Patricia Rosemberg es médica, responsable del área de Maternidad e Infancia de San Antonio de Areco y ex directora de la Maternidad Estela de Carlotto. Este martes expuso en el Congreso a favor de la aprobación de la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo. Aquí reproducimos su discurso completo:
“Mi exposición se divide en tres partes, la primera en relación al impacto sanitario que tiene hoy la restricción del aborto, la penalización y la ilegalidad del mismo.
Como ya lo han dicho en reiteradas oportunidades quienes me precedieron en estas exposiciones, el aborto es hoy la primera causa de muerte materna, es decir las muertes relacionadas al embarazo, al parto y al puerperio.
Desde el inicio de la democracia fallecieron 3030 mujeres por aborto, es decir que llenamos 10 aviones de mujeres y lo derribamos, porque en todos y cada uno de esos casos las muertes eran evitables, ninguna de esas mujeres debía morir.
La mayoría de esas mujeres reproducían la diferencia de clases, porque el acceso a una práctica segura en nuestro país hoy sigue siendo por diferencia de clases, quien pueda pagar lo que el mercado pide accede a un tipo de aborto y quien no, con la decisión tomada, recurre a lo que puede y tiene a su alcance.
En Argentina se realizan 500 mil abortos por año, entre los espontáneos y los provocados.
La OMS mide las muertes por aborto llegando a la conclusión de que son mayores en los países con marcos normativos más restrictivos.
Está demostrado que la legalización disminuye las muertes maternas, de la misma forma los abortos inseguros son más frecuentes en los países con marcos restrictivos.
La legalización además, disminuye los abortos tal como lo demuestran las estadísticas de México y Uruguay, ambos países con legalización del mismo.
La segunda instancia en la que quiero reflexionar con ustedes es sobre la clandestinidad de la práctica y la secuela que la misma produce y reproduce sobre las mujeres.
Hemos escuchado hablar del síndrome post aborto y atribuirle una cantidad de traumas. Quiero compartirles la diferencia de vivir un aborto en condiciones de acompañamiento, como el que llevamos tanto en un Hospital Público garante de derechos como la Maternidad Estela de Carlotto, que me tocó dirigir durante 4 años; como en los centros de salud del primer nivel de atención donde se pueden resolver el 90% de las ILE.
La enorme diferencia en el sentir y transcurrir un aborto en condiciones de seguridad, de luz, del cuidado de una mujer amoroso, respetuoso y técnicamente sólido, independientemente de la razón, claramente cambia ese momento, el posterior y la sexualidad toda, porque no olvidemos que estamos hablando del aborto en el marco de los derechos sexuales y mezclado con todo lo que nos atraviesa en nuestra cultura.
Y en última instancia quiero reflexionar sobre la importancia de la legalización y el trabajo con los equipos de salud, pensando en que la ley que permita legalizar el aborto es el punto de partida para trabajar en una instancia profunda y de cambio de paradigma de los equipos de salud involucrados, hegemonía que profundiza la violencia que sufren las mujeres que llegan a las guardias después de haberse realizado o intentado un aborto, los médicos somos muchas veces violentos, la asimetría de poder que ejercemos en lugar de ponerla al servicio de aliviar, asistir que es el para qué elegimos ser médicos, la utilizamos para profundizar el dolor, la angustia y el padecer de las mujeres, a veces con conciencia y muchas otras sin ella; es lo social hecho cuerpo de nuestra formación donde la inequidad, el machismo y la cultura patriarcal por la cual hacemos controles a las mujeres, interrogamos en lugar de escuchar; tenemos jerarquías comparadas con la carrera militar (jefe de guardia de piso r1, r2, cava, etc.).
Necesitamos de la ley y de una sociedad informada de sus derechos y que asuma un rol protagónico de democratización de las instituciones de salud para que los trabajadores de la salud cambiemos nuestro hacer cotidiano, nos corramos del protagonismo y seamos ni más ni menos que garantes de derechos.
El acceso al aborto legal es inseparable del acceso a vivir un parto respetado y sin violencia, no estamos hablando de contradicciones, sino de derechos, de corrernos por un rato del protagonismo para ser capaces de entender, no juzgar y asistir a las mujeres que hoy pasan por una situación de aborto, como experiencia en la vida de cada mujer absolutamente única.
Hoy ustedes, representantes, de nuestro pueblo tienen la oportunidad histórica de salvar vidas, hacerlas mas equitativas y dignas y transformar la historia”.