Por Noelia Enriz (investigadora IDAES UNSAM – CONICET)
A los indígenas no solo les sacan los documentos para votar. También les sacan las tarjetas de alimentos para comprar. Se aseguran un voto cautivo y un mercado cautivo. Les vende al precio que imponen. Porque el mercado, en todas sus expresiones, los mantiene cautivos. Los saquea.
Como tienen hambre, compran comida. Compran a cuenta. Como los precios aumentan, cada vez deben más. Como si no fueran a pagar les sacan las tarjetas de alimentos. Las de los planes. Les retienen las tarjetas, les cobran intereses usureros y si no pagan… y si no tienen, los amenazan. Y hasta lo cumplen.
Esa escena es la que se describió como un saqueo reprimido por “vecinos” y fuerzas de seguridad. Pero los miembros de las comunidades, los que pusieron el cuerpo, los que perdieron, esos dicen otra cosa. Dicen que los indígenas se acercaron a pedir que les devolvieran las tarjetas de los planes alimentarios y en medio del reclamo para pedirlas sucedió la muerte de un niño.
Porque se coloca sobre ellos un poder de patrón de estancia. Porque se los cree ignorantes.
Mataron un niño. Se equivocan los que insisten en que murió un menor. Mataron un niño. Pero la escena se produce en una particular bisagra, porque el niño y la zona en que habita es una zona indígena. La periferia de Saenz Peña, Chaco, está entramada en barrios indígenas, es decir, con población organizada a partir de su reconocimiento identitario.
Asesinaron a un niño. Salió su maestra a contarlo. Habló su hermana ¿saben qué dijo? Que era un niño, que iba a la escuela. Que están muy tristes.
Pero intentaron mostrar, una vez mas, igual que en caso del niño asesinado por la espalda en Tucumán -Facundo- a un pequeño criminal. Circularon fotos de niños con armas, amenazantes.
En una entrevista en la mañana de ayer, el jefe de la policía de la provincia del Chaco, Ariel Acuña, indicó a las comunidades indígenas como las que generaron la situación de violencia. En la misma entrevista, y a pensar de la insistencia y el tiempo no pudo recordar el nombre el niño muerto. No pudo recordar el nombre del niño.
Chaco, repetimos tantas veces, es una provincia pionera en el desarrollo de la política indígena. Porque tiene ley de EIB desde la década de 1980. Porque tiene un terciario de formación docente indígena único en el país, del que egresan maestros indígenas. Porque en esas instituciones, muchas personas se reencuentran con un pasado negado, con una lengua soslayada.
Pero eso no alcanza.
Mataron un niño.
La infancia indígena es un terreno muy particular. Representa casi el 60% del total de la población indígena. Envueltos en los valores de sus comunidades, en la felicidad de sus entornos domésticos, en las privaciones de todos los pobres. Definidos desde fuera, las mas de las veces. Mas despojados de tierras que sus padres. Con la gran oportunidad futura, de ingresar al mercado de trabajo como el último eslabón de la cadena.
Los pueblos indígenas mucho saben de saqueos y de balas anónimas.
