Por qué es histórico que la OMS recomiende el uso medicinal del cannabis

La semana pasada el Comité de Expertos en Farmacodependencia de la Organización Mundial de la Salud propuso reconocer la “aptitud medicinal” del cannabis y recomendó reformas para el tratamiento internacional de esta sustancia.

Por qué es histórico que la OMS recomiende el uso medicinal del cannabis

Por Cosecha Roja
05/02/2019

Por Virginia Labiano* y Tomás Camarasa**

Pese a que el uso medicinal de la especie vegetal Cannabis sativa L. ostenta registros comprobables desde hace por lo menos 4000 años, tanto esta planta como sus derivados fueron blancos principales del paradigma prohibicionista vigente desde el siglo pasado, cristalizado en el sistema de convenciones (1961, 1971 y 1988) que regulan las sustancias prohibidas por la ONU.

Así, el cannabis fue clasificado en la categoría de máxima restricción donde se incluyen las sustancias con “propiedades particularmente peligrosas y escaso o nulo valor terapéutico”. Su peligrosidad y adictividad fue considerada equivalente a las de la heroína y cocaína. Los datos desmienten esa equivalencia: la heroína y la cocaína reportan un aproximado anual de 120.000 y 12.000 muertes respectivamente. El sistema internacional, en toda su historia, no registra caso alguno de fallecimiento atribuible al uso del cannabis, o lo que es lo mismo 132000 a 0.


El sistema internacional, en toda su historia, no registra caso alguno de fallecimiento atribuible al uso del cannabis


Al mismo tiempo, se excluyeron de estas convenciones los componentes activos de otras drogas que la ciencia probó más nocivas para la salud humana como el alcohol y el tabaco.

¿Cuál es la vara con la que se toman estas decisiones? Hay razones de peso científico que avalen esas clasificaciones? La respuesta hay que buscarla más bien por el lado de los intereses de ciertos países en perseguir y condenar su uso, bajo criterios racistas, xenófobos y de intervencionismo geopolítico.

Cuestión que reconoció en el año 2002 el Comité Especial sobre Estupefacientes Ilegales del Senado Canadiense al definir que “el régimen internacional para la fiscalización de sustancias psicoactivas […] es ante todo un sistema que refleja la geopolítica de las relaciones Norte-Sur en el siglo XX. En efecto, los controles más estrictos se impusieron a sustancias orgánicas –el arbusto de coca, la adormidera y la planta de cannabis– que suelen ser parte de las tradiciones ancestrales de los países de los que proceden estas plantas, mientras que los productos culturales del Norte, el tabaco y el alcohol, fueron ignorados y las sustancias sintéticas producidas por la industria farmacéutica del Norte quedaron sujetas a regulación en lugar de prohibición”.

Ya avanzado el siglo XXI y ante la presión en aumento por parte de la comunidad médica internacional y sus pacientes, se reconoció que “el cannabis nunca había sido objeto de un examen oficial por parte del Comité de Expertos en Farmacodependencia de la OMS” (https://www.who.int/medicines/access/controlled-substances/UNSG_SignedDGletterSP.pdf ).

Así fue que, mientras un número creciente de países establecía regulaciones propias en lo que refiere al uso médico y terapéutico del cannabis, entre los años 2016 y 2018 dicho Comité se abocó a una revisión completa sobre la evidencia científica en torno a los usos y aplicaciones del cannabis.

Se esperaba que los resultados se anunciaran al cierre de la 61° Sesión de la Comisión sobre Estupefacientes de la ONU, desarrollada en diciembre de 2018 en Viena, pero la gran expectativa generada se vio truncada por una insólita demora en la presentación de las conclusiones, alegando una supuesta falta de tiempo.

Hubo que esperar hasta la semana pasada, cuando fue divulgada una recomendación de  Tedros Adhanom, Director General de la OMS, comunicando al Secretario General de la ONU las conclusiones de su Comité de Expertos (https://www.icci.science/data/files/ECDDcannabisoutcome.pdf ).

Entre ellas, se propone a la comunidad internacional adoptar medidas tendientes a reconocer la “aptitud medicinal” del cannabis, con su consecuente remoción de la lista de sustancias catalogadas como riesgosas y sin valor terapéutico, promoviendo su investigación y abastecimiento.


Un comité de expertos de la Organización Mundial de la Salud propuso reconocer la “aptitud medicinal” del cannabis y promover su investigación y abastecimiento.


Adicionalmente, se manifiesta expresamente a favor de la desregulación internacional total del cannabidiol (CBD), reconocido hasta el momento como el principal componente medicinal de la planta, utilizado para tratar epilepsia y esclerosis múltiple entre otras.

¿Cómo sigue entonces esta historia? La recomendación es un paso necesario pero no concluyente. El próximo mes de marzo las sugerencias de la OMS deberán ser sometidas a la voluntad política de los 53 países que integran actualmente la Comisión sobre Estupefacientes, entre ellos Argentina. Deberán decidir si adecúan las listas conforme las recomendaciones de base científica o si todo sigue como está, dominado por “razones” que nada tienen que ver con la protección de la salud o la prevención de daños.

El panorama es medianamente optimista, ya que 33 de esos países tienen algún tipo de regulación y reconocimiento de las potencialidades terapéuticas del cannabis en sus legislaciones internas. Argentina se encuentra entre tales países, no obstante la persistencia hegemónica del prohibicionismo y la retórica criminalizante para abordar el fenómeno.

El mundo estará nuevamente atento a ver quién prevalece esta vez en esta ridícula disputa entre ciencia y prohibicionismo, entre protección de derechos o punitivismo criminal.

* Politóloga, becaria Escuela de Política y Gobierno de la UNSAM, integrante de RESET – Política de Drogas y Derechos Humanos

** Abogado y Docente Universitario UNAus- Derecho integrante de RESET – Política de Drogas y Derechos Humanos