En Manzano Amargo, una localidad cordillerana de Neuquén, un poblador local encontró a su perro y a su gato muertos. En los alrededores también se descomponían los cadáveres de 13 cóndores andinos. Esa misma semana, a comienzos de octubre, encontraron otras 10 aves y algunas ovejas muertas cerca de la Cueva de Las Manos, en Santa Cruz.
Especialistas de la Fundación Bioandina -que lleva adelante el Programa de Conservación del Cóndor Andino (PCCA), a partir del cual rescataron 280 animales de esta especie y restituyeron más de 175 a su hábitat natural- trabajaron en los dos lugares: descubrieron que los cóndores murieron envenenados con agrotóxicos que los pobladores de la zona utilizan para matar animales que atacan su ganado.
Algunos cadáveres fueron enviados a los veterinarios, que practicaron las necropsias: detectaron que no tenían heridas de balas ni plomo en el cuerpo. Las muestras del buche de los cóndores fueron enviadas al Centro de Investigaciones Toxicólogicas de Buenos Aires.
“En el caso de Neuquén los análisis toxicológicos confirmaron que se utilizó un organofosforado”, explicó a Cosecha Roja la bióloga Rayen Estrada, integrante de la Fundación Bioandina y becaria doctoral del Conicet. Se trata de agrotóxicos de uso prohibido en Argentina.
Los estudios de los cóndores de Santa Cruz todavía no están terminados. “La escena en la que fueron encontrados es típica de envenenamiento”, explicó Estrada. Las aves muertas todas en la misma zona. Ninguna tenía heridas y estaban rodeadas de cadáveres de animales domésticos.
El cóndor andino (Vultur gryphus) es una especie en peligro de extinción. Se alimentan de animales muertos, salvajes o domesticados, y cumplen una importante función de limpieza y prevención de infecciones. “Tenemos un fenómeno que no se había dado nunca, ya contabilizamos la muerte de al menos 76 cóndores en todo el país, lo que equivale al 1,4% de la población. Es un daño irreparable”, explicó Luis Jacome, presidente de la Fundación Bioandina, al diario Río Negro.
La organización presentó una denuncia ante la Unidad Fiscal de Investigaciones en Materia Ambiental Federal (Ufima), donde se abrió una investigación sobre las responsabilidades penales por la muerte de los cóndores.
El uso indiscriminado de agrotóxicos es la principal causa de muerte de cóndores andinos en Argentina. En enero de este año en Malargüe, Mendoza, aparecieron 34 ejemplares envenenados. Los animales estaban amontonados y quemados. A unos pocos metros encontraron un puma, dos ovejas, un cordero y una cabra en descomposición.
Las muestras analizadas en el Laboratorio Toxicológico de Buenos Aires confirmaron que murieron envenenados con carbofurán, un agroquímico de alto nivel tóxico que sirve para combatir plagas en los cultivos y que los pobladores de la zona utilizan para matar a los animales que atacan el ganado. A partir de una resolución del Senasa su uso estará prohibido -con excepciones- a parir del 1 de enero de 2019.
Un año antes de las muertes en Mendoza, 19 cóndores andinos murieron en Jujuy después de comer una vicuña que había sido envenenada por los pobladores de la zona. El pesticida utilizado también fue el carbofuran.
“Detrás de estas muertes hay un conflicto entre la ganadería y los predadores”, explicó Estrada. Para combatir a los pumas y los zorros que matan el ganado los productores utilizan agrotóxicos que provocan la muerte de especies carroñeras, contaminan los suelos, el agua y ponen en peligro a todos los animales. “Es importante poder generar medidas que generen un equilibrio para el productor y que no perjudiquen salud humana y ambiental”, agregó.