El papá y la mamá de Antonella escucharon ruidos en el baño. Cuando abrieron la puerta vieron a su hija de 19 años con un bebé herido en los brazos y un cuchillo ensangrentado. El bebé murió en el hospital y la chica quedó detenida. La fiscal mendocina Ivana Verdún la imputó por homicidio agravado por el vínculo, un delito que prevé una pena de prisión perpetua.
La familia declaró que no sabían del embarazo. La chica no contó quién es el padre. La fiscal no indagó en ese tema: a partir de una pericia psicólogica determinó que la joven era consciente de sus actos. “Nadie dice que es una adolescente de 19 años, que acaba de terminar la escuela. Es necesario que indaguen por qué una chica llega a esa situación y si el embarazo fue producto de una violación”, dijo a Cosecha Roja Natalia Paya, integrante de la organización feminista Macacha Güemes y del colectivo Ni Una Menos General Alvear.
Antonella pertenece a una familia evangelista de General Alvear, un departamento al sur de la provincia de Mendoza en el que viven alrededor de 40 mil habitantes. La madrugada del 13 de mayo la chica parió sola en el baño de la casa familiar y atacó a puñaladas al bebé. La mamá de Antonella escuchó ruidos. Envolvió al bebé en una toalla y llamó una ambulancia.
Antonella y el bebé quedaron internados en el hospital local Enfermeros Argentinos. La criatura fue trasladada al hospital Schestakow, en San Rafael, donde murió. La chica quedó detenida en la comisaría 46 de Bowen.
La fiscal no indagó sobre la causa del embarazo. Las organizaciones feministas de General Alvear sospechan que podría tratarse de un caso de abuso sexual. La fiscal Verdún la imputó por “homicidio agravado por el vínculo” y la joven fue trasladada al penal de San Rafael.
El caso generó el repudio de la sociedad mendocina. Los medios hablaron de “la joven que mató a su bebé a puñaladas”. Los lectores de los portales reclamaron la pena de muerte.
Desde Ni Una Menos General Alvear intentaron contactar a la familia de la chica pero no tuvieron respuesta. Tampoco lograron visitarla a Antonella en el penal. Las activistas feministas exigen que el caso sea analizado desde una perspectiva de género. “Sabemos que la van a juzgar, pero queremos que sea un juicio más justo. Es necesario que la fiscal investigue cómo se llegó a esta situación”, explicó Paya. “Es un caso parecido al de Romina Tejerina”, agregó.
En 2003, Tejerina, una joven jujeña de 20 años, fue detenida por la muerte de su hija recién nacida, producto de una violación. Dos años después la condenaron a 14 años de prisión por homicidio agravado. El caso tuvo repercusión en todo el país y Tejerina recibió el apoyo de organizaciones feministas y de derechos humanos. En 2012 fue liberada después de pasar nueve años en la cárcel.
