Rafael Nahuel murió al recibir un disparo por la espalda mientras escapaba de un grupo de élite de Prefectura. La versión oficial insiste en que el joven mapuche murió en un enfrentamiento, aunque en la causa judicial no hay ningún elemento que permita demostrarlo.A seis meses de sus asesinato la Justicia no indagó a ninguno de los ocho prefectos que participaron del operativo. Los únicos imputados son Fausto Jones Huala y Lautaro González, los dos mapuche que cargaron el cuerpo de su compañero hasta la ruta 40.
A continuación las 5 claves de la investigación:
1. La pericia clave
La próxima semana estaría el resultado de un estudio clave: el peritaje balístico que permitiría saber de qué arma salió la bala que mató a Rafael.
Los ocho prefectos de la Unidad de Operaciones Policiales Especiales (UOPE) del grupo Albatros que intervinieron en el operativo tenían pistolas reglamentarias Beretta calibre 9mm. Cinco de ellos, además, tenían ametralladoras MP5, también 9mm, el mismo calibre de la bala que mató a Rafael.
“Todas las armas secuestradas se dispararon en el Tiro Federal. Cada arma, al disparar, deja en la bala un surco (estría), una especie de huella digital, que se está cotejando con la bala que se extrajo del cuerpo”, explicó a Cosecha Roja Matías Schraer, abogado de Fausto Jones Huala y Lautaro González.
2. Restos de pólvora
Otro de los estudios que podrían estar a fin de mes es la evaluación que está haciendo el laboratorio de Ciencias del Ministerio Público Fiscal (MPF) del informe técnico del Departamento de Caracterización de Materiales del Centro Atómico Bariloche (CAB), que analizó los posibles rastros de pólvora en las manos de los prefectos, los dos mapuche detenidos y en el cuerpo de Rafael Nahuel.
Según la investigación del CAB cinco de los ocho prefectos tenían restos de pólvora en sus manos. Se cree que un sexto, al que le dio negativo el estudio, también disparó porque en su cargador había menos balas de las que tenía cuando salió al operativo.
El estudio confirmó que Rafael no tenía rastros de pólvora en sus manos.
En el caso de Fausto Jones Huala, una de las dos personas que bajó el cuerpo de Rafael de la montaña hasta la ruta, de las 4001 partículas analizadas solo una contenía bario, plomo y antinomio, los tres elementos que componen la pólvora. A Lautaro González, el otro joven detenido por Prefectura, le dio positivo en una de las 3534 partículas analizadas. “Puede haber sido una transferencia secundaria de un disparo de arma de fuego. Cuando los detuvieron los mismos prefectos que efectuaron los disparos los tomaron de las muñecas y las manos para esposarlos y ahí se puede haber producido la transferencia. A Lautaro le dio positivo en la mano izquierda y él es derecho”, explicó Schraer.
3. El falso enfrentamiento
La versión oficial sostiene que el joven murió en un enfrentamiento con los Albatros. Hasta ahora no hay ningún elemento en la causa judicial que permita sostener esta versión: la autopsia demostró que la bala le pegó a Rafael por la espalda, en posición de huida. Además, el estudio del CAB confirmó que no había rastros de pólvora en sus manos.
Entre el 11 y el 17 de abril el juez le tomó declaración a 15 prefectos que estuvieron en Villa Mascardi el día que mataron a Rafael pero que no ingresaron a la comunidad. Ninguno pudo confirmar con precisión que alguien haya dicho que existió un enfrentamiento, como sostiene el Ministerio de Seguridad.
4. Ningún prefecto imputado
Hasta en la causa hasta ahora no hay prefectos imputados. La semana pasada la abogada Julieta Wallace pidió al juez Villanueva que ordene la indagatoria de los agentes que dispararon.
5. Mapuches en la mira
Los únicos dos imputados en la causa son Fausto Jones Huala y Lautaro González.
Hace algunos días, la Cámara de Casación Penal revocó la decisión del juez Villanueva, que había dictado la excarcelación de Jones Huala y González y los dos jóvenes que cargaron el cuerpo de su compañero volverán a la cárcel.
“La cárcel está dentro de las posibilidades”, dijo Jones Huala al portal En Estos Días. “Yo sigo mi vida normal. La verdad que no me preocupa. Está dentro de las posibilidades. Si llega a tocar, me tocará nomás, y seguirá la lucha mapuche. No estoy escondido debajo de la cama”.