Desde que Higui entró a su casa, no hizo más que abrazar a su familia. Las hermanas le prepararon milanesas y después tomaron café. Charlaron toda la noche. “Hasta ahora está recibiendo gente. La familia es muy grande. Los 24 sobrinos la quieren ver. A los amigos los va a ver después. ¡Recontenta está!”, dijo a Cosecha Roja Eli, una de las hermana de Higui.

Llegó de madrugada a la casa de Susana, su mamá. Ningún familiar pudo ir a buscarla hasta el penal de Magdalena. “Fue todo tan rápido. Inesperado. Una alegría. ¡Son las tres de la tarde y en esta casa nadie durmió!”, contó Eli.

Dos minutos después de la medianoche, después de la tortuosa y burocrática puesta en acto de la excarcelación extraordinaria firmada por la mañana, Higui salió en libertad. Atravesó las puertas del penal de Magdalena, gritó y se abrazó a las compañeras que la esperaban. Más tarde, el durante el largo camino a casa, sonrió feliz para la foto desde el asiento de atrás del auto que la llevó hasta lo de su mamá.

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Carina Leguizamón espera su turno para la visita: “La liberación de Higui se logró con el agite en la calle. Pero hay más casos, hay más hermanas Ailén y Marina Jara, de Moreno, Yanina González y Celina Benítez, ambas del Cruce Derqui, Reina Maras. Mujeres pobres y vulnerables que no saben cómo expresarse”. La integrante de la Red de Mujeres dijo a Cosecha Roja: “El caso de Higui lo tomó Furia Feminista, antes la Defensoría de Género, compañeras que trabajan en los territorios y que son conscientes de lo que pasa en los barrios. Por defendernos terminamos presas. Si no nos defendemos, terminamos muertas o violadas. Las mujeres de los barrios pobres sabemos que la justicia no existe y que lo único que nos va a liberar, como pasó con Higui, es la lucha en la calle”.

Para Luciana Sánchez, abogada de Lesbianas y Feministas por la descriminalización del Aborto “de ninguna manera la decisión sobre la excarcelación extraordinaria de Higui adoptada por la Cámara de Apelaciones y Garantías de San Martín reconoce los asuntos clave: nada se dice respecto a la verdad sobre la violación sufrida, ni sobre la legitimidad de haber matado a su agresor”. Sánchez dijo a Cosecha Roja que la libertad de Higui es “un hecho más cercano a la ‘buena conducta’ que porque se hayan analizado en profundidad los prejuicios y estereotipos lesbofóbicos que inundan el caso y constituyen el único sustento de las decisiones judiciales adoptadas hasta ahora. Así, Higui inicia su camino de transformación de la lesbiana perversa hacia la lesbiana víctima. En cuanto la defensa se transforme en una defensa del honor lésbico y no de la libertad sexual, estaremos todas fritas”.