella contó el episodio, pero solo se limitaron a devolverle los 2500 pesos.
No es el único episodio de violencia de género del cual fue protagonista el secretario de gobierno dentro del municipio, una ex empleada municipal declaró haber recibido un trato verbal agresivo cuando pidió explicaciones porque su contrato no sería renovado, los subsecretarios Mauricio Loria y Gustavo Gil de Muro fueron testigos.
Cuando al autoritarismo se lo quiere maquillar, transpira machismo. El machismo es la cara visible del fascismo.
¿El señor intendente se pondrá a la “moda” en la lucha contra la violencia de género y removerá de inmediato al secretario de Gobierno de la comuna, Alejandro Vicente o el campo popular, encabezado por el movimiento de mujeres, tendrá que nuevamente movilizarse para exigirlo?
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