Por El Ciudadano
Hace poco más de un año, en las cárceles santafesinas se vivían momentos de extrema tensión relacionados a un riesgo letal inminente: el covid-19. ¿Qué pasaría si el virus entraba a los penales donde los presos viven hacinados en espacios oscuros, reducidos, sin ventilación y con gran parte de la población inmunodeprimida o con enfermedades respiratorias? Esa tensión, que provocó revueltas, incidentes y muertos, se logró controlar con información pero también con el acatamiento de los internos –más de 7.500 en Santa Fe– que aceptaron la suspensión de visitas durante nueve meses y todo beneficio vinculado a las salidas transitorias. Con la llegada de la vacuna, el peligro de un contagio masivo parecía superado. Sin embargo, las personas privadas de la libertad quedaron también privadas del derecho a la salud y a la igualdad ante la ley: no entraron en el plan de vacunación provincial. Y lo que parecía el peor de los presagios ocurrió en la cárcel de mujeres Nº 5 de Rosario, donde el virus se propagó en pocos días y causó un brote que este lunes se cobró la vida de una interna de 51 años, sin comorbilidades, dejó a otras 30 mujeres aisladas por contagio, mientras se esperan los resultados de una nena de 3 años que tiene síntomas y vive en el pabellón maternal junto a más de una docena de niños menores de 4 años y sus mamás.
Faltan los presxs
Esa “omisión discriminatoria” o “exclusión arbitraria” contra personas privadas de la libertad, sean de riesgo o no, fue denunciada hace diez días por la Defensora General de Santa Fe, Jaquelina Balangione, quien presentó un habeas corpus colectivo que tuvo rápida respuesta por parte del ejecutivo provincial, al menos de palabra ya que las autoridades se comprometieron a comenzar a vacunar a la población carcelaria a partir del próximo lunes 28 de junio.
El anuncio, aunque tarde, lleva esperanzas a miles de familias santafesinas ya que si el virus hizo estragos en el penal de mujeres de 27 de Febrero al 7800, que aloja a poco más de 150 detenidas, podría ser brutal en una unidad penitenciaria como Piñero, donde hay unos 2.000 internos hacinados en una estructura edilicia que tiene lugar para poco más de 1.400.-
Ejemplo lamentable
“Lo que pasó en la Unidad 5 es un lamentable ejemplo de lo rápido que corre el virus en esos lugares”, dijo la defensora general Balangione a El Ciudadano en referencia a lo que pasó en la cárcel de Mujeres de Rosario.
“Más o menos en el término de una semana tenés el 20 por ciento de la población contagiada, una fallecida y una nena que no sabemos si tiene o no tiene”, remarcó.
En ese sentido dijo que a raíz de los síntomas que presentó una niña de tres años, que fue hisopada, también se aisló preventivamente al pabellón maternal, donde viven una docena de menores de cuatro años con sus mamás.
Balangione, que celebró la respuesta “ágil” del Estado tras la presentación del habeas corpus, aclaró que la petición no busca “priorizar” a nadie sino la inclusión de la población carcelaria en el plan de vacunación provincial. Al respecto, resaltó que los penales son lugares por excelencia propicios “para que el virus corra como el agua”, realidad que sostienen las voces más autorizadas del mundo, entre las que mencionó a la Organización Mundial de la Salud (OMS), al Papa y a Eugenio Zaffaroni.
Por eso, y sin ánimo de llevar pánico a las personas detenidas ni a su familiares, la Defensora dijo que “si traspolás el ejemplo del penal de mujeres a Piñero sería caótico”.
“Hasta ahora no sucedió gracias a que hubo una gestión buena del Servicio Penitenciario, que nace a través de nuestros recursos, y también por el acompañamiento de los presos que se bancaron nueve meses sin ver a la familia y no hicieron jamás un reclamo, ni una movida, ni una huelga de hambre, ni nada”, reflexionó.
Según indicó, hasta el momento en Santa Fe hubo seis internos fallecidos por covid, 206 casos, 164 recuperados y actualmente hay 33 positivos, que incluyen a las 30 mujeres de Rosario.
Y recordó las protestas de marzo del año pasado en el penal santafesino de Las Flores y en el de Coronda: “Se dejaron llevar porque estaban en pánico, porque creían que los iban a dejar encerrados ahí y se iban a morir todos pero una vez que vieron que se aplicó un protocolo de cuidado de covid aceptaron de buena manera la suspensión de visitas y de salidas transitorias”, explicó.
En ese sentido apeló a la sensibilidad de la ciudadanía y repudió las declaraciones de la concejala de Juntos por el Cambio Renata Ghilotti, quien expresó que es una “burla” que se vacunen presos antes que “a absolutamente todos los ciudadanos de bien”. Balangione repudió la discriminación, el trato desigual ante la ley y la desinformación de la concejala que como funcionaria pública habló de privilegios a detenidos. “Es repudiable desde todo punto de vista”, remarcó.