Cosecha Roja.-
Ni capos como Pablo Escobar, ni genios de la química como Walter White, ni grandes campos de marihuana o plantaciones de coca: Argentina no es un país productor de drogas. La polémica se instaló en los medios cuando el secretario de Seguridad, Sergio Berni, aseguró que la Argentina no es un país donde se produzcan drogas y planteó la posibilidad de regular el mercado de la marihuana. Desde la oposición voces como la de Eduardo Amadeo, ex titular de la Sedronar durante el menemismo, dijeron que sus declaraciones eran “un disparate”.
Según la clasificación de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, un país tiene una alerta de producción cuando ocupa grandes superficies de su territorio para plantar, por ejemplo, marihuana y exportarla. En el informe anual de 2013, Perú pasó a ser el primer productor de hoja de coca del mundo con 60.400 hectáreas cultivadas. Argentina es considerada el tercer país exportador de cocaína que no se produce en su territorio. Continúa siendo un lugar de tránsito.
“No somos un país productor porque no hay cultivos ni procesamiento de las plantas. Lo que sí se viene incrementando son las situaciones de fraccionamiento y elaboración. Si hay laboratorios, uno podría pensar que seguimos ligados a las rutas de tránsito pero no me satisfacen las categorías tan cerradas”, dijo Graciela Touzé, directora ejecutiva de la Fundación Intercambios, a Cosecha Roja.
En la Argentina, “la mayor parte de la marihuana que se consume ingresa desde Paraguay”, explicó a Cosecha Roja Sebastián Basalo, director de la revista THC. La cocaína tampoco se hace en el país: “proviene de la extracción del alacaloide de la planta de coca e ingresa como pasta y como cocaína refinada”.
“Mucho de lo que se dice son disparates”, polemiza Luciana Pol, investigadora del CELS. “Hay una presunción de decadencia constante: cada vez se consume más. Es probable que haya cambios, porque todo el tiempo los hay en la forma de producción, en las estaciones. Pero ¿sobre qué datos se está debatiendo?”, se preguntó.
Algunos datos concretos indican que sólo en 2013 casi 9500 jóvenes cayeron presos por consumo y tenencia de drogas y de los 12000 casos que ingresan a la Justicia, el 70 por ciento son usuarios, según las cifras de la Procuraduría de Narcocriminalidad (Procunar).
Por eso, muchos expertos coinciden cuando se trata de despenalizar. Perseguir a los consumidores y a los adictos, dicen, no resuelve el problema. Varios proyectos de reforma de la ley 23.737 de tenencia y tráfico de estupefacientes, que todavía tienen estado parlamentario, proponen reducir el peso de lo penal, poner el foco en la asistencia y el tratamiento, despenalizar el cultivo, distinguir a los “grupos delictivos organizados” del resto y reducir las penas cuando existen situaciones de vulnerabilidad social. De hecho, la ley ya fue criticada por anticonstitucional, porque esa penalización va en contra del respeto a los derechos individuales de las personas.
Más de 50 organizaciones de todo el continente latinoamericano ya habían reclamado a fines de 2013 a los ministros de Seguridad de la región que se revise la orientación de las políticas de drogas, que hoy son prohibicionistas, en consonancia con la receptividad al cambio en otras partes del mundo. El objetivo es reducir la violencia y respetar los derechos humanos.
“En los territorios hay una altísima violencia producida por la ilegalidad de estos mercados regidos por bandas que utilizan métodos violentos”, aseguró Luciana Pol. Y Touzé también reconoció el avance que plantea el debate abierto por Berni, la posibilidad de regular el mercado. Porque la despenalización deja de considerar delito la posesión “pero para que el consumo sea legal la venta no puede ser ilícita”, dijo a Cosecha Roja.
“Regular el mercado de la marihuana con el control del Estado sobre ella”, dijo Basalo, “es la única manera de acabar con el narcotráfico, en un contexto donde el narcotráfico es la policía, que es lo que caracteriza al problema argentino. Por eso acá no tenemos carteles ni Pablo Escobar ni maras. Es una estructura organizada y controlada por las fuerzas policiales”.
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