Óscar Chumpitaz C. Enviado especial a Trujillo. La República.

Alejado de los circuitos turísticos tradicionales, existe un barrio en Trujillo que genera temor y cuyas calles acaparan constantemente los titulares de la prensa por los crímenes que se cometen en ellas: Solo en La Esperanza, en lo que vadel año, se han registrado 56 asesinatos por ajuste de cuenta o venganza entre bandas rivales.

El alcalde, Daniel Marcelo Jacinto, ha solicitado al presidente Ollanta Humala decretar el estado de emergencia en ese distrito, considerado el más poblado de La Libertad.

Con 10 asentamientos y el cerro La Cabra como apu tutelar, el barrio de La Esperanza es una zona roja afectada por homicidios, extorsiones, robos y tráfico de drogas. Es el principal foco del crimen en la ciudad de la Eterna Primavera.

Sus calles son tierra de nadie en una guerra de bandas criminales que disputan el control de ‘sus territorios’.

Ese control da derecho a extorsionar y a matar.

LA JAURÍA, LOS MALDITOS

Dicen los vecinos que lo que más sufren es la estigmatización. Que todos creen que La Esperanza es un reducto de crimen y de ilegalidad.

La mayoría es gente honesta, trabajadora, que aprendió a vivir al margen de lo que sucedía. Gente que vive en eterno contraste entre los que no tienen nada para comer y el delincuente que puede comprar un  auto cero kilómetros.

Allí es común ver gente armada con cuchillos, machetes, pistolas, subametralladoras y hasta fusiles de asalto. Y la droga circula como pan caliente.

“Trujillo es uno de los destinos turísticos favoritos, pero también es uno de los lugares más peligrosos del país”, admite el coronel (r) Jorge Mejía.

En efecto, tan pronto como un visitante se baja del avión o del ómnibus, es advertido de lo que deben y no deben hacer.

La Policía nos confirmó que dos organizaciones criminales son las principales responsables del aumento de esta violencia que crece cada día como una ola incontenible en medio de la tormenta: ‘La Jauría’ y ‘Los Malditos del Triunfo’.

La guerra a muerte que se ha declarado entre estas dos mafias es por el cobro de cupos a empresarios y transportistas trujillanos y por mantener la hegemonía de sus territorios.

Los cabecillas se encargan de reclutar a escolares y los entrenan no solo para extorsionar o cometer asaltos, sino para que aniquilen a sus enemigos.

“Es una guerra entre ellos”, asegura el jefe de la Dirección Territorial de La Libertad, coronel  Róger Torres Mendoza.

“Estos asesinatos son realizados por menores de edad, pues si son capturados solo reciben sanciones benignas”, manifiesta el oficial.

“Los cabecillas presos en El Milagro dicen que ‘matan por honor’. Ordenan eliminar a sus ‘soldados’ que quieren agarrar la ‘batuta’ y operar por su cuenta”, dice el comandante José Tejada Ruiz, jefe de la comisaría de Winchazao-Jerusalén.

En verdad no hay nada que descubrir en el drama de la inseguridad. Todo es bien conocido: marginación social, abandono de calles por parte de la Policía, ineficacia de jueces y fiscales y, en el medio, el tráfico de drogas que se extiende en bolsones de pobreza en los que la vida no vale nada.

SIN ESPERANZAS

Estos criminales no solo controlan La Esperanza, sino que han extendido sus redes por toda la ciudad de Trujillo, donde impera la ley del hampa, el rugir de las pistolas en cualquier esquina y los cuchillos acechando en medio de la noche.

En El Porvenir, Florencia de Mora, Las Palmeras o El Milagro reina  el encubrimiento, el pacto de ‘silencio’.

Los barrios de las partes altas, son los lugares más conflictivos. Y ello a pesar de que la presión policial ha obligado a casi todas las bandas que lo controlan a desplazar sus bases de operaciones.

Los ajustes de cuenta a tiro limpio no han desaparecido. De acuerdo al oficio número 1862 remitido por el Departamento de Investigación Criminal Norte al alcalde de La Esperanza, Daniel Marcelo Jacinto, solo en ese distrito ocurrieron 56 de los 137 asesinatos cometidos en Trujillo.

Solo en enero ocurrieron ocho crímenes, en febrero 13, marzo 8, abril 6, mayo 7 y junio 14.

GUERRA DECLARADA

El actual cabecilla de La Jauría es, según la Policía, Ronald Pérez Araujo ‘King Kong’.

Este habría dado la orden a Peter Esparza Araujo ‘Mono’, para que conformara un ‘comando de aniquilamiento’. Un informe de inteligencia da cuenta que este grupo de asesinos estaría integrado por O.J.CH.R., M.H.M.R., así como por “Negro”, “Jimy”, “Ñongo”, “Jin” y otros dos menores  en proceso de identificación. Jordan Horna Meléndez (19), Julio Llauri ‘Juliasho’ y Yean Amoroto, ambos de 20 años, serían los otros sicarios “más viejos” de esta banda.

‘Juliasho’ es acusado de haber participado en al menos ocho asesinatos en Trujillo.

Una de sus víctimas fue Ronald Neyra Herrera “Migio”, quien recibió 19 disparos frente a su casa en La Esperanza. Su pecado pertenecer a Los Malditos del Triunfo.

Pero el cabecilla de esta última organización ha jurado venganza, acabar con todos los rivales. Según la Policía, Segundo Correa Gamarra Paco   “ha ordenado desde el penal de Piedras Gordas que no quede vivo ningún hampón vinculado a La Jauría”.

Lo dijo hace cinco meses, cuando asesinaron a su sobrino en la parte baja de La Esperanza. A ello se suma el asesinato de Lizbeth Coloma Fernández (22), quien fue pareja de Samuel Smith Correa Salazar, “Piraña”, sobrino de Paco.

Pero, el homicidio de  Roxana López Cruz “Chana”, ocurrido el 5 de febrero en el asentamiento humano Víctor Raúl (Huanchaco), alimentó aún más las ansias de venganza de Paco. Y es que Chana fue una de las amantes del cabecilla principal de Los Malditos del Triunfo.

De acuerdo a las investigaciones, tres hampones de La Jauría serían los que se encuentran en su lista negra:  “Mono”, “King Kon” y “Calinacho”.

‘CAJERO DE LA MAFIA’

El 26 de marzo Pedro Valdelomar Barbarán Basilio, dueño de un vehículo de transporte de carga fue secuestrado, trasladado a una agencia del BCP y obligado a retirar dinero y a depositarlo en la cuenta 57023585859053.

La operación se vino abajo con la captura de Richard Edmundo Zúñiga Collazos, a quien se le encontró 13 tarjetas de crédito. Se trata del ‘cajero’ de una banda de extorsionadores que opera desde el penal El Milagro. “Es un duro golpe a estas mafias que actúan desde prisión”, reveló el coronel Róger Torres, jefe de la Dirtepol.

CLAVES

“El 30 por ciento de la población en La Esperanza no tiene agua, desagüe ni luz y eso genera violencia”, dice César López Silva, experto en seguridad ciudadana.

Diez ex delincuentes ahora son vigilantes en complejos deportivos y en el camal de La Esperanza. Ellos dejaron las armas hace dos o tres años.