Cosecha Roja.-

Esta semana pasó en cinco minutos. Transcurrió, para Fernando Carrera y su familia, dando declaraciones a medios de comunicación y haciendo diligencias judiciales. Fueron, en grupo y por separado, a reuniones con abogados, visitas ministeriales, programas de televisión y, tal vez, alguna fiesta de bienvenida. En prisión, lo único que se imaginaba era abrazar a sus tres hijos.

Guadalupe Maidana, esposa de Fernando, lo recibió sin saber que llegaba, porque la excarcelación se hizo efectiva antes de lo que habían imaginado. “Él salió de inmediato, apenas dieron la orden,  y todos nos alegramos. Que él pueda estar aquí, en la casa, con los niños, es lo mejor de que haya vuelto”.

Ayer, la dirigencia de Boca lo invitó a La Bombonera a ver el partido contra la Universidad de Chile. Sánchez Miño marcó el 2 a 0 para la celebración xeneize. En una tribuna de preferencia, debajo de Diego Maradona, Fernando abrazaba a su hijo menor. Comieron choripán y siguieron la fiesta. En el 2004, antes de los sucesos de Pompeya, Boca Juniors había perdido la final de la Copa Libertadores contra Once Caldas. Fernando vio con sus familiares y amigos ese partido, tal como hoy trata de retomar sus actividades cotidianas.

“Lo primero que quería hacer era salir de la cárcel. Ya estoy afuera y hay un mundo nuevo por todos lados. No sabés por dónde empezar”, dice Fernando. Agrega que está dejando que las cosas sucedan, que todo llegará a su debido tiempo. En la mañana, por ejemplo, estuvo en el Registro Nacional de las Personas tramitando el nuevo DNI. Como un ciudadano común, hizo fila y esperó su turno. “Creés que no, pero son cosas que te quitan tiempo… De una en una llegás a la noche con otro montón de tareas nuevas para el día siguiente”, relata. En la tarde, se reunirá con su abogado.

Fernando está libre pero tiene que aclarar la verdad. Es una lucha que le consume horas valiosas, porque debe hablar mucho con su defensor y estar pendiente de las órdenes que emita la Justicia. Por ejemplo, ahora no puede salir de Capital Federal y Gran Buenos Aires. Aunque quiere y lo necesita, no debe trabajar hasta después de las vacaciones de invierno, le recomendó el abogado. Tampoco le permiten conducir.

Su agenda no está definida, pero sí hay asuntos urgentes que atiende con el corazón. “Hace unas noches me pasó lo más lindo de estar en libertad: dormí con mi hijo más chico -de 9 años-, que nunca había dormido con su papá”, cuenta Fernando.

Anoche se reunieron con la ministra de Seguridad, Nilda Garré. Ella los recibió en su despacho. Fernando y Guadalupe no esperaban la invitación de la funcionaria. Tomaron café y conversaron. Garré dijo que le preocupaba la injusticia que se había cometido con Fernando y le pidió perdón a la familia en nombre del Estado. Aseguró que llevarían las investigaciones hasta las últimas consecuencias. “No vamos a tolerar dentro de las fuerzas de seguridad ningún tipo de protección o actitud corporativa ante estos hechos de impunidad que afectan a la sociedad en conjunto”, dijo la titular. “La ministra nos brindó todo su apoyo. Manifestó que está a disposición nuestra para lo que necesitemos”, contó Fernando acerca de la reunión.

Para él, la visita no tiene implicaciones legales en lo que sigue de la investigación, pero sí es un apoyo importante para encontrar la verdad de lo que pasó. “Es una muestra de que el organismo controlador de la Policía Federal Argentina está diciendo, a viva voz, que la Fuerza no actuó como era. Me están dando la razón en algo”, agregó.

Guadalupe dice que ha sido bueno tenerlo en la casa. Verlo caminando por las habitaciones, que pueda llevar a los chicos a la escuela, que sea padre y esposo. Ella lo acompaña en muchas diligencias y le sigue el ritmo en esta semana que pasó velozmente.

Se levantan en la madrugada y se duermen muy tarde. Son pocas horas de sueño, “porque hay muchas ansiedades”, dice ella. ¿Planes para hoy, para mañana? “No hay, puede ser todo a la vez. Es difícil planear qué vas a hacer, porque todos te quieren ver. Lo que sigue es organizar mi vida de a poquito”, dice él.