Cosecha Roja.-
Hace seis días, treinta policías de civil y 300 efectivos de las delegaciones de Drogas Ilícitas de La Matanza y Ezeiza entraron a la villa Puerta de Hierro y secuestraron paco, marihuana y detuvieron a 12 personas, en su mayoría mujeres. El operativo estuvo filmado una cámara oculta, otra que se encargó de los planos generales, dos Go Pro adosadas al cuerpo de los policías y un drone que sobrevolaba la zona. La estética era similar a las de Policías en Acción, aunque mucho más precaria.
Dos horas después del allanamiento,el barrio volvió a ser el de siempre: pasó el tren del dinero y se detuvo en la Estación Villegas. Así llaman a uno de los ramales del Belgrano Sur donde viajan cerca de 300 pibes que bajan corriendo, cruzan la avenida Crovara y se meten entre las tiras para comprar lo que sea: cocaína, marihuana, pastillas y sobre todo, paco.
Los medios recibieron las imágenes editadas el jueves por la mañana y las transmitieron sin más. Cómo sucede desde hace un tiempo, la Bonaerense sugirió un nombre que los canales de televisión compraron a libro cerrado: las narcochicas de Puerta de Hierro. Antes fueron las narcolpalomas, narcoboas o narcopizzería.
Puerta de Hierro es el centro de abastecimiento de drogas baratas del conurbano. En el triángulo formado por la Avenida Crovara, las vías del tren Belgrano Sur y los asentamientos San Petersburgo y 17 de Marzo vivien dos mil personas, cerca de quinientas familias.
La policía dijo que el allanamiento fue el resultado de nueve meses de investigación. Antes de entrar al barrio instalaron cámaras ocultas, hicieron escuchas telefónicas y agentes de civil se hicieron pasar por clientes. Así descubrieron que las que hacían el trabajo de fraccionamiento, venta y entrega de la recaudación eran mujeres. Algo que cualquier niño de Puerta de Hierro sabe:
-Mi hermana está en eso que comen los fisuritas, en la pasta base. Se sube al tren y vende, -le dijo Camila, de seis años, a una trabajadora social de la zona. Caminaban juntas por el barrio cuando una piba le dijo: “¿querés comprar?”. La nena le gritó: ‘¿no te das cuenta boluda que ella no fuma? ¡Salí,salí, salí!’
El oficial a cargo también dijo que el operativo fue de alto riesgo: “Puerta de Hierro es conocido por impenetrable: es un barrio duro”. Del operativo no participaron los agentes de la comisaría 20: los vecinos dicen que entran todos los días al barrio a cobrar la cuota a los transas. La policía no informó si se secuestraron armas. Durante el operativo no se disparó un solo tiro. La mayoría de las detenidas son mujeres. Las presas son el 5 por ciento de la población carcelaria y más de la mitad tienen causas por “tenencia y tráfico de drogas”.
En las imágenes se mostraron las tiras, esos pasillos que van desde la avenida hacia las vías del tren, y por donde los vecinos caminan en fila india. Sobre las mesas de los bunkers estaba el paco fraccionado, envuelto en papel glasé metalizado junto a medio sanguche de milanesa. Mientras, los agentes de Montán interrogaban a las mujeres sobre el trabajo de narcomenudeo:
-¿Cuánto sale el paco?
-Diez pesos. Y cinco la marihuana.
Las imágenes del allanamiento circularon en Youtube y tuvieron casi 10 mil visitas.A las mujeres que no filmaron, las detuvieron así: las agarraron de los pelos, las arrastraron por los pasillos y las juntaron a todas en un sólo bunker, con la droga secuestrada.
-¡Puta salí de ahí, puta! -escucharon gritar a uno de los policías.
Eran oficiales varones, pese a que tendrían que haber mandado mujeres. En Puerta de Hierro las “Narcochicas” son Las Cotorras y dentro del barrio nadie quiere decir quiénes eran o si responden a alguien.
-Yo no conozco a nadie que venda, -dice Norma-. Hay cosas que no se pueden decir.
-Yo no tengo ningún problema en decirlo, acá siempre vienen y revientan las casas de la gente que no es; ellos saben muy bien dónde allanar, pero terminan metiéndose en casas que nada que ver, -Beto habla rápido y apura el mate- además acá se sabe bien quiénes vienen una vez por día a levantar la recaudación.
En el video de Youtube, las mujeres detenidas dicen que cobran 400 pesos por día por fraccionar y vender en casas tipo kioscos, y recaudan 10 mil pesos por día.
El jueves a la noche después de que su marido intentara llevarle ropa y comida y tuviera que darle cien pesos al comisario para que se la deje pasar, la trasladaron. Y el viernes a la mañana, cuando él fue a buscarla, le dijeron que la habían vuelto a trasladar.
Como todos los miércoles, Isabel estaba en el comedor cuando empezó el operativo. Tiene 60 años y dos veces por semana sirve la comida a los fisuras que lo necesitan. También se acercan los nenes del barrio. Ese día, tuvieron que meter a los chicos adentro del local y evitar que el drone de la policía se metiera a filmarlos.
-Teníamos al dándonos vuelta por todos lados, -dijo.
El fisura es la principal característica visual de Puerta de Hierro: jóvenes consumidos por el paco que viven en la calle. Están flacos, tienen las manos quemadas, miran para el piso buscando un “empuje”: un palo para empujar la pasta hacia el fondo de la pipa.
-El sábado, había que verlo. Saqué las mesas afuera. Eran un montón de fisuritas comiendo. Otros dormían, tomaban la leche, estaban al sol. Cuando se lo conté a Leo casi me mata.
Hay muchos fisuras amputados. A algunos les faltan los brazos, o una pierna, o un pie. Es algo constante. Y como no tienen prótesis o elementos de ayuda, usan palos de escoba, sogas, trapos viejos o bolsas, como muletas. Hay uno al que le faltaban las dos piernas y tiene la espalda deformada. Anda echado hacia adelante, y torcido: un palo es más largo que el otro.
-Acá hay tuberculosis, hay sífilis, hay Sida, hay de todo. Pero a mí no me importa. Mi hijo ya sabe que todo esto es más fuerte que yo. Que si un día no estoy en casa, tiene que venir a buscarme acá, -dice Isabel..
Puerta de Hierro nació como Núcleo Habitacional Transitorio (NHT) cuando, en septiembre de 1971, el gobierno de Onganía trasladó a los habitantes de la villa porteña El Cartón a Isidro Casanova. Las casas definitivas hoy están ocupadas por los que llegaron después.
Ahora, la villa tiene dos zonas; una alta en la que viven los vecinos históricos en casas de material. En la zona baja, más cercana a las vías del tren, están los ranchos de los transas y los vecinos más nuevos. En los pasillos de una y otra zona, los fisuras caminan como zombies. Apenas se corrieron un poco cuando vieron pasar el drone de la Bonaerense.
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