lucascabellomovimientoevitaCosecha Roja.-

 – Entonces, ¿no descartás que sea un caso de violencia de género? – preguntó por segunda vez el periodista Reynaldo Sietecase.

-Ni lo descarto ni lo confirmo, creo que hay que avanzar en la investigación – respondió la vicejefa de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, María Eugenia Vidal.

El lunes, cuando el policía de la Metropolitana le disparó a Lucas Cabello tres balazos que lo dejaron internado, Vidal dijo ante los medios que el hecho se había originado por un caso de violencia de género. Hoy lo repitió en el programa Guetap, por radio Vorterix. Los familiares, los vecinos, la Defensoría de la Ciudad, la Campaña contra la Violencia Institucional y hasta el vicejefe de la fuerza ya la desmintieron. Es cierto que una vecina tenía un botón antipánico pero el que lo apretó fue el agente Ricardo Ayala “para avisar al Comando” lo que había pasado. El mismo oficial lo contó al declarar ante la Justicia.

“Había un botón antipánico y es una zona donde los distribuimos a mujeres víctimas de violencia de género porque es zona de la Metropolitana”, explicó la gobernadora bonaerense electa. También dijo que esperará que “la justicia muestre lo que tenga para mostrar” y confirmó que pusieron al agente en disponibilidad y le iniciaron un sumario interno. El subjefe de la Policía Metropolitana, Ricardo Pedace, confirmó que los dichos de Vidal eran inexactos: “La consigna que estaba ahí no tiene nada que ver con la familia de Cabello”.

La mamá de Lucas escribió una carta el miércoles en la que pidió que recen por su hijo y que Vidal se rectifique:

“Mi hijo fue baleado por el agente Ayala de la Policía Metropolitana en la puerta de nuestra casa, cuando venía de comprar comida en la panadería de la esquina. No se trató de un enfrentamiento, ni de un tiroteo como dice la policía. Nosotros vivimos en uno de los Hogares de Tránsito del Instituto de la Vivienda de la Ciudad, en Martín Rodríguez al 500. Allí se encontraba, desde hace meses, un oficial de consigna, por un problema que existe entre vecinas. Ni Lucas ni su novia, Camila, están vinculados a este caso. Él no tenía ninguna restricción, ni denuncia, ni intentó fugarse, como dijo la versión policial y como repitieron muchos medios. Este policía lo interceptó cuando estaba por entrar a nuestra casa, sin motivos, y le disparó tres veces. El primero, fue para bajarlo a Lucas. Y los otros dos, para rematarlo cuando ya estaba tirado en el suelo, ensangrentado, a tres pasos de su hija de 2 años, que vio todo. El agente, lejos de ayudar a Lucas, solo guardó su arma y volvió a su lugar, donde estaba haciendo guardia”

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Lucas, Camila y la hija de dos años de ambos se despertaron pasado el mediodía. Ella limpió la pieza en la que viven en el Hogar de Tránsito del Instituto de la Vivienda de la Ciudad (IVC) y le cosió a él un pantalón. Después se bañó, lavó ropa, la secó y puso otra tanda. Mientras, Lucas fue al kiosco de la esquina a comprar dos sándwiches de milanesa. Camila lo vio por la ventana: cuando estaba por entrar, frenó, gesticuló y tiró el cuerpo para atrás. “Yo creo que vio el arma”, contó a Cosecha Roja. Segundos después, se escuchó el primer tiro. Ella salió corriendo a la calle, lo agarró de la nuca, lo sentó y Lucas le pidió ayuda. El Policía de la Metropolitana -que estaba designado en la puerta para mediar un conflicto entre vecinos- disparó dos veces más.

La nena de dos años lloraba y gritaba desde el pasillo de Martín Rodríguez 559. Camila entró, la alzó y la dejó con una vecina. “La agarré con las manos llena de sangre”, contó. Cuando volvió a la calle, ya no pudo levantar Lucas porque estaba inconsciente. Los vecinos lo subieron a un auto para llevarlo al hospital y desde el lunes a la tarde, la vida de Lucas Cabello está en peligro. Lo operaron dos veces en el hospital Argerich y sigue internado en un sanatorio privado de Palermo.

El oficial de la policía Metropolitana declaró el miércoles ante el Juzgado de Instrucción 35, a cargo de Osvaldo Rappo. Dijo que se defendió de “una agresión”, que actuó “según los protocolos” y que disparó “dos veces”. “No hay ningún elemento que excluya su responsabilidad en el criminal e ilegítimo accionar con el cual actuó contra Lucas Cabello”, dijo Gabriela Carpineti, abogada de la familia del joven. También agregó: “El agente Ayala intentó justificarse declarando que Lucas estaba armado, lo cual es absolutamente falso”.

El personal de la Policía Federal que actuó en la escena escribió en el acta que sólo había tres vainas servidas, que son las que impactaron en el cuerpo de Lucas en la “zona abdominal, miembro inferior y el maxilar inferior”, según el expediente judicial. No había ningún arma ni otras vainas que correspondieran a Lucas Cabello o a otras personas.

Foto: Movimiento Evita

[Nota publicada el 13/11/2015]