La escena duró unos pocos minutos. El hombre se acercó al costado del Camino de Cintura, donde suelen parar la trabajadoras sexuales, le hizo una pregunta a Manyula y se le tiró encima. La mujer dominicana, de 60 años, pensó que le quería robar la cartera. Él le pegó hasta desfigurarle la cara. Después la violó.
El atacante es conocido por las mujeres que paran en Camino de Cintura. Suele andar con sus amigos por la zona y durante un tiempo fue pareja de una de las trabajadoras sexuales. La madrugada del jueves 11 de enero, antes de atacar a Manyula, se había acercado varias veces a pedirle cigarrillos y a preguntarle si sabía donde podía conseguir cocaína.
Al escuchar los gritos, una compañera trans corrió a buscar ayuda. Un joven que dormía en la calle se despertó y cruzó con un palo en la mano.
—Cuando llegué estaba así —dijo el agresor.
Manyula estaba tirada en el piso con la remera blanca manchada de sangre y la cara hinchada y morada. Estaba conciente pero no podía hablar. Mientras iban a buscar a un policía, el hombre escapó.
La chica trans volvió con otras trabajadoras sexuales y cargaron a su compañera en un remís. Primero fueron a la comisaría 3a de Luis Guillón, del lado de Esteban Echeverría. Los policías no le quisieron tomar la denuncia. Las subieron a un patrullero y las llevaron a reconocer la zona. El agresor ya no estaba.
Las mujeres bajaron en una estación de servicio y desde ahí llamaron una ambulancia. Manyula estuvo 17 horas en el hospital Santamarina, de Esteban Echeverría, sin recibir la atención médica adecuada. “En ningún momento aplicaron el protocolo para casos de violación”, contó a Cosecha Roja Georgina Orellano, secretaria general de la Asociación de Mujeres Meretrices de Argentina (AMMAR). Solo le dieron la pastilla del día después, medicación para evitar el contagio de enfermedades de transmisión sexual y le pusieron suero.
El “Protocolo para la atención integral de víctimas de violaciones sexuales” elaborado por el Ministerio de Salud de la Nación establece una serie de intervenciones médicas que deben realizarse en este tipo de casos, como la atención ginecológica (con hisopado) y exámenes de laboratorio.
Un grupo de compañeras de AMMAR logró hablar con Manyula en la guardia. La mujer tenía miedo de hacer la denuncia y que la deporten.
—Soy puta, negra y extranjera. No voy a tener justicia —les dijo ella.
Una de las compañeras hizo la denuncia. La fiscal de Lomas de Zamora Marcela Ruiz le tomó declaración a las trabajadoras sexuales que estaban con Manyula y ordenó abrir un sumario para ver si hubo abandono de persona por parte de los médicos del hospital Santamarina.
“Nosotras conocemos a las compañeras de Camino de Cintura desde el año pasado. Un grupo se acercó para contarnos que la policía las obligaba a pagar coimas todas las semanas”, contó Orellano. Si no pagaban, las detenían y las tenían entre 24 y 72 horas en la comisaría. AMMAR presentó la denuncia en una fiscalía y ante el Programa de ATAJO, de Acceso Comunitario a la Justicia. También se reunieron con uno de los comisarios de Lomas de Zamora. Al poco tiempo, siete policías fueron detenidos acusados de cobrarle coimas a las prostitutas.
Con el cambio de la cúpula de la comisaría el hostigamiento a las trabajadoras sexuales no cesó. “Todas las semanas hay detenciones arbitrarias muy violentas”, contó Orellano.