desalojoCosecha Roja.-

A los vecinos de Holmberg 2858 les temblaron las paredes y se le rompieron los vidrios: así se enteraron esta mañana de que una empresa había empezado a derrumbar la pared de la planta baja del edificio en donde funcionaba un centro barrial de jubilados. El terreno es propiedad del Gobierno de la Ciudad y la Policía Metropolitana custodió el operativo. Las nueve familias que habitan en los otros dos pisos se organizaron, les tiraron baldazos de agua y lograron detenerlos.

“¡No rompas!”, gritaban los vecinos, que viven allí hace 20 años. Tenían miedo de que, al sacar esa pared, se derrumbara el edificio. En la planta baja funcionaba un centro barrial que daba karate, boxeo, apoyo escolar y otras actividades. Fernando, uno de los hombres que se ocupaba del centro barrial, contó a Cosecha Roja: “Recibimos una carta del gobierno porteño y nos fuimos pero hoy aparecieron queriendo tirar abajo la pared con el argumento de que no querían que se vuelva a ocupar”.

El abogado de las familias, Carlos Gustavo López, dijo a Télam: “Hay una especie de capricho o de provocación que no entendemos. Esto debió arreglarse con una reunión con las familias que viven en el edificio. La gente acá quiere colaborar, pero necesitamos que el gobierno porteño respete el estado de derecho”.

La construcción queda en Coghlan, en una zona que se conoce como “ex-AU3”. Allí, durante la última dictadura, se expropiaron los terrenos para construir una autopista que nunca se hizo. Actualmente es parte de un proyecto del Ministerio de Desarrollo Urbano para construir “Barrio Parque” con el objetivo de “revitalizar el espacio”. Para llevarlo adelante, los funcionarios porteños fueron desocupando las propiedades. “Fue un desalojo hormiga, muy silencioso”, dijo a Cosecha Roja Eduardo Reese, Director del área de Derechos Económicos Sociales y Culturales del CELS. El macrismo fue vendiendo los terrenos para emprendimientos inmobiliarios y se construyeron viviendas de alto standard.

Algunas familias aceptaron un dinero del gobierno y se fueron por sus propios medios. Otras resisten. Los vecinos denuncian que la acción de esta mañana fue para debilitar la estructura del edificio y forzarlos a irse. Para Reese fue “una forma de amedrentamiento” para quienes todavía viven ahí. Según el arquitecto, la política urbana del gobierno porteño es elitista: “Expulsa a los pobres sin importar el método. A veces mediante mecanismos de mercado, otras a cambio de viviendas sociales de mala calidad y otras, directamente con violencia, como en el Hospital Borda”.

En el proyecto de ley que la creó en 2008, la Metropolitana se presentó como una policía de proximidad. Se esperaba una fuerza que tuviera capacidades de mediación y una forma de abordar los conflictos diferente a la Federal y la Bonaerense. Pero en la represión en el hospital Borda 32 médicos, pacientes y trabajadores resultaron heridos y un agente de la Metropolitana fue procesado. Luego de la toma del Parque Indoamericano en 2010 investigaron a 41 agentes por la muerte de dos personas. En el desalojo de la Sala Alberdi hubo fotógrafos y trabajadores de prensa heridos con balas de plomo y por el caso hay tres policías detenidos. Y en el desalojo del barrio Papa Francisco los agentes arrastraron de los pelos a un pibe y golpearon al diputado Horacio Pietragalla. La Metropolitana se convirtió “en la fuerza de choque del macrismo, es una policía de proximidad que se aproxima con palos”, dijo el periodista Ricardo Ragendorfer.