Villa y el silencio de los periodistas deportivos

Para no hablar de la imputación por abuso sexual, los periodistas varones usan eufemismos: hablan del otro tema, de “eso”, de lo que desconcentra a Villa. Como si no pudieran nombrarlo, como si una violación que involucra a un futbolista no fuera parte del mundo del periodismo deportivo. Como si perteneciera al ámbito de lo privado. Pues hace tiempo que no: la violencia de género es noticia y es de interés público.

Villa y el silencio de los periodistas deportivos

30/05/2022

Por Natalia Maderna*

El problema. El otro tema. La vida privada. Lo que lo desconcentra. Eso. 

De eso no se habla. Y si se habla, no se nombra. Eso: la denuncia de abuso sexual. A pesar de que desde 2015 hasta ahora los movimientos feministas vienen haciendo un revisionismo de lo que hasta entonces se naturalizaba, se negaba y se consideraba “privado”, los periodistas deportivos varones no nombran el abuso sexual. Buscan eufemismos, evaden, justifican.     

La denuncia por violación, acoso e intento de femicidio no tiene palabras para los periodistas deportivos varones. ¿Será porque lo que no se nombra no existe?

¡CHAN! ¡Tsunami de chanes! ¡Paren las rotativas! Las denuncias por violencia de género que involucran a jugadores del fútbol argentino también son noticias del ámbito deportivo. Aunque molesten, aunque incomode contarlas. 

Lo que sí incomoda y sorprende es la capacidad de quienes ocupan los roles de conductor serio en traje y corbata para evadir ESA información. Para ustedes, periodistas varones, “eso” no es información. Para ustedes “eso” es y pertenece al ámbito de lo privado. “Eso” es y pertenece a la Justicia. Entonces ahí ustedes no se meten. “Hasta que se expida la Justicia nosotros, plim plim plim…”. Y por ahí salen airosos.

¡Feministas, calienten que entran! Cuando las papas queman,las periodistas feministas entramos a jugar. No siempre, claro está: basta con hacer un zapping por los canales, por las radios y los portales deportivos, para darnos cuenta de qué espacio tenemos las periodistas deportivas y feministas. Nos llaman cuando suceden “estos hechos”. Ahí sí somos “las voces autorizadas” que tienen agendadas como Fulana periodista feminista. Cuando quieren que asumamos el costo y no quieren opinar ustedes. Hablar de ciertas cosas, en ciertos medios y con ciertas palabras tiene un costo, lo saben, lo sabemos, pero sólo nosotras lo asumimos.

A ver, soñemos fuerte: ¿qué pasaría si los varones a cargo de programas deportivos radiales, televisivos y en diarios y portales hablaran al respecto? ¿Qué pasaría con sus oyentes, audiencia y lectores? ¿Acaso los periodistas deportivos varones no tienen la capacidad para informar esas noticias? ¿O simplemente sus productores y editores no les piden que cuenten ese tipo de información? Porque no vaya a ser que colegas se enteren que tomaron cursos en formación de género. ¿Se imaginan? Varones periodistas deportivos siendo capacitados por mujeres sobre cómo abordar información que tenga a la violencia de género como eje. ¿Mujeres capacitando varones? ¿A varones periodistas deportivos?


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¿Qué de todo “el caso Villa” nos molesta?

O mejor al revés, ¿a quiénes nos molesta “el caso Villa”?

Quizás la pregunta en realidad es otra: ¿por qué lo llamamos caso cuando de particular y aislado sabemos que no tiene nada?

Sabemos que la violencia de género en todas sus formas responde a patrones que, desde hace algún tiempo (no mucho), gran parte de la sociedad ha aprendido a ponerle nombre. Identificamos esos casos como problemáticas derivadas de una sociedad construida sobre los cimientos de un patriarcado cultural que rige cada una de nuestras conductas y comportamientos. Y esas conductas y comportamientos las ponemos en juego tanto en el ámbito de lo privado como cuando formamos una parte de todo el entramado social, también patriarcal, por supuesto.

Pero igual me sigo equivocando, ¿a quiénes no les molestan las denuncias por violencia de género contra Sebastián Villa? ¿Existen personas que hoy, en mayo de 2022, puedan sentirse intocables frente a los testimonios de violación? ¿Cuán afectados se sienten hoy los varones futboleros en general y los periodistas deportivos en particular cuando escuchan a mujeres denunciar que fueron violadas por un jugador de fútbol? 

Generalizo en “un jugador de fútbol” porque esa es la realidad que hoy sí nos toca contar a las mujeres que informamos el deporte con perspectiva de género en los medios de comunicación. Quien piense que nos agrada contar cómo mujeres han sido violadas por jugadores en lugar de polemizar sobre si Bataglia paró al equipo 442 o 433, se equivoca. Nos encantaría centrarnos en la información que los periodistas deportivos varones catalogan como lo meramente deportivo

Sin darme cuenta creo que me voy respondiendo algunas dudas.

Pero tengo más, por suerte para mí: ¿lo que molestan son las denuncias o las que molestamos somos las que empezamos a denunciar esas violencias?

Señores-hetero-cis-blancos-no hegemónicos, les tengo una mala noticia: el pacto de silencio entre varones los hace cómplices. 

Señores-hetero-cis-blancos-no hegemónicos, los necesitamos haciéndose preguntas AHORA MISMO. Porque nosotras ya entendimos que para tirar al patriarcado a pelotazos y para ganarle por goleada también los necesitamos a ustedes cuestionando sus privilegios. ¿Qué tiene que pasar para desestabilizar su cátedra del macho? ¿Cuántos testimonios más necesitan para entender que una persona es un todo y no sólo los 90 minutos del tiempo reglamentario?

¿Por qué me hago tantas preguntas?

Será porque los varones aún no se dispusieron a responder ninguna de ellas.  

*Periodista feminista, locutora y relatora de fútbol.