Por Marina Benítez Demtschenko*
Ejercer la sexualidad digital es un derecho que se vuelve fundamental en tiempos de cuarentena. Se llama sexting y muchas le tememos por lo que las personas que están del otro lado de la pantalla puedan hacer con el material enviado. Aún cuando es implícito el acuerdo de que nadie pondrá a conocimiento de otras personas ese material compartido, reducir riesgos e involucrarnos en nuestro autocuidado es fundamental.
Revertir los efectos del aislamiento y aprender a ser usuarias digitales más preparadas nos traerá no solo resultados óptimos en los próximos meses sino en todo lo que resta de nuestras vidas.
Empoderarnos, tomar las riendas del asunto y darnos la seguridad nosotras mismas es la mejor medida posible. Podemos empezar a amigarnos hoy mismo con la experiencia digital, sexteando con conocimiento y poder sobre los propios datos personales e información compartida, de la siguiente forma:
1.
Desactivá la geolocalización de tu teléfono, si la tenés habilitada por defecto. A esto lo hacés desde la opción de “configuración” o “ajustes” del equipo que estés utilizando.
2.
Desactivá el respaldo automático de tu galería de imágenes de la nube, esto inhibe tener por duplicado el material del momento de sexting (salvo que lo quieras guardar, y en ese caso, siempre tené presente cambiar la contraseña regularmente).
3.
Utilizá programas o apps que permitan modificar el material antes de enviarlo: por ejemplo blurear los detalles que te individualizan como tatuajes, piercing o marcas propias de tu cuerpo, e incluso tu rostro. También explorá en tu market, qué apps hay para hacer sexting y solo para eso; algunas permiten ponerle marca de agua a las fotos. Si, es un poco de trabajo previo, pero tu intimidad lo vale. Hasta podés tener tu propia galería de fotos ya hechas para cuando se te antoje un rato de sexo seguro virtual.
4.
Usá siempre, siempre, siempre servicios de mensajería instantánea que permitan configurar el chat para que se autodestruyan los mensajes al cabo de unos minutos – podés setear que lo haga a los 5 minutos, media hora, a la hora, al día-, o que te den aviso si la otra persona descarga el material en su equipo, le hace una captura de pantalla o no elimina la conversación. Telegram tiene una buena dinámica en este sentido, pero nos gusta el servicio de “Signal”. Si querés tener sexting seguro, descartá WhatsApp desde el momento en que pinta un rato de placer virtual; más advertencia aún si el intercambio es planteado vía los chats privados de las redes sociales. Eso es una alerta roja total
5.
¿Querés nudes adicionalmente seguras? Que no se vea el fondo de dónde estás.
6.
No te olvides esta frase: Si no te sentís cómoda, no accedas NUNCA a hacerlo. Nadie te puede obligar o imponer el envío de fotos o videos para ser la “única”, la “mejor” o la “ideal”. La lógica del consentimiento opera en la era de la información y la comunicación de la misma manera que la conocemos para todo lo que tiene que ver con nuestras decisiones, nuestro cuerpo y nuestra autodeterminación en la vida física. Si te obliga o te hace sentir mal, es violencia machista digital. Prendé todas las alarmas.
*Presidenta de la Fundación Activismo Feminista Digital.