LaTribuna.hn.-
La desaparición de muchos menores centroamericanos, en su recorrido por la ruta del migrante rumbo a Estados Unidos, tristemente está vinculada al tráfico de órganos. Bandas del crimen organizado que son las que se encargan de “destazar” a los chiquillos.
Una fuente de entero crédito ligada a la Policía Nacional de Honduras manifestó a LA TRIBUNA que detrás del aumento del número de niños que emigran a EE UU, se esconde la práctica cruel e inhumana del tráfico de órganos.
La Policía hondureña tiene conocimiento y les sigue la pista a grupos de “coyotes” o “polleros”, como se les conoce a los traficantes de personas ligados a criminales que se dedican a esa brutal actividad.
Según la información, esos “coyotes” trabajan desde Honduras, pero tienen conexión con una organización criminal de México, dedicada al tráfico de ilegales y de órganos humanos, denominada “Los Pistachos”.
PADRES INGENUOS
De acuerdo a los agentes hondureños, los traficantes se aprovechan de los padres de los “cipotes”, tanto de los que viven en Estados Unidos, como los que residen en Honduras, a quienes convencen para que les paguen el viaje a sus hijos.
Los criminales se acercan a los jóvenes que tienen sus papás en Estados Unidos y los convencen para que les digan que les envíen el dinero, para que se puedan ir “mojados” a Estados Unidos y así poder reencontrarse.
A las personas que viven en Honduras y que pasan por malas situaciones económicas, los “polleros” les recomiendan que manden allá a sus vástagos, y que estos, una vez que comiencen a trabajar en el país del norte, les podrán enviar buen dinero para construir una casa digna y tener un mejor estilo de vida.
Así venden los “coyotes” el mal llamado “sueño americano” a miles de jovenzuelos que diariamente salen de sus casas rumbo a la nación norteamericana. Pero muchos, desgraciadamente, nunca llegan a sus destinos, mientras otros que tienen mejor suerte son detenidos por las autoridades migratorias de México o por la Patrulla Fronteriza en Estados Unidos.
SEPULTADOS EN FOSAS
La Policía Nacional de Honduras ha detectado que muchos de los menores migrantes que se encuentran desaparecidos han sido entregados en México a “Los Pistachos”, quienes se encargan de desaparecerlos.
“Los están destazando y extrayendo sus órganos para la venta”, dijo la fuente a LA TRIBUNA, quien prefirió el anonimato, debido a que toda la información es considerada confidencial.
Comentó que la mayor parte de los infantes que se pierden en el camino, no mueren en el desierto ni es devorado por animales, como muchas veces se dice. Lamentablemente son asesinados por esa banda criminal y sus cuerpos luego son sepultados en fosas clandestinas, situadas en territorios entre la frontera de México y Estados Unidos.
Prueba de esa situación es que las autoridades policiales de esos dos países en varias ocasiones han descubierto ese tipo de fosas en las que encuentra cuerpos de personas indocumentadas.
LA TRIBUNA conoció que las autoridades de Honduras en las próximas horas o días ofrecerán una conferencia de prensa para denunciar y alzar la voz de alarma por esas atrocidades.
La información servirá para hacer conciencia a los progenitores para que desistan de mandar a sus niños a ese terrible recorrido en busca de un “sueño americano” que no existe, porque lo más probables es que sus ilusiones se conviertan en pesadillas.
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