Juan Guillermo Mercado. El Tiempo.-

“Javier Velasco mató a mi mamá en una bodega el 7 agosto. Envuelta en una sábana blanca, la arrastró hasta una basura. Cuando la Policía llegó al lugar, no sé si por aviso de los vecinos, la encontró siguiendo los rastros de sangre”.

El dramático testimonio es de Nasly Yepes, la única hija de Dismila Ochoa Ibáñez, la mujer a la que Javier Velasco Valenzuela asesinó el 3 de junio del 2002. Por este crimen, el señalado violador y asesino de Rosa Elvira Cely solo pagó 15 meses de cárcel, pues fue declarado inimputable por problemas mentales.

Así lo determinó el Instituto de Medicina Legal en un dictamen –conocido por ELTIEMPO.COM — realizado el 8 de julio del 2002. El análisis concluyó que “para el momento de los hechos investigados (Velasco) presentó un trastorno mental transitorio, con base patológica, que le impidió comprender su actuar y determinarse acorde con esa comprensión”. (El minuto a minuto de la muerte de Rosa Elvira Cely)

La valoración fue hecha por petición del juez Séptimo de Ejecución de Penas de Bogotá, que meses después ordenó la libertad de Velasco.

En el concepto, Medicina Legal consideró que un tratamiento “psiquiátrico intramural con énfasis en terapia de introspección” en la que se reforzara el no uso de “sustancias psicoactivas incluyendo alcohol” eran suficientes para rehabilitar a Velasco, quien tres meses después (el 31 de octubre del 2003), quedó libre.

Pagó dos salarios mínimos de la época y firmó el compromiso de asistir a un tratamiento de desintoxicación.

En el fallo, el juez ordenó sustituir la “medida de seguridad de internación por libertad vigilada, bajo caución prendaria de dos salarios, debiendo asistir a alcohólicos anónimos cuatro veces por semana, lo que deberá ser acreditado ante el despacho”.

En el proceso, Velasco aceptó su responsabilidad en el homicidio, pero dijo no acordarse de nada.

“Según tengo entendido le quité la vida a esa señora. Yo recuerdo hasta donde me dicen, porque de lo que transcurrió no tengo muy claro lo que pasó. Recuerdo que la conocí ese día, estuvimos bebiendo, compartimos muchos instantes y ese mismo día fue cuando la maté”, señala el documento conocido por este diario.

Hoy, nueve años después, la hija de Dismila Ochoa pidió a las autoridades no tener en cuenta ese dictamen. “Se declaró como loco y aseguró que no sabía lo que estaba haciendo. Le pido a la justicia colombiana que por favor no lo vaya a declarar loco otra vez, porque él no es loco”, dijo este lunes Nasly Yepes. (Lea: ‘Pido que al asesino de Rosa Cely no lo declaren loco otra vez’).

Habría violado a su hija

Para las autoridades, Javier Velasco seguía el tratamiento recomendado por Medicina Legal. Pero cuatro años más tarde, en el 2007, la Fiscalía volvió a tener noticias del señalado violador. En una denuncia de Araceli Blanco, su compañera sentimental, la mujer denunció que Velasco abusó sexualmente de una de sus hijas, de 11 años.

“Javier, mi esposo, me dijo: aliste a la niña y salgamos a comprarle los zapaticos, entonces me puse a bañarla y en esas la niña me dijo no me toque ahí que me duele. Le pregunté: ¿cómo así que te duele? Y me respondió: es que mi papá me tocó ahí”, se lee en la denuncia.

Agrega: “El 16 de agosto yo tuve un problema con él e intento ahorcarme y por miedo no le dije nada, pero él estuvo preso por homicidio porque mató a una muchacha el mismo día que la conoció. Él me cogió para ahorcarme y me dio tres golpes contra la puerta, cogiéndome del cuello y tratando de asfixiarme”.

Sin embargo, esa denuncia no prosperó en un proceso penal porque la mujer nunca la amplió. Pero por otro caso de violación, el 3 de mayo pasado un juez de Bogotá había ordenado la captura de Velasco. Ese requerimiento nunca llegó, al parecer por un error de trámite, a la base de datos de la Policía.