Paloma Robles – Cosecha Roja.-
“De norte a sur, de este a oeste, ganaremos esta lucha, cueste lo que cueste (…)”. El coro de una treintena de organizaciones sociales y defensores de Derechos Humanos se escuchó por todo lo largo de la avenida Carlos Pellegrini en el microcentro porteño ayer al mediodía.
Las protestas por Ayotzinapa recorrieron todo el mundo y ayer se juntaron con las marchas del 1 de diciembre, una fecha que hace ya muchos años dejó de ser en México el día del presidente. En 2006, la imagen de un Felipe Calderón jaloneado por los diputados opositores a la hora de su asunción quedará en la memoria de los mexicanos.
En 2012, con la llegada de Enrique Peña Nieto a la presidencia, la historia fue otra y el guión de lo que serían los siguientes dos años nos quedó claro a todos. En varias ciudades del país hubo detenciones arbitrarias a manifestantes. La criminalización de la protesta se convirtió en un hábito.
Recién a Bryan Reyes le fue dictado un auto de formal prisión por un delito que no cometió. Los policías -que lo sacaron de su casa junto con su novia- lo acusan de robarle 500 pesos a otro policía. Bryan fue uno de los detenidos en 2012 durante la manifestación del primero de diciembre, dos años después su causa fue retomada.
Las formas de la autoridad mexicana siguen siendo las mismas, quizá solo más refinadas: represión, abuso de autoridad y tortura.
Ahora en cuanto la policía te detiene te roba el chip de tu celular para acceder a tus contactos. Eso contó hace unos días Sandino Bucio, poeta y estudiante de la UNAM, secuestrado el fin de semana por policías. Lo amenazaron con violarlo, quemarlo y desaparecerlo. A las pocas horas fue liberado sin cargos.
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El contingente encabezado por la Asamblea de Mexicanos en Argentina que marchó en Buenos Aires dio vuelta en avenida Santa Fe rumbo a la Cancillería a entregar una carta. “Como argentinos, sabemos que los crímenes de Estado y los actos de represión ocurridos en Guerrero y en la Ciudad de México no son hechos aislados, demuestran la crueldad con que se han arrancado las libertades civiles al pueblo mexicano, en un contexto de múltiples violencias, que se ha agudizado en los últimos ocho años a raíz de una fallida estrategia de lucha contra el narcotráfico”, escribieron las organizaciones que convocaron la manifestación.
Por la tarde la Federación Universitaria de Buenos Aires (FUBA) convocó a una marcha mutitudinaria sobre la avenida Cabildo, rumbo a la embajada de México. Ahí se expresó el apoyo de los estudiantes argentinos. Vestidos de luchadores, un colectivo de jóvenes quemaron una bandera de México mientras otros gritaban “va a caer, va a caer, Peña Nieto va a caer”.
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Ayotzinapa marca un nuevo momento en el significado del 1º de diciembre para los mexicanos. Ayer las calles de ciudades de México y del mundo fueron retomadas por los ciudadanos. Exigieron justicia y verdad. Denunciaron los abusos de un gobierno aparentemente democrático y ultra represor. Sintieron ganas de revancha pero también dolor.
Fotos: Xin Pineda
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