Cosecha Roja.-
En el cuarto más alejado de la entrada y abajo de la cama: así se refugió Fidel Mamanilla el lunes. Afuera, en las calles del barrio Las Delicias de Río Cuarto, se oían gritos y retumbaban los piedrazos. “Sacar a los bolivianos del barrio” era la consigna del piquete. La furia estalló por el crimen de Jorge Alexis Gutiérrez, a pocos metros de la casa de Fidel. Cada vez estaban más cerca. Hasta que en un momento entraron. Los ataques empezaron el sábado y terminaron el martes. El progromo contra la comunidad bolivian estuvo encabezado por un grupo de 30 personas. Incendiaron una casa, usurparon otras seis, desvalijaron varias más y los golpearon con palos y botellas.
“Rompieron la puerta y en diez minutos le sacaron a los Mamanilla todo lo que tenían: electrodomésticos, televisor, garrafa, frazadas”, contó a Cosecha Roja Félix Gutiérrez, el representante de la comunidad boliviana de la zona. Diecisiete familias abandonaron la zona por miedo y la policía detuvo a 20 personas por los destrozos y usurpaciones.
Las amenazas contra la colectividad boliviana comenzaron el sábado, cuando mataron a machetazos y tiros a Jorge Alexis Rodríguez. Por el crimen detuvieron a dos argentinos y a dos bolivianos. Esa misma noche incendiaron la casa de uno de los acusados. El lunes familiares y amigos de la víctima hicieron un piquete en la avenida principal de ese barrio de calles de tierra y casas de material. “Dijeron que si no sacaban a los bolivianos del barrio iba a haber sangre”, contó Félix. Así empezó la semana.
Fidel vive con la mamá y el papá, que vinieron de Potosí hace casi 15 años. La casa queda sobre la misma calle donde mataron a Rodríguez y donde un grupo de vecinos quemaron gomas pidiendo justicia. Fidel tiene 17 años y va al secundario. Sus hermanos mayores heredaron el oficio del papá: los dos son albañiles y viven en la casa de al lado. Ese día estaban trabajando y no pudieron defender a su familia.
El martes a la tarde tocó en la casa de Simón y Marcela, una pareja de 50 años que vino de La Paz. Él trabaja en la construcción, ella es ama de casa y no tienen hijos. Esa semana habían viajado a Bolivia porque tenían un familiar con un problema de salud. Acordaron que un vecino les cuidaría la casa. A las tres llegó el grupo de 20 personas que vieron que no había nadie, rompieron la entrada y revolvieron todo. “Los vecinos del pasaje no podían hacer nada: atrás venían unos tipos armados y amenazaban a todos para que no hablen con cuchillos, palos, machetes, mazas”, contó el representante de la colectividad. No fue fácil contactarlos del otro lado de la frontera para avisarles lo que había pasado. Ni bien lo lograron, la pareja juntó plata de toda la familia y tomó un vuelo de emergencia. Cuando llegaron se encontraron la casa revuelta y la puerta rota.
Alrededor de 500 familias bolivianas viven en el barrio. Llegaron en distintas épocas desde Chuquisaca, Tarija, Potosí y Cochabamba. Se dedican a tres rubros: “la construcción, la horticultura en el Cinturón Verde y los hornos de ladrillos”, dijo a Cosecha Roja el cónsul de Bolivia en la capital provincial, Oscar Sanjines Vargas.
Adriana Dominguez Reyna, directora del INADI de Córdoba dijo a Cosecha Roja que, pese a que se identificaron expresiones xenófobas, creen que se trató “de algunos delincuentes que aprovecharon la situación”. Además, contó que no notaron discriminación por parte de los vecinos del barrio. “Hay casi dos mil bolivianos en Río Cuarto. Son fundamentales en la provisión de frutas y verduras y su trabajo en la construcción es muy importante para la ciudad. Los comerciantes de la zona nos comentan que notaron su ausencia esas 48 horas”, dijo.
Las Delicias no tiene alumbrado público, todos se levantan antes de que salga el sol. El barrio está sobre tierras fiscales y nadie tiene título de propiedad: sólo un boleto de compraventa por el que alguna vez alguien les cobró. Cuando llueve se inunda. Hay una escuela y una salita de atención de primeros auxilios que da 20 turnos por día. Para Domínguez Reyna, las carencias del barrio propician discursos como “el de que los extranjeros ‘vienen y nos sacan nuestros lugares’”.
El jueves hubo una reunión de conciliación. Estuvieron la directora del INADI, el cónsul de Bolivia en Córdoba, representantes desarrollo social del municipio, el coordinador del Observatorio de Derechos Humanos de la Universidad de Río Cuarto, Hernán Vaca Narvaja, vecinos de Las Delicias y familiares del joven asesinado. “Fue una reunión muy positiva: el hermano de la víctima salió a decir públicamente que no tenían nada en contra de los bolivianos. Eso descomprimió mucho la situación”, dijo a Cosecha Roja Vaca Narvaja.
Sanjines resaltó que lo fundamental es “consolidar el proceso de calma y tranquilidad que se ha logrado”. Desde ayer la policía puso un puesto de vigilancia en la zona. “El hecho criminal que detonó esta situación debe ser manejado única y exclusivamente por la justicia”, agregó.
Entre miércoles y jueves la policía hizo allanamientos para recuperar las viviendas y los objetos robados y desde la Secretaría de Desarrollo Social de la Municipalidad de Río Cuarto se comprometieron a ayudar a las familias a volver a sus casas. Se habían refugiado en el Barrio Las Quintas, en donde viven otros paisanos que se solidarizaron y les prestaron un techo para pasar la noche y guardar las cosas que habían rescatado.
Este mediodía cinco camiones con 17 familias volvieron a Las Delicias. Félix Gutiérrez los esperaba cocinando.
Foto: Telediariodigital.net
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