El nuevo jefe de la Policía Bonaerense, Rubén Fabián Perroni, fue compañero de Walter Abrigo, uno de los policías condenados por el asesinato del estudiante de periodismo de la Universidad Nacional de La Plata Miguel Bru. Los dos fueron juzgados por torturas y apremios ilegales cometidos entre 1992 y 1993, una modalidad en boga en la Comisaría Novena de esa ciudad.

 

El comisario general Rubén Fabián Perroni, el nuevo jefe interino de la Policía Bonaerense, tiene historial. En declaraciones a los medios hoy se desligó de las acusaciones que lo vinculan a una causa por torturas cometidas en la comisaría novena, la misma en la que estaban los policías condenados por el asesinato y la desaparición de Miguel Bru. “Participé en uno de los allanamientos, pero nunca cometí ese hecho y delito. Fui totalmente desvinculado en la rueda de reconocimiento”, dijo.

Aunque todavía no fue designado oficialmente, fue elegido por la gobernadora María Eugenia Vidal para ocupar el puesto del desplazado comisario Pablo Bressi. La denuncia por torturas y apremios ilegales en la comisaría novena y su pase a disponibilidad por dos años lo unen a los policías que desaparecieron a Miguel Bru.

La prácticas por las que lo juzgan en 1997 son similares a las usadas por “los efectivos de calle” de la novena. En aquel entonces, Perroni fue compañero de Walter Abrigo, el policía que murió en la cárcel sin decir dónde está el estudiante de periodismo.

En 1992, Perroni era oficial inspector y trabajaba en esa comisaría de La Plata. Había sido convocado para investigar a una banda que asaltaba carnicerías. La policía buscaba por esos presuntos robos a Rubén Isidro Silva, de 43 años. Varios agentes allanaron su casa, en 29 entre 514 y 515, en Ringuelet, pero no lo encontraron. A cambio, la destrozaron y se llevaron a Julio César Medina, un amigo del acusado: Medina quedó detenido en la novena.

La novia de Silva alcanzó a avisarle y el hombre hizo la denuncia ante la Justicia por el allanamiento y el secuestro de su amigo. Entonces el juez penal platense Ernesto Domenech ordenó la inmediata detención de Perroni y los procesamientos de los policías Walter Abrigo y Juan Domingo Ojeda, luego de acreditar que en la novena aprovechaban ese tipo de procedimientos para “inventar hechos y cargos”. Los tres quedaron libres. Un año después, en 1993, con el mismo modus operandi, Miguel Bru fue secuestrado y torturado también en la novena. Allí estaba, otra vez, Walter Rubén Abrigo.

“Yo tengo la duda”, dijo a Cosecha Roja Rosa Bru, mamá de Miguel. “Si Perroni y Abrigo eran compañeros y usaban el mismo modus operandi, no veo por qué no puedo pensar que el nuevo jefe de policía sepa dónde está mi hijo. Abrigo también fue condenado por el secuestro y la tortura de Roberto Abel Diez. Procedían exactamente igual”.

De la novena, Perroni fue pasado a la décima y luego a la División de Delitos Económicos de la Policía Bonaerense. Cinco años después, en 1997, el juez Domenech imputó a Perroni y a Abrigo por “Torturas y violación de los deberes de funcionario público” y ordenó detenerlos. Al primero lo acusó de torturar a Julio César Medina y al segundo a Miguel Bru.

Perroni fue sobreseído, exento de sanción disciplinaria y reincorporado a la fuerza. Ahora es el jefe interino de la Bonaerense. Abrigo murió en la cárcel sin jamás haber revelado dónde están los restos de Miguel Bru y habiendo recibido la pena perpetua por el caso Díaz.

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Miguel Bru fue detenido en la noche del 17 de agosto de 1993 por policías del servicio de calle de la comisaría novena -de la cual Abrigo era el jefe y López uno de sus integrantes-. Según contaron los testigos que estaban detenidos en esa dependencia, lo torturaron y luego se lo llevaron en un auto. A pesar de las 37 pistas surgidas estos casi 24 años, nunca apareció el cuerpo.