A 21 días de la desaparición forzada de Santiago Maldonado, la única hipótesis firme apunta a la responsabilidad de Gendarmería. El testimonio de los testigos y el rastrillaje con perros adiestrados confirmó que el joven de 28 años estuvo en la comunidad Pu Lof en Resistencia cuando alrededor de 100 gendarmes entraron a los tiros y prendieron fuego las casas de los mapuches. Ahora, los investigadores esperan el resultado de tres pruebas claves que permitirían saber qué pasó con Santiago.
La sangre y los cabellos
Durante varias horas, los efectivos de la Unidad Criminalística de la Policía Federal levantaron rastros en el Escuadrón 35 de Gendarmería de El Bolsón. Habían pasado nueve días desde la desaparición de Santiago. En uno de los camiones que fue utilizado durante el operativo en la comunidad mapuche los policías encontraron cinco cabellos y manchas de sangre que estaban en una soga y en un cono naranja de tránsito.
El juez federal Guido Otranto envió el material biológico al Servicio de Huellas Digitales Genéticas de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la Universidad de Buenos Aires, que deberá cotejarlo con las muestras genéticas de los familiares de Santiago.
“Los resultados deberían estar esta semana”, explicó a Cosecha Roja una fuente cercana a la investigación. Este estudio es una de las pruebas clave en la investigación: si el análisis de las manchas de sangre o de los cabellos coinciden con las muestras de ADN de la familia Maldonado, se confirmaría la responsabilidad de los gendarmes en el secuestro y la desaparición de Santiago.
La triangulación de las antenas
El lunes 1 de agosto, unas horas después de la represión en la Pu Lof de Cushamen, FM Alas de El Bolsón contó al aire que Gendarmería se había llevado a una persona, aunque aún no sabían el nombre. Al día siguiente, entre los integrantes de feria circuló por whatsapp la foto del joven desaparecido. “Me di cuenta que era Santiago Maldonado, el Brujo”, contó a revista Cítrica su amigo Ariel Garzi.
A las 15:23 del martes 2 de junio, Ariel marcó el teléfono de Santiago, un número con característica de Chile que el artesano había comprado durante su estadía en Valparaíso, antes de cruzar la cordillera e instalarse en la Patagonia argentina. También tenía otros dos chips: uno con característica de 25 de mayo, su ciudad natal, y otro con prefijo de El Bolsón que había comprado cuando comenzó a hacer tatuajes en esa localidad.
Del otro lado del teléfono, Ariel escuchó que alguien atendía la llamada. Sonaba un eco. “Como si estuvieran en una habitación vacía”, contó a Cosecha Roja. “Después escuché pasos fuertes, como de botas. Yo lo llamaba a Santiago y no me contestaban. Después de 22 segundos me cortaron”, explicó. Un minuto después, Ariel volvió a llamar. El teléfono de su amigo ya estaba apagado.
La fiscal federal subrogante Silvina Alejandra Ávila y el juez Guido Otranto recibieron los informes de las empresas telefónicas sobre las llamadas entrantes y salientes de los teléfonos de Santiago. Los funcionarios judiciales todavía no tienen el análisis de triangulación de las antenas, que permitirá saber desde donde atendieron la llamada dos días después de la desaparición de Santiago.
Los videos de la represión
“Se deja constancia de no contar con testigos por no haber en el lugar. Asimismo se realizaron filmaciones de las circunstancias”, escribió el comandante Francisco Diego Goñi en el informe que entregó a la Justicia. Gendarmería registró en fotos y videos todo el operativo en la ruta 40, hasta el momento en que ingresan en territorio mapuche.
En una de las filmaciones se ve a los gendarmes disparando contra los integrantes de la comunidad. “Fuego, fuego, tirale al negro”, grita uno de ellos. La grabación se corta a los pocos segundos. En otro de los videos aparece un grupo de personas encapuchadas sobre la ruta. El análisis de ese material, que aún no fue ordenado, permitiría determinar si alguno de los que tienen la cara cubierta es Santiago. Sería una prueba más -junto a los testimonios de los miembros de la comunidad y el rastrillaje con perros- de que el joven estuvo ahí durante la represión.
Las medidas de prueba que faltan
La Comisión Provincial por la Memoria, el Centro de Estudios Legales y Sociales y la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos criticaron el lento avance de la investigación judicial. A veintiún días de la desaparición de Santiago, el juez todavía no ordenó medidas clave que servirían para avanzar en la búsqueda del joven y permitirían determinar la responsabilidad de Gendarmería.
La CPM, querellante en la causa, le pedirá mañana al juez que ordene nuevas medidas de prueba en la causa por la desaparición forzada, que aún está bajo secreto de sumario. “Queremos saber si se incautaron las armas que usó Gendarmería, si se mandó a analizar la ropa que usaron los gendarmes, en las que podría haber manchas de sangre, y si se pidieron informes de los recorridos de los móviles, entre otras medidas”, explicó a Cosecha Roja Sandra Raggio, directora general del organismo.
Además, el organismo le pedirá al juez explicaciones sobre cómo se implementa la protección a testigos para saber si la ministra de Seguridad Patricia Bullrich violó la reserva de identidad cuando reveló, durante la presentación en el Senado de la Nación, los datos de Ariel Garzi y su familia. Además, el organismo le pedirá a Otranto que explique por qué le entregó información del expediente a un abogado de Gendarmería.