“Estamos muy preocupados por la situación de la seguridad. En particular porque la gobernadora María Eugenia Vidal, a través del Ministerio de Seguridad de la provincia, decidió cerrar el cupo para la policía local y está buscando así que agonice” dijo a Cosecha Roja el jefe de Gabinete del municipio de Avellaneda, Pablo Vera.
La policía local, que en Avellaneda cuenta con unos 600 efectivos, fue pensada desde la proximidad y vinculada a la cuestión del conflicto territorial por eso está conformada por personas que viven en esa ciudad y que conocen bien el territorio. “Es una experiencia que tiene mucho para mejorar y que comenzaba a reconstruir algún vínculo entre la sociedad civil y la fuerza de seguridad”, explicó Vera. En efecto, la local es una división de la Policía Bonaerense por eso desde el municipio del partido de Avellaneda entienden que debe crearse por ley, en un proceso similar al que se realizó entre la Federal y la Policía de la Ciudad de modo tal que el intendente sea el jefe administrativo. Para eso, existe un proyecto de ley que fue conformado por intendentes de varios partidos.
Sin embargo, con el cierre del cupo decretado por el Gobierno de la Provincia de Buenos Aires ya no será posible construir jerarquías puesto que las 150 personas que pensaban comenzar a estudiar en 2017 ya no podrán hacerlo. “Desde que Vidal asumió como gobernadora y Ritondo como ministro se comenzó a denostar a la policía local. Uno de sus argumentos es, por ejemplo, que un curso de seis meses no puede dar una formación. Lo que no dicen es que la carga horaria del curso de seis meses que, excepcionalmente se hizo en las primeras promociones, tenía la misma carga horaria que el curso que se hacía en la Policía Bonaerense común”.
Para Vera, los dichos públicos de la gobernadora acerca de su enfrentamiento a la mafia policial no son tales sino que, por el contrario, está fortaleciendo su estructura. “Me parece al menos peligroso porque hay un intento de reconstruir la Fuerza y eso es un retroceso. No se le está dando a los municipios la oportunidad de que resuelvan sus propios problemas. Además, a los cuadros superiores de la policía, la Local no les gusta ni un poquito. Quizás lo perciben como una experiencia que se le va de las manos cuando la policía provincial tiene una lógica bien corporativa”, dijo.
Los vecinos tienen sus creencias. Creen, por ejemplo, que esa nueva policía depende del intendente. Quizás porque de los 35 patrulleros que tiene el municipio, 25 fueron comprados por la gestión actual. Lo mismo ocurre con los equipos de comunicación y con las 730 cámaras de monitoreo. Sin embargo, el sueldo de los 600 policías lo paga gobierno provincial. “Si a un vecino le decís ‘la provincia’, para él es lejísimo. Todos los reclamos se los dicen al intendente. Y esto pasa también en otros muchos municipios, por caso Lomas, La Matanza, Esteban Echeverría. En el conurbano, todos tienen la incorporado el problema de la seguridad como propio”.
Avellaneda tiene una particularidad: es una ciudad que respira fútbol con tres equipos de primera, y con partidos todos los fines de semana. “Nos dieron la directiva de que se sumen 40 efectivos de la Policía Local a los operativos de cancha lo que desvirtúa en forma absoluta el objetivo. Además hay una picardía porque en general la policía cuando da este tipo de servicios cobra un adicional y en el caso de la Policía local no se lo van a pagar”, explicó Vera.
El punto es sencillo. La mayoría de las veces en que la policía local actúa es en aquellos casos en que los hechos no llegan ni siquiera a ser un delito. “A veces hay cuestiones que tienen que ver con la convivencia y que la llegada de un uniforme, ni siquiera digo que sea un policía porque bien puede ser un bombero, actúa arbitrando esa situación. Nosotros tenemos por norma desgrabar los llamados al 911 y la mayoría de esas llamadas son por cuestiones que no son técnicamente un delito y para eso destinamos a la policía local. El problema es que si ahora llama una señora que tiene el gatito en un árbol ira a ayudarla la misma persona que tiene que enfrentarse a una situación delictiva peligrosa o a una investigación”.
El mayor problema entonces parece ser que la Policía Local sabe que debe actuar en la proximidad de los hechos. “En general, los comisarios saltan de una comisaría a otra y de un distrito a otro sin ningún tipo de explicación. Un tipo que está en Avellaneda, sin ningún tipo de explicación, pasa a Bunge. Y nunca lográs que esa persona integre la comunidad y rinda cuentas”, dijo Vera. “A partir de nuestra gestión se armó un mapa del delito que los Bonaerenses no tenían, lo georeferenciamos y pudimos saber qué pasa en cada lugar. Obvio que lo hicimos porque la policía siempre se guarda un nivel de decisión importante”.
Fotos: Leo Patti
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