Fue en la década de los 90 cuando la ciudad empezó a pagar el precio de ser la joya dorada del narco en el Pacífico: ajustes de cuentas, peleas por dominar el territorio y hasta la muerte de un cardenal a manos del crimen organizado, un hecho que estremeció a la sociedad mexicana en 1993.

Crece la violencia

En la capital “tapatía” temen volver a esos años.

En la actualidad, en Jalisco operan al menos los grupos de Sinaloa, Los Zetas, el cartel del Milenio y los Caballeros Templarios, sobre todo en las zonas fronterizas con los estados de Michoacán y Zacatecas, reconocen las autoridades a BBC Mundo.

Desde que en diciembre de 2006 el gobierno mexicano declaró la guerra al crimen organizado, más de mil personas han muerto en Jalisco en ataques relacionados con el narcotráfico.

Y aunque los últimos datos oficiales disponibles son de enero de 2011, el diario mexicano Reforma asegura que en lo que va de año ya se ha superado el número de muertos de 2010 (600 homicidios) por la violencia entre cárteles.

A raíz del hallazgo de los cadáveres en los Arcos del Milenio, las autoridades anunciaron que incrementarían la vigilancia en el área conurbana de Guadalajara y estrecharían la colaboración con las fuerzas federales.

Feria y Panamericanos

Pero los empresarios de la ciudad, un importante polo industrial y de servicios, ya están reclamando la llegada de más policías.

“La sociedad está pagando los platos rotos y está creciendo el sentimiento de inseguridad. Estamos transitando a un estado donde ya se establecen focos rojos en materia de delincuencia organizada y delitos de alto impacto, algo a lo que Jalisco se había mantenido ajeno”, dice el investigador Dante Haro.

Mientras, las calles parecen, una vez más, ajenas a esa amenaza. En una burbuja de la que pocos se atreven a pronosticar cuándo explotará.

Por todo el centro hay escenarios con bailes populares y festivales culturales que recuerdan que Guadalajara vive también tiempos de fiesta.

Acaba de ser sede de los Juegos Panamericanos y ahora alberga la importante Feria del Libro, el gran evento literario del país.

Al fondo de las celebraciones en la Plaza de la Liberación está el célebre Teatro Degollado de Guadalajara; y en su pórtico, una leyenda en letras doradas que parece resumir la esperanza de los tapatíos: “Que nunca llegue el rumor de la discordia”.

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