El viernes 17 de diciembre de 2016, Maira Benítez salió a bailar en Villa Ángela, Chaco, con su amigo de la infancia Emanuel Funes. Cerca de las cinco de la madrugada, cuatro amigos pasaron en un Ford Fiesta y la invitaron a subir para irse a otro boliche. Maira se despidió de Emanuel -que no quiso ir- y subió al auto. Tenía 18 años y una hija, Brisa, que hoy tiene cinco años. Por las noches iba a la escuela nocturna, durante el día trabajaba y cuando podía practicaba boxeo. Desde ese día no se sabe más nada de ella.
Hoy a dos años y tres meses de su desaparición comienza el juicio contra Rodrigo Germán Silva, el conductor del auto donde ella fue vista por última vez. Está sospechado de asesinarla y esconder el cuerpo.
Silva está detenido y la principal hipótesis es que la mató para que ella no contará una infidelidad de él. Según la investigación Maira sabía que Rodrigo tenía una relación paralela con la hermana de su novia. Su padre, Catalino Silva, está acusado de ser partícipe secundario. Un testigo declaró que vio a Maira en el Ford Fiesta yendo al campo donde Silva trabajaba como encargado. En uno de los rastrillajes en el campo, que pertenece al ex juez de Cámara Eduardo Costa, encontraron el bretel de un corpiño que la mamá de Maira reconoció.
Desde el momento de su desaparición, su mamá Antonia Leiva inició una lucha interminable para saber qué pasó con su hija y que se hiciera justicia. “Todas las tardes salimos al patio, Brisa juega con sus juguetes y a veces con los perros. Es inquieta, pregunta mucho, es una niña que realiza preguntas típicas de su edad, llenas de porqués. A veces me dice “mamá”, le cuesta acordarse de su madre. Yo no me olvido de mi hija, no lo puedo hacer, porque no quiero. No quiero olvidarme y no quiero que las personas se olviden de mi hija, de lo que mi hija representa”, escribió Antonia en la página de Facebook “Todos por Maira”.
Desde que desapareció Maira, la mamá sospechó que algo le había pasado. Estaba convencida de que ella no se iría nunca por cuenta propia. Organizó marchas para pedir su aparición y la familia presionó para que el gobierno provincial y la justicia no dejen de buscarla. “No les importa saber porque somos pobres y las mujeres pobres sufrimos más esta arbitrariedad. En un caso de violación o abuso, el fiscal apunta a arreglar económicamente y el rico a tapar con dinero lo que hizo”, escribió la mamá de Maira en su cuenta de Facebook.
La fiscalía sostuvo desde un principio que Maira no estaba con vida pero el cuerpo nunca apareció. El caso fue investigado primero como un secuestro, después como un caso de trata y finalmente como homicidio. El presidente del tribunal será Ricardo González Mehal y sus vocales, Hilda Beatriz Moreschi y Daniel Javier Ruiz.