“Puto”. “Maricón”. Nahuel escucha las palabras en clase y se enoja. Los compañeros de curso del Instituto Margarita Mazza en Arroyito las usan como insulto. Más le molesta que digan que fue un chiste. Sin callarse Nahuel dedicó horas a aprender leyes y propuestas de juegos para hablar con los 350 alumnos de la escuela sobre la discriminación al colectivo LGTBI, la violencia hacia las mujeres y los estereotipos que presionan a los adolescentes. Aprendió cómo instalar los debates. Fue uno de los 600 alumnos de centros de estudiantes de la provincia que recibieron la capacitación del Estado santafesino en septiembre.
El bullying que toma la orientación sexual o elección de género no está en la agenda del Ministerio de Educación nacional. El único relevamiento de acoso escolar es de 2014 y dice que 7 de cada 10 alumnos del país fue insultado o golpeado al menos una vez en la escuela. La encuesta alcanzó a 26.626 alumnos de 2º y 5º año de secundaria de las 23 provincias y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Les preguntaron si habían sido crueles contra ellos, si los habían obligado a hacer algo, si les dijeron cosas feas, si los discriminaron por raza, religión o nacionalidad. Nunca si tuvo que ver con cómo se vestían o a quién querían besar.
Otro estudio de 2016 hecho en simultáneo en la Argentina, Brasil, Chile, México, Uruguay y Perú pintó un panorama diferente: dos de cada tres estudiantes dijo sentirse inseguro en la escuela por expresar su orientación sexual.
Preparados
El gobierno de Santa Fe retomó una política de capacitación a alumnos de secundario que empezó el año pasado en Rosario y juntó a 500 chicos en el Galpón 17. Se llamó #MasVocesMasIguales. Trabajaron sobre violencia de género y cómo podían llevar actividades a cada curso para tratar de prevenirla. La coordinó el Instituto Municipal de la Mujer y el Ministerio de Educación provincial.
En septiembre la subsecretaría de Diversidad Sexual entregó 90 valijas a centros de estudiantes con libros, una bandera de la diversidad, las leyes nacionales y provinciales de protección, más un pen drive con archivos digitales que sirvan para llevar talleres a cada aula.
En total capacitaron a 600 alumnos y también participaron docentes de escuelas públicas y privadas.
En la Margarita Mazza, como en el Nacional 1 y el colegio Verbo Encarnado de Rosario, hablaron de cómo charlar los estereotipos de género, la educación sexual integral y la diversidad. Llevaron curso por curso lo aprendido a las aulas.
“Cuando tratamos los estereotipos en cada curso dividimos en grupos y propusimos que dibujen y describan a la mujer y al hombre «perfecto». Un tipo fuerte y musculoso, y una mujer bella con vestido quedaron en los afiches”, contó Nahuel, de la Mazza.
“La educación sexual va más allá de enseñar cómo se pone un preservativo. Hay más de dos géneros. Muchos chicos no sabían qué era un pansexual (donde la atracción afectiva o sexual es independiente del género o sexo de otras personas). Somos el futuro y el presente. Tenemos que recibir toda la información”, dijo el alumno.
El bullying en números
En 2016 la Asociación Civil 100 % Diversidad y Derechos hizo la primera “encuesta nacional del clima escolar” orientada a conocer problemas entre adolescentes por elección de género o sexo. Lo hicieron porque el único informe del Ministerio de Educación de la Nación sobre bullying, publicado en 2015 con datos del 2014, no abarcaba la diversidad como motivo de las agresiones.
En total, 781 estudiantes de entre 13 y 18 años de las 23 provincias y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires completaron una encuesta por internet. Les preguntaron si habían escuchado comentarios ofensivos o discriminatorios, fueron acosados o se sintieron inseguros en la escuela. También si las autoridades hicieron algo al respecto.
El 58% se identificó como gay o lesbiana y el 33% como bisexual o pansexual: la orientación sexual donde la atracción afectiva o sexual es independiente del género o sexo de otras personas. El 51,7% se identificó como femenino, el 35% como masculino y un 5% como transgénero.
El 67,9% dijo sentirse insegura/o en la escuela por su orientación sexual. El 54,1% se sintió insegura/o por cómo expresa su género, y el 43,8% evitó la clase de gimnasia por sentirse inseguro.
El 76,2% escuchó comentarios homofóbicos –maricón, torta– a menudo o con frecuencia. El 74,1% escuchó gay usado de una manera negativa a menudo o con frecuencia. El 57,7% de los estudiantes escuchó comentarios transfóbicos a menudo o con frecuencia y el 72,4% reportó sentirse molestado por comentarios homofóbicos.
El 13% de las/os estudiantes LGBT fueron atacados (golpeados, pateados, heridos con un arma) en la escuela por su orientación y un 13% por su expresión de género.
El 51,4% de las/os estudiantes dijo haber informado alguna vez sobre el acoso recibido al personal de la escuela. El 42,7% de las/os estudiantes dijo que la intervención del personal de la escuela, cuando denunciaron los casos de violencia, fue completamente inefectiva.
Las/os estudiantes LGBT que tuvieron niveles más altos de victimización por su orientación sexual o identidad de género informaron tener notas más bajas que las/os estudiantes que sufrieron menos victimización.
El 14,2% de los estudiantes LGBT informaron que habían tenido que cambiar de escuela al menos una vez en el último año porque se sentían inseguros o incómodos en la escuela, y varios dijeron que habían cambiado de escuelas más de una vez.
Sólo un 26,1% reportó haber recibido información positiva sobre temas LGBTI en clase.
La ley y el informe
Como parte de la ley 26.892 de 2013 los legisladores exigieron a Nación rever las normas de convivencia en las escuelas para volverlas más inclusivas. Pidieron un informe sobre el llamado clima escolar sin incluir el género. El 84 % dijo sentirse bien en el colegio. El 67 % dijo que es un lugar de poca violencia, pero 7 de cada 10 alumnos dijo haber agredido con un insulto o un golpe a un compañero.
La encuesta hecha por la ONG argentina fue replicada en Chile por la Fundación Todo Mejora, en Colombia por Colombia Diversa y la Fundación Sentido, en Perú por Promsex, en Brasil por la Asociación Brasileira de Lesbianas, Gays, Bisexuales, Travestis y Transexuales (ABGLT), en México por la Coalición de Jóvenes por la Educación y la Salud Sexual (COJESS) y en Uruguay por el Colectivo Ovejas Negras.