El Colombiano.-
John Jairo Velásquez, alias “Popeye”, exjefe de los sicarios del capo del cartel de Medellín, Pablo Escobar, dijo que de los cerca de 3.000 homicidios en los que participó se arrepiente del asesinato en 1989 del candidato presidencial Luis Carlos Galán.
Velásquez que el pasado martes recuperó la libertad después de pasar en prisión 23 de sus 52 años de vida, habló de su actividad como “bandido” y “asesino profesional”, como él mismo se define, en una entrevista que dio en vísperas de salir de la cárcel de máxima seguridad de Cómbita al Canal RCN.
“Me arrepiento de la muerte del doctor Luis Carlos Galán porque eso torció la historia de Colombia”, dijo Velásquez al ser preguntado sobre de cuáles crímenes se arrepiente.
Galán fue asesinado por orden del cartel de Medellín con la aparente complicidad de agentes del Estado el 18 de agosto de 1989 cuando estaba en un mitin en Soacha, en campaña para las elecciones presidenciales de 1990, para las cuales era favorito por su postura contra el narcotráfico y la corrupción.
Según “Popeye”, cuando fue al juicio por el caso de Galán quedó impresionado al ver a su familia “tan decente”, especialmente sus tres hijos, dos de ellos senadores, “tan mesurados, sin odio”.
Velásquez ha reconocido que asesinó directamente a por lo menos 300 personas y que como jefe de los matones de Escobar participó en unos 3.000 homicidios en los años 80 y 90, como parte de la guerra del cartel de Medellín contra el Estado y contra el cartel de Cali.
Entre las víctimas reconocidas por Velásquez está el entonces procurador general de la nación Carlos Mauro Hoyos, secuestrado y asesinado por él mismo en enero de 1988, numerosos magistrados, políticos, jueces, periodistas y policías que se opusieron al imperio criminal de Escobar y el cartel de Medellín.
También ha admitido que participó en el atentado que en noviembre de 1989 hizo explotar en pleno vuelo un avión de la aerolínea Avianca con 110 personas a bordo que acababa de despegar de Bogotá.
En la entrevista, “Popeye” siempre puso de manifiesto su veneración por la figura de Escobar, a quien definió como su “gran profesor” y “un hombre generoso” a la hora de pagar a sus sicarios por los crímenes encomendados.
“Cuando ingresé a trabajar con Pablo Escobar, en los años 80, eso para mi fue espectacular”, dijo al ser preguntado sobre los momentos más importantes de su vida. Los otros dos fueron el nacimiento de su hijo Mateo y su boda en la cárcel con la madre de éste, Ángela María Morales.
Sobre su vida en libertad, “Popeye” dijo no saber lo que le espera porque corre peligro por su pasado, y citó como “un problema muy grande” para su vida a un sujeto llamado “Guillo Ángel, un bandido muy bien ‘rankeado’ en Medellín” que apoya a los hermanos Ochoa, antiguos socios de Escobar, “que son mis grandes enemigos”, al parecer por las revelaciones que hizo a la justicia.
“Yo no estoy solo gracias a Dios porque tengo bandidos retirados que me van a apoyar”, dijo el exjefe de sicarios de Escobar, quien contó que aprovechó los años en prisión para estudiar y leer libros como “El Quijote” o “Papillón”, el preso francés de la Isla del Diablo, con quien aseguró que se identifica porque, como él, “nunca llora”.
Según dijo, sus experiencias en la cárcel las contará en un libro y además pretende escribir una novela que ya tiene nombre: “El parque de los malditos”.
“Popeye” agregó que espera que la sociedad le dé una oportunidad para llevar una vida normal, dando conferencias sobre su experiencia para mostrar a los jóvenes que el crimen no compensa.
“No hay un bandido en la república de Colombia que esté tan preparado para libertad como yo o para volver a delinquir como yo”, sentenció.
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