Fue histórico: el 18 de junio de 2018 el Tribunal Oral en lo Criminal y Correccional 4 de la Capital Federal condenó a Gabriel Marino por el homicidio agravado por violencia de género y odio a la identidad de género de Diana Sacayán. Por primera vez se utilizaba la figura de travesticidio: asesinato por odio a la identidad travesti. Una conquista que llevó tres años de lucha comandada por la Comisión Justicia por Diana Sacayán. Dos años después, y en la semana en que se cumplen cinco años del travesticidio -fue el 11 de octubre de 2015- la Cámara de Casación Penal barrió con las reivindicaciones logradas: confirmó la condena a prisión perpetua de Marino, pero desestimó el agravante de crimen de odio por identidad de género.
Después de la sentencia histórica de 2018, la abogada de la querella, Luciana Sánchez habló de la importancia histórica del fallo en una entrevista con el medio Nodal: “El tribunal reconoció que entre los motivos del crimen está el odio a la identidad travesti de Diana Sacayán. Hasta ahora, y a pesar de los múltiples asesinatos de compañeras travestis y trans, nunca había sido reconocido como el motivo del crimen. Y eso es tremendo, porque 1 de cada 3 travesti muere asesinada antes de los 40 años”. Y concluyó: “No reconocer que su identidad sea el motivo, es negar que la vida de la compañera tenga valor”.
En diciembre de ese mismo año, la sentencia obtuvo el premio Mallete del Público 2018, por su impacto positivo sobre la igualdad de género en todo el mundo. Se trata de un premio que entrega anualmente la organización Women’s Link Worlwide, en reconocimiento a las mejores y las peores sentencias sobre igualdad de género en todo el mundo.
Los fundamentos de la Cámara de Casación para anular ahora la figura de travesticidio, que figuran en el fallo, se basan en parte en los argumentos de la jueza Ivana Bloch que en 2018 había votado en disidencia. Transcribimos sólo algunos:
“No se cuenta en el caso con ningún dicho de la víctima que de forma previa haya dado cuenta de una expresión transfóbica por parte del imputado. Tampoco se cuenta en el momento del hecho con ninguna prueba acerca de que Marino se hubiera expresado con insultos o agresiones acerca de la condición de mujer travesti de Diana Sacayán”.
“No se ha encontrado en el lugar del hecho ninguna leyenda o seña de esa expresión de odio”. Contrariamente a todo ello, Marino tuvo “muestras públicas de afecto para con Diana tal como relatan varios de los testigos: el vigilador del edificio vio cómo Marino y Diana se besaban en la boca; la amiga de Diana contó que compartieron una reunión en la casa de Diana y se acariciaban. Tampoco Marino ocultaba o negaba la relación con Diana a su familia”.
“El grado de violencia del ataque, ni el lugar en donde estaban emplazadas las lesiones, ni tampoco las expresiones pueden llevarnos a afirmar el elemento ‘odio a la identidad de género’”.
“El incidente no coincidió con un día significativo para la comunidad LGBT, el acusado no había estado involucrado previamente en un crimen similar motivado por prejuicio y no existe indicación de que un grupo de odio estuviera involucrado o que existiera una animosidad histórica basada en el prejuicio entre la víctima y el acusado, la víctima no estaba participando en ese momento en un evento especial para celebrar la diversidad de personas LGBTI; tampoco puede concluirse nada de ello respecto del lugar donde se desarrolló la violencia, etc”.
Diana fue una referente social y política que militó por los vecinos de La Matanza, luchó contra la contaminación del Ceamse, quedó a las puertas de ser electa Defensora del Pueblo de ese municipio del Conurbano bonaerense en 2012 y ese mismo año se convirtió en la primera travesti en recibir el documento con su identidad de género autopercibida de la mano de la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner.
Uno de sus principales legados fue conseguir, el 17 de septiembre de 2015, menos de un mes antes de su crimen, la sanción de la Ley de Cupo Laboral Trans Travesti en la Legislatura bonaerense.
El 13 de octubre de 2015 su cuerpo fue encontrado en el departamento de Rivadavia al 6700. Su cadáver estaba atado de manos y pies. En el piso se encontraron un martillo, una tijera y un cuchillo de cocina. El cuerpo tenía 27 lesiones. Trece eran puñaladas. Muchas de las lesiones las tenía en la cabeza y en la cara. Tenía 39 años.