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El jurado popular alcanzó un veredicto: encontró a Farré culpable de homicidio doblemente agravado por vínculo y por femicidio. El fallo fue unánime. La familia de Claudia Schaefer, asesinada de 74 puñaladas en un country en Pilar, llora y se abraza. Sandra, la hermana que se hizo cargo de los tres hijos de la pareja, se tapa la cara con las manos. El público aplaude al jurado y grita de alegría. Las fiscales lagrimean. El femicida Fernando Farré no se inmuta. Su cara mantiene la misma expresión que antes de conocer la sentencia.

“Estoy muy contento. Este veredicto del juicio por jurados superó todas mis expectativas”, dijo a Cosecha Roja Jorge Sandro, abogado de la familia Schaefer. “Para algunos casos, este tipo de juicios fortalece el sistema democrático”.  

Las fiscales Carolina Carballido Calatayud y Laura Zyseskind, quienes habían pedido la pena máxima, explicaron a Cosecha Roja que la condena a Farré “representa un cambio de paradigma”.

Las amigas de Claudia Schaefer evitaron la puerta principal de la sala y eligieron otra salida. Atravesaron el entrepiso, donde el juzgado colocó una pantalla gigante para que la prensa pudiera seguir el juicio y transmitir al mismo tiempo. Las mujeres salieron a la calle aplaudiendo y gritando “Justicia”.

“Los chicos no escucharon la carta que dice que les escribió. Él siempre tuvo forma de acceder a ellos. Nosotros ni siquiera cambiamos nuestros números de teléfono. Si no lo hizo antes es porque no quiso”, contó Sandra Schaefer. “Ni siquiera se preocupó jamás por su hijo menor que padece una discapacidad”.

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Antes de entrar a la sala, antes de escuchar la decisión del jurado, los familiares de Claudia Schaefer agradecieron a las fiscales: “Gracias por el trabajo y la dedicación que le pusieron”. Y también opinaron sobre el trabajo del defensor Adrián Tenca: “Muy desagradable. Es un cínico”.  

Farré estaba de traje gris y camisa blanca. El pelo grasoso y despeinado. Entró a la sala altanero y desafiante. Durante la primera parte de la audiencia, se dio vuelta en varias oportunidades para mirar sostenidamente a las amigas de Claudia, todas sentadas al fondo de la sala. Lo que pareció una amenaza no pasó desapercibido. Varios efectivos policiales se interpusieron formando una barrera. El femicida se percató y ya no las volvió a mirar.

Durante 40 minutos, los jurados, sentados en tres mesas de cuatro lugares, escucharon atentamente las instrucciones leídas por el juez Esteban Andrejin: aplicar la ley, deliberar en una sesión secreta y continua, ignorar las opiniones que pudieran haber sido expresadas por las partes o los testigos, sostener la pruebas. No deberán dar las razones por las que tomaron la decisión, no deberán dejarse influenciar por sus sentimientos, deberán recopilar y anotar en una planilla las pruebas directas y las indirectas. “Deben tomar la decisión con convencimiento firme y ser fiel a sus convicciones”, dijo el juez. “Decidir el veredicto depende enteramente de ustedes. No se dejen influenciar por mí o por alguna opinión que les parezca que haya expresado. No tengo injerencia en esto”, dijo.

Si bien la sentencia se dictará en una próxima audiencia, ya se sabe que Farré deberá cumplir prisión perpetua, que en la Argentina es de 35 años efectivos. Si la condena queda firme, a los 87 años podrá pedir su libertad. Y a los 70 ser beneficiado con prisión domiciliaria.

 

Informe: Julieta Cáceres