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Cosecha Roja.-

Darío Fleitas intentó salir del boliche Camelot, en Los Polvorines, con una jarra en la mano. El dueño le dijo que no podía pero tampoco le dio tiempo a dejarla y le pegó una piña. Después se acercaron varios patovicas y lo siguieron: lo golpearon hasta con un palo de pool. El joven de 25 años quedó desfigurado y está internado desde la madrugada del sábado. La semana pasada un patovica de Trelew dejó en coma a un testigo clave en la causa Antillanca y un empleado de seguridad quedó imputado por el homicidio de Gerardo Escobar en Rosario.

El joven había ido al boliche por el cumpleaños de un amigo. La salida terminó en el Hospital de Trauma del partido de Malvinas Argentinas. Fernanda Sánchez, la esposa de Darío contó a los medios locales que en el lugar había policías, que no lo ayudaron y que los patovicas también le robaron el estéreo del auto. La familia pide que se acerquen testigos que hayan visto la golpiza para declarar ante la fiscalía.

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La semana pasada Daniel Soria -testigo clave del caso Antillanca- quedó en coma por la golpiza que le dieron unos patovicas en el boliche Rexo, en el centro de Trelew. El joven trató de impedir que su amigo le pegara a un joven y los patovicas quisieron calmarlo a las trompadas. Lo tumbaron de una piña y dos patadas, y quedó todo registrado en las cámaras de seguridad. La Justicia imputó al patovica por “tentativa de homicidio”.

La noche que mataron a Julián Antillanca, Daniel estaba con él. El plan era ir a bailar a “Ku” con el grupo de amigos. Desde la terraza del boliche, Antillanca y Soria vieron cómo la policía molía a golpes a los hermanos Sergio y Denis Aballay. Ellos trataron de pararlos y les tiraron con botellas de vidrio. Los policías y los patovicas sacaron a Antillanca del club y Soria se quedó adentro. Después Julián quiso reencontrarse con el joven de 24 años para compartir un taxi pero no lo encontró.

Esa madrugada, tres policías lo mataron a golpes, lo subieron a un patrullero y lo tiraron a la calle. El mes pasado los condenaron a prisión perpetua.

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Otro caso de empleados de seguridad fuera de control es el de Gerardo Escobar. La última vez que lo vieron fue el viernes 14 de agosto, cerca de las seis de la mañana, cuando salía de La Tienda, en Rosario. Una semana después encontraron el cuerpo flotando en los márgenes del río Paraná, a la altura del Monumento a la Bandera. Un video de una cámara de seguridad confirmó las sospecha: el patovica que lo siguió a la salida del boliche le pisó la mano y le pegó con los puños y la rodilla. El hombre está detenido e imputado por homicidio. Otros dos empleados de seguridad del boliche y dos policías que hacían adicionales fueron acusados por la justicia por encubrir el crimen.

A Gerardo lo conocían como “Pichón”, tenía 23 años y trabajaba era empleado municipal. La noche del 13 estuvo con amigos en el boliche Bogart y cerca de las 4 se fue para La Tienda. En un video de seguridad se lo ve salir del lugar. Detrás suyo cuatro personas lo siguen, uno lo corre y se va la imagen de cuadro. Después se ve a dos mujeres agarrarse la cabeza.

Como Pichón no volvió a la casa la familia lo empezó a buscar. Uno de los amigos le dijo que lo buscaran en la casa del patovica: hasta allí llegó el rastro del celular de Gerardo según las pericias de los abogados que representan a sus parientes. Entonces llevaron todas las pruebas e hicieron la denuncia en la comisaría 18. El fiscal ordenó un allanamiento de la casa del empleado de seguridad de La Tienda y encontró 13 celulares y dos chalecos antibalas de la policía. Cuando lo indagaron dijo que Gerardo había roto el espejo del boliche, que él lo reprendió y el joven salió caminando del lugar.

El cuerpo de Gerardo apareció una semana después flotando en el Río Paraná, en la zona céntrica de Rosario. El viernes 21 tres pescadores lo encontraron en la costa y avisaron a Prefectura. Según el informe de Víctor Moglia, el perito de parte designado por el Ministerio de la Defensa Pública, en la autopsia se observó que el cuerpo tenía una inflamación en la zona genital y un golpe abdominal. A diferencia de la versión oficial, no se encontró agua en los pulmones: a Gerardo murió antes de que lo tiren al río.

Foto: Vía Rosario