Marcela Poiman padecía constantemente los golpes y los insultos de su esposo. Las amigas la escuchaban hablar de su sufrimiento, de la violencia que recibía desde que se había casado. Ella les contaba que cuando intentaba separarse, él la obligaba a volver. Las confesiones de Marcela eran siempre iguales. Pero el 4 de septiembre de 2015, aunque la pareja tuvo una discusión más, el esposo reaccionó distinto. Mario Figueroa la empapó con alcohol etílico y la prendió fuego con un encendedor. Cuando las llamas se esparcieron por el departamento, recién entonces Figueroa pidió ayuda a sus vecinos.
Después de gritar auxilio, sacó a su perro de la casa y lo dejó al cuidado de una vecina. No dijo a nadie que su esposa estaba adentro. Figueroa volvió a su casa cuando llegó la policía. Le dijo a los uniformados que había ido a buscar una manguera. Los policías le devolvieron una mirada extrañada porque en el pasillo había un matafuegos. Dentro del departamento estaba Marcela. Inconsciente, fue llevada al Instituto del Quemado. Murió 20 días más tarde.
A poco más de un año, El Tribunal Oral en lo Criminal N° 24 condenó a Figueroa a cadena perpetua por “homicidio agravado por el vínculo y por haber mediado violencia de género”. Los jueces Marcelo Roberto Alvero, María Cecilia Maiza y Raúl Horacio Llanos tomaron en cuenta el pedido de la fiscalía y consideraron que el asesinato fue un femicidio. “El veredicto sigue la línea que los tribunales vienen aplicando por femicidio. Costaba hacer entender la relación desigual de poder existente entre el hombre y la mujer. Acá quedó demostrado que Marcela era humillada y cosificada”, dijo a Cosecha Roja el fiscal del caso Santiago Vismara.
Durante el juicio, dos mujeres que vivían en un piso debajo de la pareja declararon que siempre escuchaban los gritos del hombre y que, el mediodía del 4 de septiembre, oyeron los insultos. Dos amigas de Marcela confirmaron que sufría violencia de género. Contaron que muy a menudo la veían con moretones y que cuando le pedían que hable sobre los golpes, recibían la misma respuesta: había sido el esposo. El psiquiatra de la mujer asesinada declaró lo mismo en una de las audiencias: “Hice todo lo posible para evitar que volviera con su marido”.
“Ella ya lo había denunciado por lesiones y amenazas de muerte. Mencionaba que sufría violencia de género desde el mismo día de su casamiento. Eso fue muy importante para demostrar que fue un femicidio”, explicó Vismara. En 2012, Marcela expuso su situación ante la Oficina de Violencia Doméstica. A Figueroa le dieron una probation y la causa quedó en suspenso, pero con el fallo de hoy puede que se reabra. “La pena máxima a la que se lo podía condenar era de 4 años de prisión. Ahora pueden ocurrir dos cosas: que se reactive la investigación o que haya prescrito”.
Figueroa era encargado de edificio en Virrey del Pino al 2500. Ahí vivía con Marcela y sus dos hijos. Si bien durante la etapa de instrucción no declaró, sí pidió la palabra en la primera audiencia del juicio oral. “A ella le gustaba más ir de shopping que hacer las tareas de la casa, que las hacía yo”, dijo. Para el fiscal intentó mostrarse como un marido bueno y respetuoso. “En realidad la denigraba. En la calle le decía que la ropa que ella llevaba la había comprado él y con ese argumento la desvestía en público”, explicó Vismara.
“En la declaración contó su versión de los hechos. Quiso reconstruir un suicidio”, agregó el fiscal. Figueroa relató en su indagatoria que su esposa se encerró en la habitación a fumar y que se le cayó alcohol encima. “Me quemo, me quemo”, dijo que escuchó desde el cuarto. Pero se quedó sin respuesta cuando el fiscal lo cuestionó: “¿Por qué no pidió una ambulancia? ¿Por qué no usó el matafuegos para apagar el incendio? ¿Por qué abandonó el departamento y a su esposa si todavía la mujer estaba quemándose?”
Vismara recordó en sus alegatos el femicidio de Wanda Taddei, que también fue quemada por su pareja en febrero de 2010. Wanda falleció en el Instituto del Quemado sedada e inconsciente. Eduardo Vázquez, fue condenado a prisión perpetua en 2013. Según los datos que se desprenden de los informes anuales del Observatorio de Femicidios Adriana Marisel Zambrano, coordinado por La Casa del Encuentro, la incineración es una modalidad frecuente en los femicidas: 17 mujeres fueron quemadas por varones en 2013, nueve en 2014 y 21 en 2015.
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