Cosecha Roja.-
La violencia de género afecta a toda la familia: el año pasado 330 hijos e hijas quedaron sin mamá, más de la mitad eran menores de edad. Diecisiete niñas fueron asesinadas por varones. De los 277 de casos de femicidio que se registraron, en 166 los agresores eran parejas, ex o los mismos padres. Cuando la violencia viene del entorno, los chicos son una herramienta más para controlar a la mujer: el castigo es sacarle lo que más quiere.
Sebastián Gutiérrez ofreció a su hijo por 26 mil dólares en un grupo de compra y venta de Facebook para amenazar a su ex. “Mi novia me dejó ayer y la verdad no tengo dinero ni tiempo para mantenerlo así que lo pongo a la venta”, posteó el joven mexicano. En la publicación, dijo que quería demostrarle a su ex pareja de lo que era capaz. En un par de horas, se viralizó y llegaron mensajes de rechazo y hasta amenazas de muerte. Gutiérrez respondió que era “una broma para llamar la atención”.
Lucas Dogliotti volvió a golpear a Mayra, la mamá de Mía. La agarró mientras la bebé lloraba, la hizo desnudar, la tiró al piso, la golpeó con un palo y la pateó. Le reprochaba que no callaba el llanto de su hija. Mía no paraba, tenía un año y dos meses. Lucas la agarró de los tobillos y la metió de cabeza en el agua del lavarropas para que se callara. Una y otra vez. Mía seguía llorando. La última vez le dejó la cabeza sumergida durante un minuto y medio.
Gonzalo Larrizalde iba a llevarle por primera vez la cuota alimentaria a Paula Acosta. Tenían una hija en común: el ADN que hicieron en mayo del año pasado confirmó que Martina era hija de Gonzalo y la Justicia determinó que él debía darle 1400 pesos por mes. Ese día él le mandó un mensaje avisándole que iba a hacia allá y que llevaba la plata y un peluche “para la gorda”. Ella bajó con la niña y nunca más la vieron viva. Las encontraron en una alcantarilla: Paula estaba muerta y Martina viva pero deshidratada y con un cuadro de hipotermia. Tenía dos hijos de otra pareja, de 14 y 16 años, y fueron los que tuvieron que denunciar que no estaba su mamá.
Cristian Méndez estaba detenido en un psiquiátrico de La Plata. Era el único sospechoso de haber incendiado la casa de su ex mujer en Merlo el 8 de mayo. Ella, la pareja y sus hijos Briana, Ian, Yael, Shakira, Alejo, Mayla, Gastón y María Karina no pudieron escapar del fuego porque la casa estaba tapiada: vivían atrincherados porque Méndez los amenazaba. Murieron todos. La noche de Navidad Méndez se suicidó. Ella lo había denunciado siete veces por maltratos y amenazas, pero una sola está asentada en la comisaría III, en Parque San Martín, Merlo.
Alejandro Báez convivía con Laura Vázquez hacía dos años. El 4 de abril a la noche la llevó hasta la Ruta 40 y el camino de los Siete Lagos, en San Martín de los Andes, cerca de un tramo que no tiene protección para los autos. La camioneta en la que viajaban cayó al lago Lácar: A Laura la encontraron muerta y a él lo siguen buscando. Los familiares de la joven dijeron que tenían una relación violenta y la policía cree que Báez se tiró para matarla.
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