Cosecha Roja.-
La Justicia de Bahía Blanca dictó la prisión preventiva contra la periodista Estefanía Heit y su esposo, el falso pastor Jesús María Olivera, acusados de haber mantenido cautiva durante tres meses a Sonia Molina en su casa de Coronel Suárez.
La fiscal María Marta Corrado acusó a la pareja de secuestrar, estafar, torturar, violar e intentar matar a Molina. La jueza Susana Calcinelli, a cargo en forma interina del Juzgado de Garantías 1 de Bahía Blanca, “descartó los agravantes para Olivera en el abuso sexual con acceso carnal mientras que para la periodista no le imputó participación en el abuso sexual”, explicaron fuentes judiciales.
Hace algunos días, la defensa expuso la teoría de que el ayuno de la víctima era voluntario y los golpes se debían a un entrenamiento que realizaba para irse a una misión espiritual en Chaco.
El abogado de Heit, Leonardo Gómez Talamoni, afirmó que en la pericia que le hizo la jefa del área de Salud Mental del Hospital Municipal de Coronel Suárez, Marianela Parenti, Sonia afirma que ella salía a caminar cuando quería y que no comía por recomendaciones del pastor Yiye Ávila. “La pericia demuestra que ella tiene una patología obsesiva con algunas personas, pero no estaba en cautiverio, salía cuando quería. El error que se cometió fue dejar que Sonia se golpeara durante su entrenamiento místico”, comentó.
El socio de Talamoni y abogado de Jesús Olivera, Claudio Lofval, dijo que la pericia de Parenti no habla de Síndrome de Estocolmo. “No se puede comparar un cautiverio de 11 años con uno de 3 meses que está en duda”. Y afirma que el informe es contundente y demuestra que Sandra Molina miente y que es capaz de inventarlo todo.
Pero el reciente secretario de Salud de la Municipalidad de Coronel Suárez, Juan José Aspitarte, que participó de la pericia mental a Sonia Molina afirmó que todavía no hay una definición clara y se están manejando muchas interpretaciones de los dichos de la víctima, pero lo que sí es seguro es que Molina estuvo influenciada en la toma de decisiones. “Tenía una afectividad especial hacia sus captores y en algún momento tuvo el síndrome de Estocolmo producto de la seducción”, confirmó Aspitarte.
La noche que Sonia Molina llegó al hospital estaba “destruida” tanto física como psíquicamente. Pesaba solo 45 kilos, estaba deshidratada, no tenía calcio en los huesos y casi no se podía mantener en pie. “Su estado podría ser el de una huelga de hambre evolucionada pero los golpes que tenía no tienen otra explicación más que el abuso por parte de terceros”, comentó Aspitarte.
Por último la experta en criminología María Laura Quiñones Urquiza remarcó que si bien el ayuno y los golpes podrían ser voluntarios, la pareja de Heit y Olivera “nunca tuvo un momento de cordura para detener a Sonia” en su plan autodestructivo. Otro punto que la experta ve como una grieta en los dichos de la pareja es que quienes hacen ayuno voluntario sostienen esa postura hasta el final y no se van corriendo o cambian de opinión de un día para el otro. “Está claro que Sonia no tenía muchas opciones y por más que pueda salir a caminar sola estaba amenazada”, señaló.
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