Un hombre entró a una librería. Miró algunos productos, le ofreció a la vendedora un sistema de alarmas para el local y se fue. Unos segundos después volvió y compró un gorro. Cuando la vendedora se dio vuelta para envolverlo le apuntó con un arma. Le dijo que era un robo y la llevó a la cocina. Ahí le precintó las manos, los pies y el cuello mientras buscaba la plata. Después la obligó a desnudarse y la violó.
Sofía, la vendedora, hizo la denuncia. La descripción del acusado coincidía con de al menos otros siete ataques sexuales: un hombre robusto, de 1,70 metros de altura, tez trigueña y entre 25 y 30 años. Algunas de las víctimas dijeron que tenía una cicatriz en la mejilla. Otras contaron que tenía un piercing o llevaba barba de pocos días.
“Se solicita a la población tener en consideración que las potenciales víctimas son mujeres jóvenes entre 17 y 40 años”, alertaron desde el Ministerio Público de la Acusación. Seis de las ocho víctimas tienen entre 17 y 20 años. Todas las mujeres estaban solas en el momento del ataque.
El Ministerio de Seguridad difundió un fotofit del sospechoso.
La causa está en manos de la fiscal Alejandra Raigal. Hoy la funcionaria judicial se reunió con el Fiscal Regional Patricio Serjal y autoridades de la Policía de Investigaciones para coordinar la búsqueda.
“La Fiscalía tiene confirmado 8 hechos, en dos periodos, el primero entre los meses enero, abril y mayo (4 hechos); y junio y julio (4 hechos), de los cuales tres fueron con acceso, los demás fueron abuso simple”, explicaron desde el Ministerio Público de la Acusación.
En la mayoría de los casos la mecánica es la misma. Seis de los ataques fueron en negocios comerciales. El hombre estudia a las víctimas. Primero les pregunta por algún producto en particular o les ofrece algún servicio de seguridad. Después se va y vuelve cuando están solas. Ahí las amenaza e intenta abusar de ellas.
En varios de los casos la imagen del fotofit no coincide con la descripción de las víctimas. Los investigadores creen que el hombre podría haber cambiado su fisionomía durante estos meses.
El 27 de junio un hombre con las mismas características entró en una veterinaria en San Nicolás y Tucumán, cerca de la terminal de ómnibus. Preguntó por el precio de unas cuchas. En el local había otros clientes. El hombre se fue y volvió unos minutos después, cuando la empleada estaba sola. La amenazó e intentó violarla.
“El abusador le dio datos a la empleada de la veterinaria de dónde vivía y cómo eran sus movimientos”, dijo a El Ciudadano Lía Basso, veterinaria e integrante Mumalá Rosario.La mujer, de 43 años, se defendió y salió corriendo del local. “El identikit mostró que es la misma persona”, explicó Basso.
El último ataque fue esta madrugada. Una adolescente de 17 años caminaba cerca de la Facultad de Medicina. Un hombre se le acercó y sacó un arma del bolsillo.
—No grites que estás jugadísima —le dijo.
La llevó detrás de un árbol y la obligó a ponerse de rodillas. Si intentaba algún movimiento defensivo -le advirtió- le pegaría un tiro en la cabeza. “Me palpa el jean para ver si tenía un celular o algo y me mete la mano por dentro. Me dice ‘que linda tanguita te pusiste hoy. ¿Cuantos años tenes?’”, contó la adolescente en su Facebook. El hombre se bajó los pantalones y le pidió que le practicara sexo oral.
Discutieron durante cinco minutos. Hasta que él se subió los pantalones y se fue. Antes le avisó que si hacìa algo la iba a matar. “Yo, hecha un bollito en el piso, esperé un rato y salí corriendo a una estación de servicio”, contó.
Desde la fiscalía pidieron que cualquier persona que tenga alguna información de aviso al 911 o se dirija al Centro de Justicia Penal en Sarmiento al 2800.