Fotos: Gala Abramovich
Las marcas de Santiago Maldonado se ven por todos lados. En el monumento a Roca, sobre Diagonal Sur, la foto del joven que murió después de una represión de Gendarmería cuelga junto a la leyenda “El Estado es responsable”. Miles de remeras, mochilas y carteles llevan impresas su cara y exigen justicia en la primera marcha desde que apareció el cuerpo.
El nombre de Santiago resuena desde el centro de Plaza de Mayo hacia las avenidas. Por Diagonal Sur caminan los militantes de Barrios de a Pie, por Avenida de Mayo la CTA, ATE, AGD UBA, MTL y MP La Dignidad. Por Diagonal Norte vienen los organismos de Derechos Humanos y los partidos de izquierda. En cada una de las columnas retumba el “presente” cada vez que la locutora dice “Santiago Maldonado”.
El grito de justicia se oye también en los cantos del Frente de Artesanos y Artistas, que avanzan por avenida Rivadavia, en las batucadas de las murgas y los grupos de tambores que se agrupan en ronda en medio de la Plaza. Suena la principal hipótesis que sostienen los testigos y los organismos de Derechos Humanos desde hace tres meses: “Yo sabía, yo sabía, a Santiago lo mató Gendarmería”.
Andrea y Sergio están sentados en el centro del escenario. De un lado está Estela Carlotto, del otro Rosa Roisinblit. Todos llevan la foto de Santiago Maldonado como bandera, se hablan al oído, se abrazan.
Sergio Maldonado se arremanga la camisa y muestra el tatuaje con la cara de Santiago que se hizo la semana pasada. Toma el micrófono como cada vez que estuvo sobre el escenario de Plaza de Mayo reclamando justicia por su hermano. Tiene la voz cansada, casi quebrada. “Desde el comienzo nuestro único reclamo ha sido obtener justicia sin especulaciones electorales como quieren instaurar”, dice. Y agradece: “Gracias por venir. Gracias a cada una de las personas y organizaciones sociales que nos apoya en la lucha. Acompañamos y queremos saber la verdad sobre todas las víctimas que han sido desaparecidas en democracia”.
Esta vez no hay una carta pero sí el recuerdo del hermano menor: “Santiago era un pibe de paz. En su memoria reclamamos saber qué pasó y quiénes son los responsables de encubrir la desaparición. Vamos a seguir pidiendo justicia. No vamos a abandonar hasta que se conozca la verdad”.
Sergio se abraza con Taty Almeida, con Estela Carlotto. A las 19 la Plaza de Mayo se vacía. Hasta la próxima vez.