Cosecha Roja.-
Valeria vive en Durazno, en el interior de Uruguay. Anoche sonó el teléfono y era una ex compañera de trabajo de su mamá que quería darle una noticia: “Mirá el Facebook, me parece que hay una foto de tu hermano”, le dijo. Valeria corrió a la computadora y supo que era él. Cómo no reconocer a su sangre. “Me puse a llorar pero trataba de razonar y comunicarme con el hospital”, contó a Cosecha Roja Valeria Cuevas. Sus padres, jubilados de 67 y 71 años “estaban como locos”.
Wilson es uruguayo. Pero no se llama Wilson: su nombre es Fernando Cuevas. Es el hombre cuya foto en la camilla del hospital José Ramón Vidal recorre las redes sociales hace una semana. ¿Cómo? Porque la publicación en la que los médicos y enfermeros intentaban encontrar a su familia fue compartido casi 90 mil veces. Estaba internado desde 2011 y usar las redes era el único modo de recuperar su identidad. Wilson -o Fernando- tiene secuelas neurológicas por los golpes con los que llegó que hacen que no pueda hablar ni expresar quién es, de dónde viene, a dónde iba.
“Estamos angustiados pero felices de que mi hermano esté vivo”, dijo Valeria Cuevas. “Mis padres tienen una fortaleza imponente”, contó. No lo ven desde 2009 y aseguran ya había pasado que desapareciera y volviera a aparecer. “Ya había vuelto varias veces, teníamos esperanza”, dijo. La búsqueda que hicieron no daba resultados porque, claro, Fernando estaba como “NN” o, en el mejor de los casos, como Wilson. “No sabemos si en algún momento dijo otro nombre porque él había estado preso en Curitiva, Brasil”, contó Valeria. Según los administradores de la página, le pusieron Wilson Pérez porque eso decía un papelito que le encontraron en el bolsillo.
Fernando tiene 39 años y empezó a consumir drogas a los 16. “A partir de ese momento comenzó la batalla, no existió lugar a donde no fuimos para ayudarlo”, dijo Valeria. Por los golpes con los que apareció, Valeria piensa que alguien quiso matarlo. Cuando lo encontraron, además, estaba vestido de mujer. ¿Estaba ejerciendo la prostitución? ¿Quién quiso matarlo? Esas son las preguntas que Valeria quiere responder y piensa averiguar todo lo que haga falta. Pero eso será más adelante: este fin de semana Valeria y sus padres jubilados van a viajar en auto hacia Corrientes para reencontrarse. A él lo trasladará un avión sanitario cuando estén listos todos los trámites de los que se están ocupando las autoridades del hospital. “Acá lo vamos a cuidar y tratar de hacer todo para que tenga un mejor nivel de vida y de salud”, dijo Valeria.
“Mañana será un gran día”, escribieron los administradores de la web de Facebook por la que lograron resolver este misterio. “Gracias a todos ustedes, los que compartieron, ya hemos contactado con la familia. Decía la Madre Teresa: el que no vive para servir, no sirve para vivir”, publicaron anoche.
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