Cosecha Roja.-
“Yo mismo me voy a encargar de vos”, le dijo el jefe de la policía de Córdoba, Julio César Suárez, al periodista Dante Leguizamón por teléfono. Desde el Twitter @PoliciaCbaOf le había escrito: “No mienta más, no confunda a la gente” luego de que el periodista denunciara que la policía se retiró del barrio Los Cortaderos cuando llegaron los medios. El Comisario, después, pidió disculpas. En una conferencia de prensa, el periodista dijo: “No puedo rechazar un pedido de disculpas si es sincero”. La denuncia penal que presentó contra el policía sigue en curso y cuando hay un delito, no se puede “zafar pidiendo disculpas”.
En esa zona de Córdoba la policía había matado a Fernando“Gueré” Pellico a fin de julio. Los vecinos denunciaron que la policía volvió para “provocar”. Hicieron un allanamiento en una casa en la que -sospechan- venden droga y entraron al barrio “con verdugueos y prepotencia”. Ahí estaba Leguizamón, cubriendo el operativo para Canal 10. “Apenas llegó el móvil de @cba24ntv y Canal 10 a Los Cortaderos @PolicíaCbaOf se fue del barrio. Así trabaja el jefe de Policía Suárez”, tuiteó Leguizamón.
“De ninguna forma he querido ofender y menos condicionar la actividad del Sr. Periodista Dante Leguizamón, por ello le pido acepte mis formales disculpas sobre el caso, poniéndome a su entera disposición para cualquier aclaratoria que pudiere corresponder”, escribió Suárez en el comunicado. “Esto no se resuelve con un pedido de disculpas”, dijo el abogado querellante Claudio Orosz.
El día que amenazó a Leguizamón, Suárez cumplía años. Por lo bajo, cuentan, andaba diciendo que le “cagaron el día”. El jefe policial -que nunca se sacó el uniforme de fajina- asumió el cargo en diciembre de 2013, después del acuartelamiento de la policía. En ese momento Leguizamón había explicado que la situación era el resultado de “la profunda crisis en la que se encuentra la política de seguridad del gobernador José Manuel De la Sota”. Los policías pedían aumentos en los sueldos y venían de un “descabezamiento” producto del narcoescándalo.
Suárez asumió con la consigna de legitimar el accionar de la fuerza en las calles de la provincia: “la ciudad es nuestra”, dijo entonces. Él mismo va en persona a los operativos, llenó los barrios populares de agentes, reforzó los controles vehiculares e implementó una nueva modalidad de exponer a los detenidos para los medios: el corralito. El resultado de su política de seguridad son siete casos de gatillo fácil en siete meses. En respuesta a esa denuncia, dijo en una nota al diario La Voz, que entre el “accionar legítimo” de un policía y el “exceso” hay una “línea muy delgada”. También insistió en que aumentaron los casos porque la policía hoy ingresa a más lugares que antes. “Esto hace que tengamos riesgos que son enfrentarnos contra gente que anda armada en la calle y dispuesta a enfrentar a la Policía”, dijo.
El último caso de gatillo fácil fue “Guere”. Lo mató la policía mientras iba en moto con su primo a fin de julio. El 24 de marzo el agente Pablo Álvarez acribilló a balazos a Ezequiel Barraza, un pibe de 20 años al que acusaron de haber robado en el barrio Primero de Mayo. El 7 de abril pasó lo mismo en Villa Corina: asesinaron a un joven de 15 años. El que disparó fue un guardiacárcel, que dijo que lo habían rodeado entre cuatro para robarle.
Seisa días después mataron a Lautaro Torres. Lo vio un amigo cuando corría ensangrentado: quería escapar de una policía de civil que acababa de dispararle con el arma reglamentaria. En ese momento, Suárez declaró a los medios: “Los delincuentes saben que si salen a robar armados, pueden tener la desgracia de terminar muertos”.
El 12 de mayo, en el barrio Observatorio, mataron a Pablo Nicolás Navarro de 29 años durante un robo en el que un oficial lo mató. El 18 de julio, el agente Martín Montes de Oca dijo que estaba en la librería que tiene con su familia y que Miguel Ángel Torres entró a robar. El policía, que quedó imputado, dijo que había habido un tiroteo. Como a los familiares no le mostraron el cuerpo, no pudieron confirmarlo. El 8 de julio, en el barrio San Vicente, un policía vació el cargador de su arma contra una Trafic llena de jóvenes. Gastón Lusio, de 17 años, terminó herido de gravedad. El agente fue imputado por “lesiones graves” y detenido en la Unidad Penal 9.
El 7 de mayo y el 19 de junio se hicieron movilizaciones en contra de la represión policial. El Jefe de la Policía se anticipó y sacó un comunicado en el que decía que Torres y Barraza, dos de los jóvenes asesinados, eran delincuentes. Además, aseguró que las causas judiciales llevan la carátula de “homicidio simple” y que los oficiales “actuaron en legítima defensa”.
El estilo de Suárez, extrovertido, temperamental y desbocado, ya era conocido desde gestiones anteriores. “¡A ver, qué está pasando con las patrullas! ¡El distrito 4 ya tiene 130 detenciones y nosotros no!”, se lo solía escuchar por frecuencia interna cuando, en 2004, lideraba el Distrito 5, que comprende los barrios Yapeyú, Bajo Pueyrredón y General Paz. El periodista Waldo Cebrero denunció, el mismo día que asumió como Jefe de la Policía, la “competencia, silenciosa y perversa, de medir qué Distrito detenía a más ciudadanos por día”. Ya en ese entonces había madres que denunciaban que la policía se llevaba a los pibes indiscriminadamente.
Colaboró: Waldo Cebrero
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