Will Smith y la ira de las personas racializadas

El escándalo por el cachetazo de Will Smith hacia Chris Rock llevó a múltiples comentarios y análisis sobre el humor, la violencia y el racismo. Desde Identidad Marrón creen que es una oportunidad para hablar de un tema clave: ¿desde qué imaginario se construyen las emociones de las personas racializadas? ¿y cómo se castigan?

Will Smith y la ira de las personas racializadas

30/03/2022

Por Sandra Condori Mamani “Chana” y Alejandro Mamani, de Identidad Marrón.

Crédito de la foto: Identidad Marrón

Fuimos testigos de una catarata de juicios, análisis y perspectivas sobre el golpe de Will Smith en los Oscar 2022 contra Chris Rock, quien hizo un comentario cargado de violencia sobre el aspecto de Jada Pinkett Smith. Múltiples visiones sobre la violencia, sobre los que la reciben, sobre los que la emiten y sobre las personas afros. 

Pero esta es una oportunidad para hablar sobre las emociones de las personas racializadas, las consecuencias sociales y los castigos diferenciados. 

“Y quien se siente víctima de una injusticia no duerme; vive en permanente vigilia, vale decir, asedio y acecho del instante supremo y preciso para clavar el zarpazo y arrancar junto con el rubio corazón opresor la libertad negra: ¡libertad negra! ¡Que es justicia y derecho de nuestro tiempo”! (Reinaga 1960, 159). 

¿Desde qué ojos “miramos”? Y quienes miran ¿cómo nos miran? ¿cómo y desde qué imaginario se construyen las emociones o actitudes de las personas racializadas no blancas?. 

La narrativa del racismo en este sur global está construida desde los ojos e imaginarios eurocéntricos blancos. Y por cierto, en esa narrativa “las capacidades” vinculadas al conocimiento, espiritualidad, la ética, formas de organización, familias, comunidades, deseos y emociones se encuentran clasificadas entre quienes la poseen y quiénes no. 

Ese intercambio de diálogos que giran en torno a los insultos, humillaciones, destratos, chistes, burlas está impregnado de un racismo que supera lo simbólico. Esa forma subyacente y solapada, a través de códigos del lenguaje, aparece en ese amalgama de “chistes”, “dudas”, “distancias”, “ridiculización” hasta los apodos o refranes que, lejos de ser la jerga, tienen un carácter impune.

Tenemos dos certezas. La primera: el sur global no es blanco. Después de la implementación de los Estados Nación con sus proyectos universales y homogeneizantes raciales, podemos afirmar que la resistencia de las naciones indígenas y afrodescendientes es la existencia nuestra. Tan sólo es mirar y buscar las estadísticas existentes. Ese mito fundado e hiriente en todas sus formas persiste. 

La segunda es que las personas indígenas, indígenas marrones, negras, afros, pensamos, sentimos y deseamos. ¿Acaso no nos parece extraño tener que fundamentar que somos personas?. Eso es racismo. Esa extraña necesidad de tener que crear un fundamento que describa que sos persona.  La vergüenza, los miedos, los enojos, los malestares, la frustración y la irá están en nosotres. 

Si el silencio es algo que preservamos, el ruido también. El punto es ¿está bien o está mal?. Cuando una persona de piel marrón reclama o hace uso de su derecho al reclamo ¿tiene derecho? ¿es posible que utilice esa herramienta? Y si lo hace ¿qué sucede? Posiblemente quede retenida, detenida, expulsada, en silencio o muerta. Es decir, es castigada

¿Dónde está el derecho? ¿todes tenemos derechos en igualdad de condiciones?. Sin lugar a dudas toda acción de violencia es repudiable. También en nuestras historias existe el entronque patriarcal pero ¿qué lugar ocupan las emociones en nosotres, personas racializadas no blancas?. 

Una cuestión esencial a tratar es el procesamiento de las emociones y el camino que toman ante una injusticia. El sistema judicial está diseñado para las clases medias blancas del occidente. Entonces ¿cuáles son las respuestas que obtienen las personas racializadas? ¿Qué seguridad de justicia tienen? ¿Ninguna agresión sin respuesta sólo funciona como slogan para la clase media?

Los nuestros sienten. Sentimos. Y también tenemos ira.