Oscar Licera perdió las vacas y la maquinaria de su tambo en la inundación de 2007 en Rosario. En el barrio de Nuevo Alberdi el agua llegó a los dos metros de altura. Unos días después del temporal, los abogados de la empresa constructora CIMAR S.A. le tocaron la puerta. Le ofrecieron firmar un comodato de alquiler de sus tierras a cinco años. El hombre, que se había quedado sin nada, firmó: creyó que así -y con los impuestos al día- regularizaba la situación sobre la propiedad del terreno. Nunca imaginó que la justicia pondría fecha para desalojarlo: el 8 de septiembre llegarán las topadoras a la tierra de Oscar y otras 200 familias temen ser las próximas.
Oscar trabajó durante treinta años bajo las órdenes un patrón. Cada mañana, dejaba su camioneta a varias cuadras y caminaba hasta el predio. Un día el propietario se fue y, como es costumbre en las zonas rurales, le dejó a su cargo el tambo: nunca hubo escritura ni firma de papeles por la propiedad de la tierra. Una mañana de 2010 vio a una topadora que se acercaba a su terreno. Le fue a pedir ayuda al Movimiento Giros que militaba por la zona y ellos se quedaron dos días hasta que la máquina se fue. De ahí en adelante, los miembros de la agrupación comenzaron a trabajar en conjunto y formaron la cooperativa “La Resistencia”.
Un año después, el empresario Jauregui y la constructora CIMAR SA lo denunciaron ante la justicia, que ordenó el desalojo. La empresa es desarrolladora de barrios exclusivos y concentra el nueve por ciento de la tierra urbana de Rosario. Oscar ya había pasado por un proceso similar en el fuero civil, cuando le dieron una sentencia a su favor en una causa por usurpación. Pero, esta vez, se enfrentaba al comodato que él mismo había firmado.
La jueza Stella Maris Bertune ordenó el desalojo para el 8 de septiembre. Un día antes, Oscar y Ciudad Futura resistirán con un festival solidario con el hashtag #LaResistenciaSomosTodos. Habrá un acto principal a las 17 y luego tocarán bandas. Cuando anochezca, un grupo hará una vigilia hasta la mañana siguiente. “Vamos a resistir como siempre lo hacemos: pacíficamente”, dijo a Cosecha Roja el ex Giros y actual concejal rosarino de Ciudad Futura Juan Monteverde.
“El tambo funciona como un muro de contención de 200 familias”, explicó Monteverde. La fábrica representa apenas siete de las últimas 250 hectáreas hábitables de Rosario. En esos terrenos viven personas que estaban a la espera de la resolución judicial y que, según Monteverde, podrían ser desalojadas en el futuro.
Ciudad Futura obtuvo tres bancas en el departamento de Rosario en las últimas elecciones: Juan Monteverde, Pedro Solinas y Caren Tepp. Desde el partido, los concejales lograron que el municipio reconozca que la pelea por la tierra no es un conflicto entre privados sino un tema público. En la audiencia del 24 de agosto la municipalidad presentó un plan de urbanización con el que los trabajadores del tambo estaban de acuerdo. Pero los miembros de la empresa CIMAR SA se negaron, dijeron que la fábrica se tenía que ir de la zona. La jueza Bertune “lamentó” que no se hayan puesto de acuerdo y puso la fecha para el desalojo.
En el tambo lograron levantar una fábrica que industrializa el ochenta por ciento de la leche y produce dulce y cinco tipos de queso. “Se convirtió en un símbolo de resistencia y del poder popular”, dijo Monteverde. Para él, pelear por las tierras significa frenar el avance de la construcción de edificios y barrios privados en zonas rurales, y defender un modelo alternativo de unidad productiva.
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