El juicio por el femicidio de Azul Montoro, la joven trans asesinada en Córdoba en octubre de 2017, llegó hoy a su final. Fabián Alejandro Casiva, el único acusado, fue declarado culpable y condenado a cadena perpetua. Por unanimidad, para los jurados populares es culpable e imputable. Esta causa trae una novedad a la justicia de Córdoba: por primera vez el asesinato de una mujer trans se caratuló como femicidio y el agravante de violencia de género.
La madrugada del 17 de octubre de aquel año, Casiva de 26 años, apuñaló 18 veces a Azul y al perro caniche que estaba con ella luego de levantarla en su moto en la zona del Mercado Norte, donde practicaba la prostitución. Azul había dejado Villa Mercedes, su pueblo natal en San Luis, para trasladarse a la capital cordobesa. Hacía solo algunas semanas que estaba viviendo ahí cuando la asesinaron. Tenía 24 años y quienes la conocían dicen que era una persona tranquila y sin conflictos con sus compañeras.
El primer peritaje oficial planteó que Casiva era inimputable y el segundo dispuso lo contrario. Durante el juicio se dijo que el acusado consumió sustancias y que tenía esquizofrenia, pero antes no se había planteado ese diagnóstico y el peritaje señaló que Casiva no estaba drogado. La escena indicaba que hubo una saña particular. En esos puntos, para Tomás Aramayo, abogado querellante de la familia de Azul, había una clave para probar la responsabilidad de los actos del acusado.
Durante los alegatos Aramayo expuso la vulnerabilidad que sufren las mujeres trans. “Las chicas trans no son abogadas, no son médicas no son psicólogas. No las vemos en el resto de los estratos sociales. Están en un solo lugar: el trabajo sexual. Y eso hace que su marginalidad termine siendo un factor muy preponderante a la hora de los crímenes”, dijo el abogado a Cosecha Roja.
Casiva estuvo detenido en 2013 por otra causa donde medió la violencia con su vínculo familiar. En esa oportunidad quedó libre por “inimputable”, ya que consideraron que tuvo un brote psicótico. Al momento de los alegatos frente a la Cámara 9° del Crimen, el fiscal pidió perpetua para Casiva. Sostuvo la figura de femicidio y su imputabilidad por femicidio, hurto calamitoso (modalidad que se caracteriza por el hecho de ser cometido en ocasión de una calamidad pública) y agresión al caniche, en infracción a la ley 14346, donde se establecen penas de hasta un año de prisión para quienes maltraten animales.
A lo largo de las cinco audiencias que duró el juicio declararon compañeras y amigas de Azul, familiares y vecinos del acusado y varios médicos que participaron como peritos en la instrucción. Hoy el tribunal con jurados populares dio a conocer la sentencia que marca un precedente histórico para toda la comunidad trans.