Esteban Rossano tiene 19 años y desde los 9 sueña con entrar al Ejército. Vive en Morón con el papá, a quien le da una mano en el puesto de golosinas de la estación de Laferrere. El jueves 14 de diciembre fue con un amigo a pasear a Capital. Desde entonces está preso.
A unas cuadras del Congreso, donde miles de personas manifestaban contra la ley de reforma previsional, lo detuvo Gendarmería. El padre y el abogado denuncian que en la mochila le plantaron dos piedras y cuatro panfletos que los agentes levantaron del piso.
La Policía Federal allanó su casa en busca de “material terrorista” y el juez Claudio Bonadío le negó la excarcelación. Esteban pasó navidad y año nuevo tras las rejas. Hoy es el cumpleaños del padre.
“El martes esperábamos que la Cámara de Apelaciones lo libere. Tiene cinco días. Pero el milagro sería hoy porque mañana es mi cumpleaños”, contó Pablo Rossano al medio Anticipos Digitales. Eso nunca sucedió: la Cámara confirmó su prisión preventiva: seguirá preso.
El día que lo detuvieron, Esteban y su amigo se tomaron un colectivo hasta el centro de Morón y desde ahí el tren Sarmiento hasta Once. En la estación le preguntaron a una mujer cómo llegar hasta el McDonald’s del Obelisco. Ella les indicó que tomaran la línea A y se bajaran en 9 de Julio. Los amigos se bajaron una estación antes, en Sáenz Peña. Al salir del subte sintieron los gases de la represión de Gendarmería. La cacería de las fuerzas de seguridad había sobrepasado los límites de la Plaza de los Dos Congresos y se había extendido a varias cuadras alrededor.
A unas pocas cuadras de Avenida de Mayo, los dos amigos vieron que un grupo de gendarmes detenía a una chica. Un agente lo señaló y le gritó a su grupo:
—Ese estaba tirando botellas de vidrio.
Unos segundos después tenía las manos precintadas. Le sacaron la mochila en la que llevaba un protector para tablet que le había comprado a un sobrino, un cable de audio y ropa de fútbol para jugar un partido esa noche, y la metieron en una camioneta con las pertenencias de los otros detenidos. No la precintaron ni la identificaron. A él lo cargaron en otra camioneta y lo llevaron al edificio Centinela de Gendarmería, en Retiro.
Mientras estaba detenido, Esteban reclamó su mochila. “Es una azul y roja”, le explicó a los gendarmes que habían mezclado todos los bolsos. Trajeron dos testigos y la abrieron: adentro había dos piedras y cuatro panfletos de tres agrupaciones políticas diferentes, el Movimiento Territorial de Liberación, una agrupación kirchnerista y otra trotskista.
“Se rompió la cadena de custodia de la mochila. No sirven ni siquiera para plantar pruebas”, dijo a Cosecha Roja Adrián Albor, abogado del joven. “Los panfletos estaban todos pisoteados, eso significa que los juntaron del piso, y además eran de agrupaciones distintas”, explicó.
El juez Bonadio ordenó un allanamiento en la casa de Esteban. “Eran 15 policías. Me dijeron que buscaban elementos terroristas”, contó su padre, Pablo Rossano. Revisaron cajones y las bolsas de la mercadería que el hombre vende en la estación de Laferrere.
El mismo juez liberó a 40 de los 45 detenidos después de la movilización del jueves 14 entre el viernes y el sábado. Además de Esteban, todavía están presos Juan Salomón Vallota, Sebastián Giancarellil, Diego Parodi, Pablo Giusto. Según informó la periodista Adriana Meyer en Página 12, siguen presos imputados “con distintos argumentos vinculados a sus antecedentes penales, falta de arraigo o riesgo de fuga, según los casos”. Algunos de ellos son personas en situación de calle. Un motivo por lo que le es dificil fijar domicilio.
* Vídeo realizado por Laís Carol Giovannini