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Anita Aliberti – Cosecha Roja.-

Rosa subió al escenario del Teatro Argentino de La Plata con 12 pibes de la Asociación Miguel Bru. Ella fue la protagonista de la noche -recibió el premio Rodolfo Walsh a la comunicación popular- y cargó una bandera gigante que decía “¿Dónde está Clara Anahí Mariani?”. Rosa busca el cuerpo de su hijo hace 22 años y dedica su vida a acompañar a otros familiares de víctimas de violencia institucional. Ella es “una mamá colectiva”.

– La cara de Rosa significa lucha por la justicia. Cada vez que se pare delante de una comisaría el policía va a decir ‘Uy, esa cara la conozco, nos dio grandes dolores de cabeza’. Yo creo que Miguel ha salvado a cientos y cientos de chicos de que no los mate la policía. Todo eso gracias a ella- dijo León Gieco en la conferencia de prensa después del recital que dio el domingo a beneficio de la Bru.

-Gracias a los amigos de Miguel- respondió Rosa y sonrió.14-06-2015 Gieco-Bru x Gabriela B Hernández (9)

“Tantas veces me mataron, tantas veces me morí”, cantó Gieco ante el auditorio lleno. También sonaron las letras de Zitarrosa, Violeta Parra y Víctor Jara. Rosa marcó el ritmo con las manos. Cuando terminó el recital, los integrantes de la Asociación la acompañaron a recibir el premio en caravana y entre aplausos.

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¿Dónde está Miguel? Eso es lo que pregunta Rosa sin parar desde 1993. El mensaje “era claro y contundente. Miguel no estaba, lo habían desaparecido en el contexto de una democracia que parecía haber dejado eso atrás y en la que buena parte de la población estaba adormecida y quería seguir durmiendo”, dijo Florencia Saintout, decana de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la Universidad Nacional de La Plata.

Al entregar el premio, la decana reconoció que Rosa forma parte de la comunidad académica. “Ella está siempre cerca, es una más de nosotros. Es la madre de Miguel, la madre de todos nosotros y de esta Patria que estamos construyendo con amor, memoria, verdad y justicia”, dijo. En 2013, cuando León Gieco recibió el premio Rodolfo Walsh en manos de Rosa, también se lo dedicó a Miguel.

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“Rosa es una mamá colectiva”, dijo a Cosecha Roja Carola. La conoció hace 13 años cuando la policía mató a su sobrino. “Me pasé a su vereda hace cuatro, cuando mataron a mi hijo”, contó. Junto a otras mamás de adolescentes y jóvenes víctimas de violencia institucional formaron la Asociación de Madres Contra la Impunidad. “Rosa no sólo nos enseñó a seguir adelante, sino también a transitar ese camino con dignidad y humildad”, contó Gumersinda y agregó “Es la madre de todos los que nos faltan y todos sentimos que nos falta Miguel”.

Miguel Bru desapareció en agosto de 1993 de la comisaría 9na de La Plata. El estudiante de Periodismo hizo una denuncia contra los policías de esa dependencia por un allanamiento ilegal en su casa. Lo amenazaron para que la retirara y el 17 de agosto lo secuestraron. Los testigos lo vieron por última vez cuando lo torturaban.

En 1999 la Justicia condenó a perpetua a los ex policías Walter Abrigo y Justo López por la tortura, muerte y desaparición de Miguel, y al ex comisario Domingo Ojeda y al ex oficial Ramón Ceressetto por encubrimiento. Abrigo murió en prisión y el 24 de diciembre de 2014 López quedó en libertad. La familia de Miguel, junto a la Asociación, sigue exigiendo que aparezca el cuerpo y que investiguen al resto de los policías que estuvieron esa noche en la comisaría.

La Bru acompaña a las familias de otras víctimas. Las ayuda con patrocinio y asesoramiento jurídico. Además tiene una Casa de la Cultura y Oficios Miguel Bru que funciona desde 2007 en Parque Patricios. Allí dictan talleres de música, electricidad, computación, cocina, periodismo digital, fotografía y radio.

Según la Procuraduría de Violencia Institucional (Procuvin), hay casi 800 casos de funcionarios públicos de Fuerzas de Seguridad y Custodia investigados en 209 causas judiciales que tramitan los fueros Nacional y Federal. Casi la mitad es por violencia policial.

La lucha de Rosa es cotidiana, cada vez que va a una comisaría a defender a una víctima al pibe le cambia el escenario: él se siente protegido y el policía, vigilado. “Un montón de gente se sumó a la lucha, con mucha solidaridad y compromiso, aún sin haber conocido a los fundadores”, dijo.

Los nietos de Rosa saben que primero está el compromiso. “Si no hay obligaciones soy abuela en la casa. Si no, vivo en la calle y los juzgados, acompañando a otras mamás”, contó. Así fue el día de la marcha del #NiUnaMenos. Abril, la nieta de 3 años, no tenía clases, la mamá no tenía con quien dejarla y marchó con la abuela.

FOTOS 1, 2 y 3: Gabriela Hernández