brianymatiascasasCosecha Roja.-

A Matías Casas lo mató un policía fuera de servicio en el barrio Cuenca XV de Neuquén en julio de 2012. Seis meses después, en la misma zona, un oficial uniformado asesinó a Braian Hernández. César -papá de Matías- y Ely -mamá de Braian- se acompañaron mutuamente en las batallas judiciales. Los dos lograron que la Justicia condene a los policías a prisión perpetua pero el Tribunal de Impugnación bajó la calificación de “abuso policial” y disminuyó las penas. La Comisión de Derechos Humanos de la Cámara de Diputados presentó un petitorio para que se revean las causas.

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“Mi lucha es Matías, que el policía pague por ser policía y que no haya más agentes impunes que maten pibes”, dijo a Cosecha Roja César. Su hijo tenía 19 años y trabajaba con él en su forrajería al oeste de Neuquén. Vendían alimentos para mascotas en el local y repartían en despensas.

La noche del viernes 21 de julio Matías fue en moto a ver a su novia Micaela, que vivía en el barrio Cuenca XV. En la esquina se cruzó con Enzo, el hijo de un policía, y le dijo ‘ya lo voy a agarrar a tu hermano’. El pibe fue a buscar a su papá -Héctor Méndez- a un asado y le contó  que lo habían amenazado. Méndez se levantó y lo fue a buscar:

– ¿Vos sos Matías?- le preguntó.

– Sí.

Méndez sacó un arma 9 milímetros, disparó y le erró. Matías, que ya estaba con la moto en marcha despidiéndose de Micaela, arrancó. El policía corrió y disparó cuatro veces más en un tramo de 12 metros: lo fusiló. Un tiro le dio en la espalda y otro en el tobillo.

Durante el juicio, el policía dijo que no recordaba haber disparado y, que si lo hizo, no tuvo intención. Los peritos comprobaron que el arma secuestrada fue la que efectuó los cuatro tiros y a Méndez le encontraron pólvora en las manos. El Ministerio Público Fiscal de Neuquén dijo en los alegatos de la sentencia del 28 de agosto de 2014: “No existe duda de que la bala que mató a Matías Casas salió de la pistola que disparó Mendez”.

El juicio por el caso de Marías fue por jurados populares. Doce personas discutieron en privado sobre seis preguntas puntuales que les hizo el tribunal:

1. ¿Murió Marías Casas de un disparo de arma de fuego?

2. ¿Ese disparo lo efectuó Héctor Méndez con la intención de matarlo?

3. ¿Era Héctor Méndez policía?

4. ¿Efectuó el disparo Héctor Méndez con el arma reglamentaria de la Policía de la Provincia de Neuquén?

5. En el lugar y en el momento del hecho, hizo Héctor Méndez un uso indebido del arma reglamentaria provista por la Policía de Neuquén (SIC).

6. ¿Sabía y quería usar indebidamente el arma reglamentaria?

Para declararlo culpable bastaba con ocho votos. La sentencia fue por unanimidad: en agosto de 2014 los 12 jurados lo consideraron penalmente responsable de “homicidio calificado por haberlo cometido en abuso de su función de policía y agravado por el empleo de arma de fuego”.

Cuatro meses después de la condena, el Tribunal de Impugnación bajó la calificación a “homicidio simple” y omitió el abuso de la fuerza en base un tecnicismo. Los jueces dijeron que la pregunta 5 había sido inducida a los jurados. La querella apeló y justificó que se había explicado a los jurados en un lenguaje claro y sencillo la hipótesis de abuso de las funciones. En abril de este año, el Tribunal Superior de Justicia, avaló al policía y bajó la calificación a “homicidio simple”.

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El día que lo mataron, Braian Hernández acababa de terminar la primaria. “Has demostrado ser muy capaz. Éxitos en la nueva etapa. ¡Felices vacaciones!”, le anotó el maestro en el boletín el 18 de diciembre. La madrugada del día siguiente esperó a que su mamá se durmiera para salir a la calle con los amigos. Eran 7 y le habían sacado la cupé Renault Fuego a uno de sus padres para dar unas vueltas por el barrio. Se cruzaron con un patrullero en la calle Casimiro Gómez, en el barrio Cuenca XV.

En el móvil iban el subinspector Claudio Salas y una oficial. Cuando vieron la cupé, pararon el auto en el medio de la calle y se bajaron. El conductor de la Fuego se asustó, los esquivó y siguió de largo. Salas dice haber visto como empuñaban un arma a través del vidrio polarizado de la ventanilla izquierda del auto y un fogonazo. Para protegerse, dijo, decidió disparar sobre la luneta trasera. Los tenía a 4 ó 5 metros. El plomo desarmó el vidrio y le dio a Braian en la cabeza.

Según Gustavo Lucero, uno de los abogados defensores,  “cuando Salas disparó, su intención no fue detener al vehículo. Estaba convencido de que habían herido a la mujer policía. Disparó en defensa de su vida y la de su compañera”. Germán Martín, fiscal de la causa, dijo que el fogonazo nunca existió: “Nadie había hablado de ese fogonazo hasta que lo mencionó Salas en su indagatoria”.

A 9 meses del asesinato consiguieron que condenaran a Salas a prisión perpetua pero en septiembre de 2014, el Tribunal Superior de Justicia de Neuquén le quitó los agravantes y bajó la pena a 15 años de prisión.

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Durante la reunión en la Comisión de DDHH del Congreso, el presidente Remo Carlotto se comprometió a que una comitiva viaje a Neuquén en agosto para reunirse con el Tribunal Superior de Justicia. En el encuentro en Buenos Aires estuvo presente Vanesa Orieta, la hermana de Luciano Arruga. “Damos una batalla solitaria, las cosas que logramos las conseguimos con mucho sacrificio y porque nos hicimos en la calle”, dijo. El diputado por el Movimiento Evita Leonardo Grosso propuso: “Tenemos que meter esto en la política, porque si la política no lo asume y la justicia no se hace cargo, este problema no se va a solucionar”.

 

Foto: Mariano Armagno / Infojus Noticias

[Nota publicada el 16/7/2015]