Fotografías: Titi Nicola.
Siempre tuve la incógnita acerca de por qué las travestis y trans practican masivamente el culto africanista. Con esto no quiero decir que no haya travestis y trans que adhieren a otros tantos cultos religiosos. Pero el umbandismo reúne a un buen número de feminidades trans en lo que a cuestiones de fe se refiere.
Intentando entender ese fenómeno nos acercamos desde Periódicas a uno de los eventos religiosos a cielo abierto más tradicionales en la ciudad: La celebración a Iemanjá.
La fiesta comenzó cerca de las 20 y, cumpliendo con la consigna de la celebración, nos acercamos a la Costanera Este vestidas de blanco. Un profuso público comenzaba a colmar la playa de la Setúbal y a acercar barcazas hechas artesanalmente con obsequios para la diosa. Sidra, frutas, dulces, espejos, joyas y perfumes eran parte de los ofrecimientos a la laguna, representación local del manto de Iemanjá.
En el comienzo de la celebración les creyentes se acercaban al curso de agua para limpiarse de energías negativas, en uno de los rituales permitidos para el povo (pueblo o comunidad en español). Más cerca de las 21 una oradora dio introducción a la fiesta, en la cual se explicó que deidades del panteón candomblé iban a ocupar el cuerpo de mediums presentes para impartir bendiciones entre les asistentes.
El ritual comienza con un llamado a las energías espirituales superiores guiado por un líder o lideresa, pai o mae de santo (en este caso ambos), acompañades permanentemente por el sonido de una campana y el candombe, ejecutado en vivo por una orquesta. Los cantos entonados son íntegramente en portugués, lengua en la que también los espíritus se comunican con el pueblo común.
Les guías espirituales se encargan de entonar una serie de estos cantos que abren la puerta de los cuerpos de aquellos dignos de recibir una presencia espiritual, a la vez que reciben en el propio una entidad. Una vez producida esa ocupación corporal, proceden a vestir suntuosos atuendos que les identifican.
Durante la ocupación, las deidades imparten axé (energía positiva o fuerza vital) y bençãos (bendiciones). Se acercan de hecho a las personas presentes, en ocasiones dejando mensajes de los dioses para esas personas, identificando dolencias, y librando de diversos males.
En mi caso particular fui bañada de perfume por Oxum, deidad regente del 2022, y diosa del agua dulce, la fertilidad y la sensualidad. También durante la noche recibí un espaldarazo de Oggun, dios de la guerra, la herrería, y la tecnología.
En otro momento esa misma deidad, encarnada en el cuerpo de una medium travesti, cubrió con su capa a una compañera también trans, ya mayor y bastante enferma, y le puso la ceniza de un habano que apago con sus dedos en las manos de la afectada. Además le dirigió unas palabras en portugués y la abrazó largo tiempo emitiendo un silbido. Fue uno de los momentos mas emotivos de la ceremonia.
Durante el rito las, los y les asistentes participamos también de una limpieza colectiva por parte de los espíritus presentes. Y la fiesta terminó poco antes de la lluvia, cuando les fieles entregaron sus regalos para la divinidad.
Después de todas esas experiencias, pareciera que lo que les ajenes conocemos como umbandismo, candomblé o religión yoruba es una idea bastante distante de lo que fue esa práctica afectuosa y libre de prejuicios celebrada esa tarde.
Para entender mejor el vínculo entre el africanismo y las mujeres trans hablamos con Mai Reina de Iemanjá Boci.
— Esto no se lo preguntaríamos seguramente a alguien católico pero, ¿Cuál es el origen de tu religión?
El culto de los Orixás, a las fuerzas de la naturaleza, es traído directamente del África en los barcos. La religión tiene origen en los antiguos esclavos africanos secuestrados por los españoles en la colonización de América. La mayor parte desembarcó en América del Sur, sobre todo en Brasil, en Rio Grande do Sul. Ahí es fundada la umbanda años después, que es una línea, una variante del africanismo.
— ¿Cuándo y cómo te convertiste al africanismo?
Nací y crecí en la religión. Mi mamá y mi abuela son de esta religión y por ellas la conocí. Más o menos a los 12 años empece a formar parte del culto.
— ¿Por qué te parece que las mujeres trans y las travestis adhieren tanto a esta práctica religiosa?
En mi caso como mujer trans es la única religión que no discrimina y no ve lo que sos, sino la forma espiritual que tenés para poder alcanzar tus objetivos. No piden un currículum sobre si sos travesti, si sos gay, o lo que fueses. Sino que ve tu corazón y apoya siempre que haya bondad. Conozco muchas mujeres trans que hoy son mae de santo como yo: Priscila de Ossanha, Estrellita de Oxum, Michelle de Oia, Yazmin de Xangó, Romina de Oxum. Muchas de Córdoba, de Rosario, de Porto Alegre, muchísimas.
— ¿Qué pensás de los mitos en torno al culto africanista?
Los mitos nacen en la falta de conocimiento de la sociedad, que prejuzga. Y también tenemos los pseudos mae y pai de santo, gente que malpractica la religión y que la usan para esconderse para la falencia humana, la malversación, para lucrar. No la buscan para el bien al prójimo, sino para dar miedo o temor, siendo que la religión no es eso. Los mandamientos de la umbanda no son eso. Por eso hoy somos mal vistos. Mucha gente dice que rendimos culto al diablo. No es cierto. Que somos seguidores de Satán, no es así. El diablo es una deidad del cristianismo que aparece en la biblia. Nuestra religión no es sobre eso. Esa es la mala información que maneja la gente y el tabú hacia lo desconocido y también estos pseudos religiosos que agrandan esto. La umbanda es una religión profunda, que encierra parte de la cultura africanista e indígena americana. Es una religión compleja, de muchos fundamentos y de muchos valores.
El umbandismo es un fenómeno religioso, cultural y afectivo parte de la identidad de la comunidad travesti trans. Es agencia de libertad, comunidad, cuidado, y contención emocional.
Hay un componente de pertenencia que es fundante en la experiencia religiosa, donde desaparece la carga de la culpa-expulsión judeocristiana y habita un un orden de valores en los cuales no existe la superioridad por división sexual.
Muchas de las travestis con las que hablé sobre los por qué de su inscripción en el umbandismo describieron un anclaje presente en reconocerse oprimides por un mismo sistema de explotación. El devenir de los esclavos es un paralelo anacrónico a las violencias sufridas por las personas travestis y trans, lo que se inscribe en un profundo sentimiento de identificación.
Y claro que otros componentes como la fe misma. Esa expectativa segura sobre lo que no se puede ver, de lo que no se puede comprobar, y de lo que no se puede explicar racionalmente, como muchos sucesos que vivimos esa noche.
En lo personal me parece cargado de muchísimo sentido que las personas trans se inscriban en el marco de prácticas religiosas como estas, como un bastión más de la batalla cultural contra la opresión. Pero también un lugar en donde ser. Un espacio de seguridad que ninguna política pública cis puede crear.
Nota originalmente publicada en Periódicas.com.ar