El Espectador.-
John Jairo Velásquez Vásquez, Popeye, vuelve a la vida civil después de 24 años tras las rejas. Su testimonio como protagonista de la violencia atroz del cartel de Medellín en los años 80 y principios de los 90 quedó consignado en innumerables entrevistas que registraron esa cronología de sangre. Él mismo confesó en alguna de ellas que 3.000 colombianos murieron por cuenta de sus gatilleros y que a unos 300 de ellos los asesinó con sus propias manos. Para algunos, se trata de un sicario lenguaraz que dice saber más de lo que sabe y cuya única virtud se reduce a haber sobrevivido a las vendettas propias de la mafia. Para otros, no es más que un criminal despiadado que quiso convertirse en notario de la historia asesina de Colombia. Unos más coinciden en que los únicos que podrían rectificarlo ya pasaron a mejor vida.
De cualquier manera, Popeye terminó confesando sus verdades y muchos episodios desconocidos del capo Pablo Escobar Gaviria salieron a relucir: los dirigentes políticos que orbitaron alrededor suyo, las mujeres que se dejaron seducir por los ríos de dinero, los dirigentes y futbolistas que le hacían antesala al jefe del cartel de Medellín, entre un largo etcétera de revelaciones. Según Popeye, el día más triste de su vida fue cuando su patrón cayó muerto en un tejado de Medellín, el 2 de diciembre de 1993. Su vida como sicario ha sido contada en artículos de prensa, en televisión, en radio, en portales de internet. Sus últimos años los pasó en la cárcel de Cómbita (Boyacá) y en más de una ocasión era quien preparaba los tintos del penal de máxima seguridad. John Jairo Velásquez Vásquez ha rendido múltiples declaraciones en los largos 288 meses que lleva en prisión; algunos lo han rotulado como un mentiroso profesional.
Al margen de cualquier consideración sobre él, El Espectador contactó a 10 víctimas de la máquina de guerra del cartel de Medellín y de Popeye. Muchos tienen miedo de encontrárselo por la calle, que regrese a sus andanzas o que se reedite una época de violencia y carros bomba. Otros consideran que ya pagó sus crímenes, que la cadena perpetua no existe en Colombia y que muy seguramente tiene más miedo Popeye de salir de la cárcel que la sociedad misma de recibirlo. Estos son los testimonios.
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1. Julia Valencia
Hermana del magistrado del Tribunal Superior de Bogotá, Carlos Valencia, asesinado el 16 de agosto de 1989.
“Terrible me parece que este señor vaya a quedar libre, porque tiene muchos muertos. Es un sanguinario. Además, uno no sabe qué pueda salir a hacer. Me parece espantoso, él se debería quedar en la cárcel. Es monstruoso que salga en libertad. Me parece que no va a dar un brinco, no por mis manos, porque yo soy una persona sana, pero es horrible que a ese sanguinario lo vayan a soltar porque supuestamente ya pagó el tiempo que debía estar en prisión. Por mi parte, no quiero que se me atraviese en la vida por ningún lado. Estoy sin palabras”.
2. Luz Adriana González
Hermana de Ángela Milena González, víctima bomba que estalló en el barrio Quirigua, de Bogotá, el 12 de mayo de 1990.
“Me parece horrible que en este país no haya justicia. Imagínese, esa gente que hizo tanto daño y las familias ni siquiera han tenido justicia y reparación. No quiero que salga una persona de estas. Yo lo dudo mucho que el país esté dispuesto a pasar la página porque es que para uno no es fácil que una persona que hizo tanto daño quede libre y que puede seguir haciendo lo mismo. Todo lo que hicieron y tan poquito tiempo que pagaron y con beneficios. Eso es lo injusto, pero en este país todo es así. Me gustaría saber por qué hicieron ese atentado y quiénes estuvieron involucrados porque nosotros nunca supimos aparte de Pablo Escobar quiénes atentaron contra nuestros familiares y seres queridos”.
3. Leonor Cruz
Esposa del coronel Valdemar Franklin Quintero, asesinado el 18 de agosto de 1989.
“Este señor pagó lo que la justicia nuestra consideró como justo. Para las víctimas es muy difícil esta situación. No podemos seguirnos martirizando por este tipo de situaciones pero ya entenderá nuestros sentimientos y sufrimientos”.
4. Juan Guillermo Cano
Hijo de Guillermo Cano director de El Espectador, asesinado el 17 de diciembre de 1986.
“A Popeye ya se juzgó y se le impuso una pena. Hay que ver por qué no aparecen nuevos procesos en su contra después de que él mismo ha revelado que ha cometido más crímenes. Yo creo que la sociedad colombiana está esperando un proceso de paz y es fundamental que participen las personas que ya cumplieron sus condenas. Es el principio de lo que va a pasar con quienes resultaron víctimas y quienes han sido victimarios a lo largo que ha tenido Colombia en su violenta historia. Es importante que personas como ‘Popeye’ salgan a pedir perdón a la sociedad, pero tienen que hacerlo son sinceridad y honestidad. No estamos en la capacidad de sentarnos frente a él. Es él quien debe disculparse y hacerlo públicamente. No hacerlo personalmente porque él se escuda en eso. Aparentemente dice que ya cumplió con su pena, pero que falta diga toda la verdad.
5. Ángela Camacho
Hija de Roberto Camacho, corresponsal de El Espectador en Amazonas, asesinado el 16 de julio de 1989.
“Yo le diría que relate el episodio de la muerte de Roberto Camacho, cómo se gestó ese crimen con Pablo Escobar. Que relate los hechos que se dieron en torno al asesinato, porque aunque él no fue partícipe sí estuvo muy cerca de esa situación. Que cuente lo que sabe”.
6. Rosa Roldán
Hermana del exgobernador de Antoquia Antonio Roldán, asesinado el 4 de julio de 1989.
“¿Pasar la página? No, además no me importa que él se ande paseando por ahí, porque estamos llenos de delincuentes, es solo uno más. Además, en qué mejora que yo piense una cosa o piense otra, igual él va a salir. Gente que ha matado menos personas o incluso que no ha matado a nadie, que se ha robado tres pesos, paga 30 años de la cárcel. ¿Qué quiere que yo piense de una justicia así?”.
7. Alberto Giraldo
Hijo del periodista y abogado Héctor Giraldo, asesinado el 29 de marzo de 1989.
“Me parece que legalmente y desafortunadamente tiene derecho. Moralmente es un asco lo que va a pasar. En un país decente una condena por una cosa de esas es de 60 u 80 años. En este país, como no es decente, entonces pues hacen las leyes a su acomodo. Había una frase que decía: ‘Mata a dos personas y eres un asesino y mata a 500 y eres un emperador’. Las leyes de este país son una basura. Ese es el problema, que las leyes están puestas a su servicio. No se trata de que la sociedad esté o no preparada para que él salga, se trata que de que un tipo que a todas luces es un peligro esté libre. De nuevo, en un país decente esto no pasa, un tipo tan peligroso no estaría libre, no debería salir”.
8. Federico Arellano
Hijo de Gerardo Arellano, asesinado 27 de noviembre de 1989 en la explosión del avión de Avianca.
“No entendemos cómo un juez de la República profiere una boleta de libertad cuando existe una condena vigente. En 2008, alias Popeye fue condenado a 12 años y 12 meses. Por lo tanto, su pena efectiva terminaría en 2020. Incluso con rebaja de pena tampoco le daría, porque tendría que estar saliendo más o menos en 2016.
No se trata de que nosotros queramos que se quede perpetuamente en la cárcel. Nosotros hemos hecho un proceso de perdón gigantesco. Llevamos 25 años de impunidad en la masacre de nuestras familias, este año se cumplen 25 años de la bomba de Avianca. Vemos que esta libertad es una burla para las víctimas.
El Estado mantiene a las víctimas en el olvido, en el ostracismo jurídico y político. Las víctimas de Pablo Escobar hemos sido la cenicienta del paseo humanitario. Al Estado se le olvida que aquí todo está permeado por el narcotráfico. Se pelean las rutas de la coca. En un momento histórico como lo son los diálogos de paz ¿en dónde quedan las víctimas? Pues burladas.
La sociedad está muy resentida con todo lo que ha habido en la historia del narcotráfico. La sociedad dice que 24 años por los homicidios del cartel de Medellín, de los cuales Popeye participó en todos, es muy poquito. Nuestro sistema judicial y de penas es un sistema laxo. No contempla una pena máxima mayor a los 60 años. La gente, desde el punto de vista social, está resentida y nunca va a convivir con un monstruo que dañó a la sociedad y se siente orgulloso de su condición de bandido. No sé cómo será montarse en un metro al lado, aunque eso es difícil que pueda pasar, creo que con todos los temas de seguridad ya tiene planeado cómo salir del país porque enemigos sí le sobran”.
9. Sebastián Hiller
Director del periódico ‘Vanguardia Liberal’, cuya sede sufrió un atentado el 16 de octubre de 1989.
La libertad de Popeye debería poner al país a pensar en ese desbalance tan grande que hay entre los delitos que se cometen y las penas que se acaban cumpliendo. Si estuviéramos en otro país, las personas que hagan lo mismo, o la mitad, o la décima parte de lo que hizo el cartel de Medellín, hubieran estado recluidas un tiempo muy diferente Como ciudadano uno piensa: bueno si eso es lo que dice la justicia hay que acatarlo, hay que cumplirlo. Pero también que se plantee un gran debate nacional, que además le debería servir al Congreso para tenerlo en cuentas, ahora que se va a reforma la justicia. En el caso de nosotros, la bomba de ‘Vanguardia’, creó destrucción material del periódico y la muerte de tres empleados del periódico, de pronto los familiares de esas personas tendrían mucho que decir. La sociedad colombiana tiene una memoria corta. Habría que evaluar la responsabilidad de Popeye por todos esos años de zozobra.
10. Carlos Fernando Galán
Hijo de Luis Carlos Galán, asesinado el 18 de agosto de 1989.
“Hablando solamente en lo que corresponde al caso nuestro, porque no me quisiera referir al de los demás, Popeye no fue vencido en juicio por el asesinato de mi papá, sino que confesó su participación. Si él no hubiera hablado, hubiera sido muy difícil condenarlo, él ha contribuido a la verdad y su testimonio condujo a la condena de Alberto Santofimio. En este caso ha habido verdad, ha habido confesión, él ha pagado 20 años de cárcel, y si bien uno quisiera que pagara más, hay que entender que hay unas normas y que la justicia ofrece beneficios. Es difícil decir si lo hemos perdonado o no, ese es un proceso largo. Sin embargo, hay elementos en este caso que hacen que ese perdón vaya por buen camino. Él ayudó a la verdad y ese es un elemento fundamental para las víctimas. Yo no quiero vivir con rencor y con odio toda la vida, claro que estoy dispuesto a perdonar. No me parece que tenga que decirle nada, pero si conoce más información sobre otros delitos, pues que los cuente a la justicia”.
Tres trinos claves:
@AndresPastrana_ El mismo día en que se anuncia la salida de mi secuestrador de la cárcel, el Gobierno retira mi seguridad y la de mi familia.
@pachosantos Popeye, principal sicario de Escobar, pagó 22 años por sus crímenes. Líderes de las Farc, con miles de crímenes más, ¿cuánto van a pagar?
@villamizar @DianaCalderonF Diana, mi familia y yo somos víctimas directas de alias ‘Popeye’. Pero si alguien en Colombia ha pagado es él.
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